Lee nuestro reportaje completo en los siguientes links.

Textos e imágenes por: Roberto Barco Celis

Vivir, aunque fuera por un rato, en los intestinos de los talleres de mantenimiento y reparación del Metro parecía una experiencia agradable, donde la tecnología y el trabajo arduo sería la constante, sin embargo, la realidad fue otra: pasto crecido, materiales destruidos por su estancia a la intemperie, decenas de vagones abandonados, saqueados, carentes de piezas durante muchos meses, personal sin herramientas ni refacciones.

Leer la primera parte: http://wp.me/P6PvM4-1dz

Leer la segunda parte: http://wp.me/P6PvM4-1eh

Leer la tercera parte: http://wp.me/P6PvM4-1lS

Fotografía: Roberto Barco Celis

Fotografía: Roberto Barco Celis

Fotografía: @CongresoTams

Fotografía: @CongresoTams

Fotografía: Roberto Barco Celis

Fotografía: Roberto Barco Celis

Fotografía: Roberto Barco Celis

Fotografía: Roberto Barco Celis

Fotografía: Roberto Barco Celis

Fotografía: Roberto Barco Celis

Fotografía: Roberto Barco Celis

Fotografía: Roberto Barco Celis

Fotografía: Roberto Barco Celis

Fotografía: Roberto Barco Celis

Fotografía: Roberto Barco Celis

Fotografía: Roberto Barco Celis

Fotografía: Roberto Barco Celis

Fotografía: Roberto Barco Celis

Fotografía: Roberto Barco Celis

Fotografía: Roberto Barco Celis

Fotografía: Roberto Barco Celis

Fotografía: Roberto Barco Celis

Fotografía: Roberto Barco Celis

Fotografía: Roberto Barco Celis

Fotografía: Roberto Barco Celis

Fotografía: Roberto Barco Celis

Fotografía: Roberto Barco Celis

Fotografía: Roberto Barco Celis

Fotografía: Roberto Barco Celis

Fotografía: Roberto Barco Celis

Fotografía: Roberto Barco

Fotografía: Roberto Barco