Por: Meztli Islas Vázquez

A los 90 años, afirma, que sus sueños son pocos, que casi nunca sueña. Es uno de los más grandes actores mexicanos. Pero en su vida actoral le falta o le gustaría interpretar personajes de obras del teatro clásico, griego, pues.

Es Ignacio López Tarso, el primer actor, el intérprete de personajes memorables del cine nacional, como el filme El hombre de papel, antes de iniciar una presentación más de la obra Aeroplanos en el Teatro Independencia, habla en exclusiva para Mugs Noticias.

Atento, impecable, su hablar refleja su caballerosidad y cultura. Amable, nos llevó a sus memorias, a su vida actual, a su paso por el escenario de Bellas Artes, y a sus sueños, los sueños que, dice, a su edad, no son muchos, pero que gozará cada día, pues asegura que aún trabajará varios años más.

López Tarso llegó puntual al encuentro: 30 minutos antes de que iniciara la obra. Bajó de un coche blanco, limpísimo. Él pulcro y elegante. Serio.

Vestía una camisa blanca, pantalón gris y calcetines  del mismo color; llevaba zapatos negros, brillantes, una gabardina negra y en su cabeza una boina.

Caminó despacio hasta el interior del teatro, pasamos detrás del escenario. El pasillo hasta los camerinos apenas está iluminado.

La puerta abierta no dejó ver la estrella que hay en cada uno de los espacios destinados para los nombres de los actores.

Pero dentro, estaba la intimidad del actor, el único que ha interpretado en cine una de las narraciones de B. Traven de manera magistral: Macario.

El alumno del poeta y dramaturgo Xavier Villaurrutia, aprendió actuación con él en el Palacio de Bellas artes, donde se presentan las grandes estrellas.

Al igual que su maestro, López Tarso es un referente de la actuación.

Durante la charla aseguró: “no creo mucho en los sueños. No tengo sueños por cumplir, no muchos. No sueño mucho.”

Pero, el actor de cine, teatro y televisión, ganador de más de diez premios internacionales, entre ellos uno otorgado por la Association of Latin Entertainment Critics, con sede en Nueva York, y dos veces premiado con el Ariel por la crítica nacional, afirmó que para soñar aún “falta todo lo que me resta de vida… que ya no ha de ser mucho ¿verdad?”.

Sentado, en una de las sillas del camerino, de costado a un largo espejo rodeado de focos que iluminan el rostro de los actores durante el maquillaje, antes de salir a escena. Desliza: “cuando llegas a los noventa años, cada vez es menos el tiempo que tienes por delante dada la norma de vida actual”.

Una vez más, reflexiona lo dicho y rememora que el tiempo de vida en el país “ha avanzado mucho. Cuando yo nací, en esa época 1925, el término de vida era muy corto en realidad. Ha ido aumentando la posibilidad de vivir más. Ahora hay más viejos que antes.”

“Antes llegar a los noventa años era raro, difícil. Ahora si te cuidas un poco puedes llegar, pero no tienes mucho tiempo por delante. “

“Sin embargo, yo pienso que todavía si sigo así como estoy, lúcido, con buena memoria y buena salud, puedo seguir trabajando algunos años más. Faltan muchas cosas por hacer”.

Amante del teatro griego y los clásicos como Eurípides, así como del teatro español con Lope de Vega, afirmó: “de los autores, de los dramaturgos que me gustan, que me gustan más los clásicos que los modernos. De esos, me falta mucho por hacer”.

Recalca con emoción que el teatro griego es de sus preferidos porque “es un teatro que es el inicio de nuestra cultura”

Afirmó que necesita más obras de los escritores clásicos debido a que apenas ha podido pisar el escenario con ese tipo de teatro, el griego, con cuatro personajes; “cuatro grandes personajes: El Perseo, El Hipólito, Edipo de Sófocles, la Orestiada, mi personaje era Agamenón en la Orestiada eso es de Esquilo, el Hipólito de Eurípides y faltan muchas”.

Lamenta que la tendencia mercadológica no vaya acorde a lo que él considera las mejores corrientes teatrales ya que “hay muchas obras griegas pero desgraciadamente no hay empresarios que se atrevan con ese tipo de teatro.

“Se dice que el teatro clásico no interesa, que el teatro clásico es aburrido… ¡Mentira!”

“Yo llegué a mis primeras cien representaciones de una obra de teatro con Edipo Rey de Sófocles. La primera vez en mi carrera de actor que llegué a las cien representaciones continuas”.

“Los empresarios le tiran más a las obras que consideran seguras en taquilla como Aeroplanos, como El Cartero, como Doce hombres en pugna,  obras en las que he participado y que los empresarios consideran casi seguras en taquilla”.

Respira profundo antes de continuar, su rostro se endurece y ferviente agregó: “Nadie puede asegurar que una obra será de éxito pero pues sí es más fácil que el público actual acuda a este tipo de obras que a ver obras de Lope de Vega y Calderón de la Barca, dos autores del Siglo de Oro Español. Son grandes dramaturgos pero no son conocidos”.

“Hay quienes se asustan con este tipo de teatro y el público cree que se va a aburrir, que son obras muy complicadas, que no se les entiende bien ¡Mentira, mentira!”

“Hay obras divertidísimas del teatro clásico y obras que te enseñan mucho del idioma, del comportamiento humano, de las relaciones entre los seres humanos”.

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“En fin, muchas cosas interesantes y muy bellas y son historias bellamente contadas. Hace mucho interpreté a un personaje del gran autor inglés Shakespeare, que es uno de los grandes dramaturgos. Es más moderno que los clásicos griegos, es más cercano a la época de los clásicos españoles”.

“De Shakespeare hice, en la Universidad Nacional Autónoma de México, hace tres o cuatro años, La Tempestad de Shakespeare y El Rey Lear”.

“De modo que aún falta mucho por hacer, espero”.

Segunda parte: http://wp.me/P6PvM4-5HH

Tercera Parte: http://wp.me/P6PvM4-5KQ