Por: César Hernández/

La memorable serie televisiva de “El Chavo del 8” es uno de los íconos más populares de la cultura mexicana, pues su comedia blanca con personajes infantiles personificados por adultos que vivían en una vecindad popular, ha pasado a la historia como símbolos representativos de la comedia nacional, hasta llegar a ser reconocidos en diversos países latinoamericanos junto a otros personajes del maestro Roberto Gómez Bolaños, “Chespirito”.

Y aunque muchos no sean fanáticos de la comedia que escribió Bolaños, indudablemente al escuchar los primeros acordes que daban inicio a la serie del niño pobre de la vecindad, familiarizamos todo y en nuestra mente comienzan a surgir esas imágenes de la vecindad en donde Don Ramón, el señor Barriga, Quico, Chilindrina, la “Bruja” del 71, entre otros personajes, daban rienda suelta a sus ocurrencias y problemáticas.

En primera instancia, aquellos acordes distorsionados y algo cómicos hacen referencia a la “Marcia alla turca” (Marcha Turca) Op. 113 n.º 4 de 1811 del célebre compositor alemán Ludwig Van Beethoven quien, a manera de pedido, realizó esta pieza para incorporarla al conjunto de composiciones de música incidental de la obra ” Die Ruinen von Athen” (Las ruinas de Atenas).

Pero realmente la obra que sonoriza el intro de aquel programa con el que muchas generaciones crecieron (y siguen creciendo) lleva por título “The Elephant Never Forgets” del músico francés Jean-Jaques Perrey-pionero del género electrónico y creador del ondioline (antecesor del sintetizador)- y formó parte de su disco Moog indigo (1970).

Y aunque gracias a uno de los proyectos más representativos en la carrera de “Chespirito” esta obra se popularizó, nunca recibió crédito alguno por aparecer en el intro a lo largo de los nueve años de su proyección. De hecho, en 2010, el representante legal del músico francés demandó a Gómez Bolaños junto con Televisa S.A de C.V, Univisión Communications Inc, Galavisión Inc., Xenon Pictures Inc. y Lionsgate Entertainment Inc para establecer una compensación económica por el uso del tema, más “Baroque Hoedown”, utilizada en el programa “El Chapulín Colorado” y “Country Rock Polka” que musicalizó el programa “Chespirito”.

Un año después de levantar la demanda, se llegó a un acuerdo y los involucrados pagaron una cifra considerable para redimir todos los años en que las canciones dieron vida a programas, series y películas.

Este y muchos casos más son una problemática que resurge a cada instante, pero realmente, nosotros cómo espectadores ¿qué tanta atención le ponemos aquellas obras musicales que sonorizan y ambientan nuestros programas favoritos?
Más allá de haber realizado un plagio siendo el “programa número uno de la televisión humorística”, es importante rescatar la gran genialidad que se esconde detrás de aquella música que nos evoca a nuestra infancia y que, desconocida, nos conmueve hasta las lágrimas y nos hacer ver uno que otro capítulo para recordarla.