• El proyecto es de gran impacto en quienes sufren esta enfermedad que constituye un importante problema de salud pública.

Por: Redacción/

Natanael Germán Ramírez, alumno del Posgrado en Biología Experimental de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), se hizo acreedor al estímulo Antonio Ariza Cañadilla 2022-2024, que otorga bianualmente la Fundación Mexicana para la Salud Hepática A.C. y que consta de 25 mil dólares.

El trabajo El GDF11 como quimio y radiosensibilizador en carcinoma hepatocelular está enfocado en caracterizar el papel del factor de crecimiento y diferenciación 11 (GDF11, por sus siglas en inglés) como un agente que debilita las células del cáncer de hígado en asociación con quimio y radio terapias, lo que haría que las dosis de medicamentos o radiación bajen, sin perder efecto terapéutico, lo que llevaría a un mejor tratamiento, a menos secuelas en los pacientes y, por tanto, a mejorar su calidad de vida en el proceso.

El proyecto del estudiante de la Unidad Iztapalapa es de gran impacto en enfermos aquejados por este padecimiento que constituye un importante problema de salud pública, ya que ocupa el tercer lugar de muertes por cáncer y el octavo en incidencia en México, lo que es motivo de gran preocupación, al ser muy letal sobre todo en estadios avanzados.

Las causas que provocan la enfermedad son diversas, como las dietas altas en lípidos, en fructuosa, el exceso en el consumo de alcohol, infecciones por virus como el de la hepatitis B o C, entre otras que en México son relativamente comunes. La incidencia es más alta entre hombres, sin embargo, en las mujeres “también es preocupante.

El alumno de la UAM señaló que en el GDF11, se encuentra en forma natural en los seres humanos y su principal función se ubica en el desarrollo del embrión, aunque también se ha documentado que está relacionada con el envejecimiento; si bien esta proteína tiene otras funciones y casi no se produce en el hígado, en este grupo de investigación “hemos reportado que ejerce efectos contra células de cáncer de hígado, en el sentido de bajar su agresividad, es decir, que no las mata, pero ‘las tranquiliza’ o las hace menos agresivas”, precisó.

Con toda esta información “que ya conocemos”, se busca caracterizar qué posibles secuelas puede tener la molécula en predisponer a estas células por una agresión debida a una quimio o radioterapia. “De esta forma pretendemos que al paciente se le aplique menos estos tratamientos y tener el mismo resultado terapéutico contra el cáncer, lo que a su vez reduciría los efectos adversos que los tratamientos mencionados le provocan y, por lo tanto, le otorgaría una mejor calidad de vida”.

Lo anterior es relevante porque en el caso de cáncer de hígado la quimioterapia causa muy a menudo problemas secundarios como el vómito, la pérdida de cabello, llagas en la boca, ciertas ulceraciones en la piel y, en consecuencias graves, puede ocasionar deterioro a los oídos, daño neuronal e incluso, con el tiempo, inducir otros tipos de carcinoma.

Respecto de las etapas de desarrollo de este proyecto, Germán Ramírez explicó que la primera de ellas la llevó a cabo la Maestra en Biología Experimental Monserrat Gerardo Ramirez, una egresada del grupo, quien caracterizó por primera vez los efectos de GDF11 en reducir la agresividad de las células, es decir, que se dividan menos y hagan menos metástasis, mientras que la segunda fase consiste en esta caracterización de las secuelas de quimio y radiosensibilizadores.

El siguiente paso sería probarlo en animales para ver cómo actúa y después usar muestras de pacientes para ver si en ellos también puede funcionar, “para ello falta hacer otros estudios, pero vamos por buen camino”.

Para que este trabajo se convierta en una opción se requieren todavía diferentes fases y ver cómo funcionaría la molécula, “que es lo que estamos haciendo y después vendría una etapa preclínica (animales), comprobar la seguridad y si produce los resultados esperados se pasaría a la etapa clínica, en la cual se probaría en humanos. Si todo tiene éxito, esta investigación puede culminar en un nuevo medicamento, pero “falta un largo camino para llegar” a ese momento.

El estímulo otorgado por la Fundación Mexicana para la Salud Hepática se utilizará para la adquisición de reactivos y material de laboratorio, y específicamente para apoyar la indagación que está realizando, cuyas primeras conclusiones se esperan obtener en un periodo de seis meses a un año.

El alumno del posgrado señaló que las perspectivas para desarrollar nuevas terapias son positivas porque puede ser que el GDF11 se utilice como tratamiento, “pero también es posible que nos dé nueva información de cómo atacar a la célula tumoral y eso puede proporcionar a largo plazo la pauta para obtener nuevos procedimientos iguales o más eficaces que los actuales”.

Por último, destacó que en el Laboratorio de Medicina Experimental y Carcinogénesis los estudiantes del posgrado llevan a cabo investigación sobre diversos tipos de cáncer bajo la dirección del doctor Luis Enrique Gómez Quiroz y la doctora Verónica Souza Arroyo y añadió que la UAM es pionera, a nivel mundial, en el uso del GDF11 en la lucha contra el carcinoma hepático.