Por: Carolina Carrasco y José Manuel Mota Fernández

El 28 de febrero de 2009, cuando Juan Manuel Márquez venció por primera vez al estadounidense  Juan El Torito Díaz, en el Toyota Center, Houston, Texas, nació la pasión de uno de los deportistas que se convertiría en uno de los medallistas de México en las olimpiadas de Río de Janeiro: Misael Rodríguez.

El pugilista —convertido en marino— compartió con los lectores de Mugs Noticias, su historia, sus anhelos, su vida en profesiones que requieren de amor, entrega, de sacrificios y pasión, para triunfar.

La familia de Misael era fanática del boxeo. Todos los fines de semana se reunían para ver las funciones por televisión. El día que peleó Marquez contra El Torito, Misael tenía 15 años, y ese día decidió convertirse en púgil.

Hoy, Misael forma parte de la Secretaría de Marina Armada de México (Semar) y es uno de los cinco los deportistas mexicanos que obtuvieron una medalla en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, otorgándole al país una presea en box que no había sido posible desde Sidney 2000.

La presión en los olímpicos, cuenta,  era demasiada para muchos de sus compañeros de la Selección Mexicana de Boxeo, pero a él no le llegaba porque al ser el novato en el equipo, con apenas 2 años perteneciendo a la selección, la gente no esperaba nada de él: “De hecho con ir a unos juegos Olímpicos para mí era un triunfo, entonces eso me mantenía tranquilo,  y solamente concentrado y con ganas de sorprender a todo mundo.”

Y sin duda, lo hizo: aseguró una medalla tras vencer al egipcio Hosam Abdin por 3-0 en la ronda de cuartos de final, con un pleito cerrado, que se convertiría para Misael en una de las peleas más importantes de su vida, y no nada más porque con ese triunfo entraba a pelear por una medalla, sino porque el que fue su contrincante es uno de los mejores boxeadores del mundo

  • Vencí a un rival muy fuerte, era el abanderado de Egipto. Tuve mucha confianza; sabía que podía lograrlo, después del golpe de suerte que hizo que mi rival saliera dopado, entonces yo pensé ‘Esta pelea la voy a ganar, porque la voy a  ganar’ , y pues tenía muchas ganas de hacerme inmortal.

Misael no era ajeno a competencias internacionales; en sus primeros 6 meses en la Selección Mexicana de Boxeo participó en Juegos Centroamericanos y Panamericanos que dejaron en él mucha experiencia, la que le ayudó a llegar a los Olímpicos, a pesar de todo.

  • ¿Te sorprendió haber sido el único mexicano que ganó una medalla en boxeo?
  • La verdad que sí, de hecho, antes de subir al Ring mi compañero Joselito (Velázquez)  es al que admiraba siempre de la selección, desde que llegué ahí, y al momento que él perdió yo dije “¡Nombre! Entonces que nos espera a nosotros”

Ganar una medalla olímpica de box, a 16 años de que el también chihuahuense Christian Bejarano la obtuviera en los olímpicos de Sydney 2000, hizo sentir a Misael una alegría que no puede describir, y ese antecedente de la capacidad mexicana para destacar en combate era una motivación para el joven deportista; saber que otro chihuahuense lo había logrado antes que él, era un aliciente enorme:

“Yo me siento muy orgulloso de mi tierra, de mi Parral, Chihuahua, y quería devolverle esa alegría, ese orgullo a los chihuahuenses  y gracias a dios que lo logré; como te digo, en esos momentos era el más feliz de todo el mundo”

Profesionalismo vs Deporte Olímpico

Pese a todas las ventajas que posiblemente el boxeo profesional pudiera ofrecerle a Misael Rodríguez, él ha decidido quedarse otro ciclo olímpico por el tema de hacer historia: yo sé que ya hay un boxeador que ganó medalla en juegos olímpicos y fue campeón del mundo, pero no he escuchado de ninguno que tenga dos medallas olímpicas”.

Sobre que haya profesionales en el Boxeo Olímpico, él lo ve un poco mal por la diferencia de técnicas que hay entre ambas modalidades, principalmente en el tema de fuerzas, pues los profesionales, explica, tienen más impacto al conectar un golpe, y si se quedan estáticos, recibirlo puede perjudicar, pero considera que en un combate olímpico, los boxeadores olímpicos salen ganando contra los profesionales:

“Ellos tienen más fuerza y tienen más experiencia, pero no tienen la velocidad ni la condición que tenemos nosotros; su ritmo de combate es semi- lento y el de nosotros son tres rounds, entonces es a toda máquina… yo pienso que ellos salen perdiendo”.

Considera, además, que estar en la Selección es un como un “trampolín” para brincar a profesional; si tienes una medalla olímpica se llega muy cotizado al nivel profesional, y si los profesionales están en estas exhibiciones, no van a dejar que buenos prospectos luzcan.

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La vida militar en el boxeo

El dos de septiembre pasado, la Secretaría de Marina anunció por medio de su Twitter que el medallista olímpico Misael Rodríguez se integraba a sus filas. Llega a la institución con el cargo de marinero, y para él, la vida militar ha resultado agradable. Se siente orgulloso de portar el uniforme naval, de pertenecer a la institución, y dice es como un sueño cumplido.

La milicia y el deporte no se contraponen, todo lo contrario: se complementan. En ambos debe haber disciplina, pasión por lo que se hace, e incluso, en los dos se arriesga la vida.

“He conocido a los de Fuerzas Especiales y al igual que ellos pues tú sabes que al subir a un ring se arriesga la vida, y ellos lo hacen también en su trabajo, entonces al convivir con ellos, al conocerlos, al compartir experiencias, pues me motiva muchísimo, y me hace representar con más orgullo los colores de mi bandera”.

Representar a México, y a la Secretaría de Marina por igual es un alago doble para él, y hacerlo, dice, le otorga el doble de orgullo, “y en caso de que sea en profesional o en el amateur pues voy a seguir el doble, porque ahora tengo doble responsabilidad”.

Su mamá, su mayor apoyo

Estar en la Marina, y haber conseguido una medalla, le ha abierto la posibilidad de estudiar una carrera; tiempo atrás, cuenta, intentó entrar a estudiar Ingeniería Civil en la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACH), pero no quedó. Ahora, cuenta con una beca en la Anáhuac, y asegura que sí quiere tener una carrera, está interesado en mercadotecnia, para poder administrar su imagen mucho mejor.

Además, con todo lo que le ha pasado, le gustaría ayudar a los jóvenes y niños que vienen tras él en el deporte.

Sus logros, sin dudarlo, los dedica a su madre, pues ha sido una parte fundamental en su vida; ha sido su principal apoyo desde chico, y su más grande motor para seguir adelante. Sonriendo, cuenta cómo su mamá le decía que no quería que le pegaran.

“Decía que pues son golpes, al final de cuentas a ninguna madre le ha de gustar ver a su hijo pelearse, pero me dijo ‘si vas a entrar ahí debes ser el mejor, te voy a apoyar pero no quiero que te peguen”.

Misael Rodríguez ha pasado, sin dudarlo, a ser una parte importante de la historia en el boxeo mexicano. De no haber sido boxeador, o marino, quizá hubiera sido ganadero en el rancho que él y su familia tienen en Parral, Chihuahua, su ciudad natal, y de haber sido así, México quizá se hubiera perdido la oportunidad de tener a uno de los tres mejores boxeadores amateur del mundo.

Hombre de manos largas, ha pasado la mayor parte de la entrevista con los dedos entrelazados, parece nervioso en el salón de trofeos que se localiza en el Centro Superior de Estudios Navales (Cesnav). Su sonrisa es una manera de decir que se debe confiar en él, en los jóvenes, en los marinos, que en ocasiones, durante la charla, le palmean el hombro o lo saludan en señal de apoyo.