Por: José Manuel Mota Fernández

Bien sabido es que anoche, la Selección Mexicana de Futbol fue humillada por la Selección de Chile, por un abultado marcador de siete goles a cero. A pesar de que todo el equipo colaboró para que esto sucediera, existe un principal culpable, ese que dejó entrar todos y cada uno de los goles y que tuvo complacencias aunque sean mínimas en las anotaciones, su nombre es, Francisco Guillermo Ochoa.

La primera anotación del equipo chileno, involucró totalmente al cancerbero mexicano, luego del tiro de Marcelo Díaz desde afuera del área, al cual Ochoa llegó a tiempo y con la colocación del cuerpo correcta, algo extraño sucedió, en lugar de desviar el balón hacia el tiro de esquina como se enseña en los entrenamientos, ‘PacoMemo’ no movió la  muñeca ligeramente hacia atrás para darle salida al balón, esto provocó que la bola quedará prácticamente muerta ante Edson Puch, quien solo empujó el balón al fondo de las redes.

En la que fue la primera anotación de Eduardo Vrgas, el portero mexicano también tuvo cierta culpa, una vez que estuvo frente al chileno, olvidó dos puntos importantísimos para los porteros, los cuales son, “No te voltees y no cierres los ojos”, Ochoa hizo ambas, cuando el balón lo superó, solamente medio estiró el pie izquierdo para intental lavar su error, ya era muy tarde.

Cuando el marcador señalaba la victoria de los chilenos tres goles a cero, llegó otra complacencia por parte del portero. La jugada fue un mano a mano en contra de Vargas, que posteriormente se definió con un tiro raso, la complicidad que tuvo ‘Memo’ fue dudar en la salida, esto provocó que cuando estuviera frente al anotador, no pudiera plantarse y posteriormente hacer la reacción, a todo esto, respondió quedándose parado y procedió a una de las más bajas excusas del mundo de la portería, culpó a sus defensores por el gol.

Pero, el acabose para Ochoa y lo que comprobó que no estaba listo para jugar este partido, fue el sexto gol de Chile, ese donde quedó claro, que PacoMemo, ya se había rendido. Ochoa salió tarde, achicó mal, se venció y luego de todo eso, se levantó y caminó hacia el centro de su portería, sin ánimos de detener el balón, a sabiendas de que un jugador chileno estaba a punto de marcar el sexto. Cuando Vargas tiró, el guardameta mexicano, hizo como que corría para hacer más decorosa su mala actuación, el portero del Málaga, ya estaba fuera del partido.

Para el séptimo gol, otra salida tardía le cobró factura, un portero ya desganado, abandonó su área chica ante la llegada de Edson Puch e intentó detener el tiro con una especie de barrida que realizo un segundo antes, tiempo suficiente para que el atacante de ‘La Roja’, lo bombeara.

La molestia con Ochoa, no es solo por el partido que brindó el día de ayer, si no, por los aires de grandeza que él solo se echa, grandeza que nos ha dejado muy en claro que no posee. Cuando lo enfocan en la televisión, en su rostro se aprecia perfectamente esta situación, da a entender por las facciones que tiene, que gracias a él se va a ganar el partido y que nos hace un favor a los mexicanos por estar en la portería.

Las más recientes actuaciones que ha tenido, han manchado totalmente su aparición en el Mundial de Brasil, donde tuvo actuaciones importantes, principalmente en el cabezazo de Neymar que sacó en la raya. Las demás jugadas, aunque suene pesado, fueron jugadas de suerte, la cara de este portero, se llevó más de cinco golpes, producto de las reacciones tardías de Ochoa, pero como dicen: “Portero sin suerte, no es portero”.

Está bien que haya militado en el Ajaccio (que descendió) y que ahora esté en el Málaga de España, equipo en el cual no hubiera tenido actividad, de no haber sido por la lesión que presentó Kameni en el hombro derecho y que lo dejó fuera de la portería por un tiempo, para darle entrada un breve número de juegos al mexicano. ‘Paquito’ necesita bajarse de ese ladrillo al que se subió y que lo está mareando, que lo está haciendo insoportable y, sobre todo, que lo está volviendo en un egoista, que no se preocupa por sus equipos, para él no existe nadie, ni nada más.

Ayer demostró que no está en su mejor momento para defender los colores de su país, demostró que los dos porteros que dejaron en la banca, hubieran hecho un mejor papel, demostró que la falta de minutos en el Málaga, afectan directamente a su desempeño en otras competencias, ayer demostró que la portería de la Selección Mexicana de Futbol, le queda grande, muy grande.