Por: Redacción

“La palabra es una herramienta muy fuerte con un poder trascendental”, sostuvo Miguel Felipe Cruz, estudiante de la Licenciatura en Medicina de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), quien ganó el 10° Concurso Latinoamericano de Oratoria “Gran Señorío de Xaltocan”, en la categoría Libertad.

El certamen –que tiene como propósito elevar la calidad de expresión de las nuevas generaciones para que desarrollen mejores herramientas en el debate y comunicación pública y privada– congregó a 35 oradores en habla española de México, Colombia y Perú, además de 11 concursantes en lenguas maternas americanas: maya, tének, náhuatl, totonaca y chinanteco.

El joven oriundo de una comunidad indígena, quien vivió sus primeros años en Tuxtepec, Oaxaca, junto al río de las mariposas, “un lugar de muchas tradiciones donde los niños cantan el Himno Nacional en su lengua madre”, compartió que sus inquietudes por el arte de hablar con elocuencia surgieron desde que era pequeño, al participar en los certámenes escolares de su localidad.

Pero su historia en la disciplina inició cuando asistía a la primaria e intervino en una competencia que perdió, después “en la secundaria mi maestra de literatura me impulsó a formar parte de un encuentro para representar a mi salón”.

Ese camino continuó en el bachillerato, en la universidad y aunque en sus primeras experiencias no obtuvo el triunfo, Felipe Cruz indicó que cada una de las actuaciones lo motivó a seguir adelante, particularmente su incursión en el Concurso de Oratoria Universitaria de la Unidad Azcapotzalco, en el que logró el segundo lugar.

De este modo el novel orador participó en la competición latinoamericana en la que los contendientes debían exponer el tema en su lengua materna y después realizar una traducción al español.

Inspirado en las vivencias de su comunidad y la historia de México, el estudiante de la UAM centró su discurso sobre la Resistencia y lucha de los indígenas, el cual le permitió pasar a la final del certamen.

“En la primera ronda hablé sobre las batallas que hemos tenido los grupos autóctonos y las colectividades de la región a lo largo del tiempo” y refirió que “es interesante señalar vejaciones que hemos sufrido, así como hablar de los principales movimientos de las poblaciones latinoamericanas y sobre todo de la extinción de las colectividades originarias”.

En tal sentido apuntó que en el país existen 68 pueblos indígenas hablantes de 63 lenguas maternas, cinco de las cuales están en peligro de desaparecer. “Por ello –dijo– debemos preservar y difundir su práctica, así como darles el respeto que merecen por antonomasia”.

Para alcanzar el primer lugar, en la segunda etapa del concurso –que consistió en improvisar un discurso alrededor de las Legislaciones sobre libertad de expresión de los pueblos originarios– ofreció una disertación sobre la facultad de los gobiernos para difundir las ideas y costumbres de esas comunidades y los espacios donde puedan expresarse con libertad, atendiendo el artículo 2º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

En su alocución sostuvo que “el país se constituye de sus grupos nativos como una nación rica en cultura, etnolingüística, grande y hermosa” y en la que además incluyó a manera de exordio un fragmento del poema Mi raza del escritor tuxtepecano Samuel Aguilera Vázquez.

El alumno de esta casa de estudios indicó que sus palabras abrevan de filósofos y pensadores como José Vasconcelos, Francisco Martín Moreno, Benito Pérez Galdós, Friedrich Nietzsche, Immanuel Kant, Albert Camus, Alejandro Dumas, entre muchos otros.

Sus inquietudes las ha enfocado a proyectos diversos como columnista en el diario oaxaqueño Los días de Juárez, colaborar con la asociación civil Jóvenes Oaxaqueños en la Ciudad de México y la gestión de una competencia regional de oratoria para jóvenes en Tuxtepec.

Felipe Cruz consideró significativo preservar las sociedades originarias y sus lenguas, ya que su presencia trasciende el tiempo y permite conocer qué había en México antes de la conquista y conminó a los jóvenes a difundir la cultura y tradiciones.

“Como ha dicho Miguel León Portilla, ‘las lenguas son atalayas para ver el mundo de distinta manera y si una de ellas muere, parte del mundo nombrable lo hará también’, por eso es tan importante mantenerlas, porque el sentido y esencia de sus palabras es diferente”, concluyó.