Por: Jenifer N. Luna

El diamante loco que le dio vida a Pink Floyd sería derrotado por las sombras que lo amenazaban un 7 de julio de 2006, perdido entre la luna y los hoyos negros escondidos en sus pupilas. De manera oficial, lo que apagaría a un mártir atormentado por la esquizofrenia sería un cáncer de páncreas a pesar de la diabetes que padeció durante sus últimos ocho años de vida.

Roger Keith Barret nació un 6 de enero de 1946 en Cambridge, Reino Unido. A los quince años tocó fabricó su propio amplificador e inició su primera experiencia musical tocando en el grupo Geoff Mott and the Mottoes. La muerte de su padre, un año después de haber tocado su primera guitarra eléctrica, marcaría su personalidad.

Roger Waters y David Gilmour llegarían al inicio de sus estudios secundarios. Gilmour le enseñaría a tocar los primeros acordes de guitarra. Roger Waters lo invitaría a unirse al grupo The Abdabs que se transformaría debido al gusto por el rhythm and blues de Barret.

Fue así como propuso el nombre The Pink Floyd Sound como un homenaje a dos viejos músicos del blues, Pink Anderson y Floyd Council. Dentro de un estudio de grabación situado en el sótano de una casa, la banda realizó sus dos primeras canciones: Lucy leave y I’m a King Bee.

El talento de Syd Barrett era inigualable. A los 16 años compuso Effervescing Elephant e Interstellar Overdrive, comenzando con la fama de grupo “experimental” qué destacaría aPink Floyd a través de los años.

Su verdadero éxito vino en 1967 con el segundo single de la banda See Emily Play permitiendo la entrada de Pink Floyd a los famosos estudios Abby Road para grabar el primer LP The Piper at the Gates of Dawn. La lista de canciones, en su mayoría compuesta por Syd Barrett, contendría el comienzo del rock psicodélico británico, de las cuales destacan Astronomy Domine, Interstellar, Overdrive, The Gnome, Lucifer Sam, Flaming y Bike.

Para Syd nada parecía real. La fama se cernía sobre, al igual que la oscuridad que invadía su brillante mente. Su adicción al LSD y su desorden mental lo borraban del escenario. Barrett lanzaba la guitarra como granada, se quedaba quieto, desafinaba su guitarra, su voz tardaba mil millones de años luz en llegar a la Tierra.

Gilmour tuvo que entrar a rescatar a Pink Floyd del hoyo negro en el que su líder los había metido. El pánico invadió al gupo. Su mentor viajaba a otro planeta, sus composiciones eran asteroides perdidos en el cinturón, la gravedad que mantenía al grupo unido amenazaba con desaparecer.

David Gilmour explicaría su llegada al grupo de la siguiente forma:

“La idea era que yo tocara la guitarra y cantara en los discos mientras Syd campaba a sus anchas. Otro plan era que Syd se quedara en casa y escribiera canciones sin permitirle subir al escenario para que no arruinara el concierto cada noche. La historia cambiaba cada cinco minutos. En ese momento el grupo estaba muriéndose lentamente”

En enero de 1968 se decidió prescindir de Syd Barrett. No tocaría en los conciertos, no iría de gira, no estaría en el estudio de grabación. La canción Jugband Blues, sería la única canción compuesta por él incluida en el álbum del grupo A saucerful of Secrets.

Lejos del grupo que lo traería de vuelta a la Tierra, Syd Barret trabajó dos proyectos como solista. The Madcap Laughs, producido por David Gilmour y Roger Waters, sería tan bruto como el diamante que brillaba en el artista. La voz de Barrett y su guitarra eran lo único que sonó en las canciones. Barrett nacería en 1970, con arreglos que restaron magia a las composiciones y un éxito tan fugaz como la racionalidad en su mente.

En mayo de 1972 firmó un documento en el que negó cualquier vinculación o intereses financieros con los siguientes trabajos de Pink Floyd, pero los cuatro miembros del grupo no podían olvidar al diamante que los hizo brillar. Roger Waters escribiría más de una canción para agigantar la figura de Syd Barrett. Brain Damage y Eclipse fueron parte del exitoso disco The dark side of the moon. El álbum Wish you were here, fue un homenaje al compositor, la canción Shine on your crazy diamond, inspirada completamente en el viejo amigo y compañero de grupo que nunca se enteró de nada.

Así, un 5 de junio de 1975, Syd Barrett visitó Abbey Road, en el estudio tres, donde sus antiguos compañeros de grupo grababan el álbum Wish You Were Here. Calvo, gordo, y casi sin dientes, el fundador de Pink Floyd fue difícil de reconocer. La atmosfera alrededor de él era silenciosa, como el mismo universo, inmenso y misterioso, hasta que Roger Waters le preguntó acerca de Shine on your crazy diamond, “suena un tanto antigua” fue la respuesta de Barrett y el final del encuentro.

Volvió a Cambridge, al cuidado de su madre, encerrándose en su propio universo de cuadros abstractos, 25 guitarras de sus mejores tiempos, con los Beatles y The Rolling Stone de fondo para su triste final como un enfermo de esquizofrenia y cáncer que murió sin ser consciente de que un diamante loco como él había sido el fundador del grupo Pink Floyd.