Por Roberto Barco Celis

Primera Entrega 

Óscar el Conejo Pérez un referente de los arqueros mexicanos que siempre ha hecho lo que le gusta, nos cuenta en entrevista con Mugs Noticias, su vida y sus anhelos. El guardameta del Pachuca está una vez más en una final bajo los palos del equipo con la mejor defensa de este torneo.

Existen varias reglas no escritas dentro de las cascaritas que jugábamos de niños. Tres de ellas tienen que ver con la portería; la primera: es que el gordito siempre se pone de portero.

La segunda: los que saben jugar menos se quedan a defender la portería y la tercera: si hay un penal en contra, quitan al gordito y se pone el que mejor juega.

Para Óscar Pérez Rojas ninguna de las tres reglas aplicaba, pues él siempre pedía ser el portero, sin sacrificios y no porque no supiera jugar bien al futbol, al contrario, para el tres veces mundialista, mantener su arco sin anotaciones es lo que le apasiona pues nunca le ha gustado perder y es el último soldado de un equipo, el que defiende la portería. Lo que mejor sabe hacer desde niño.

De pequeño Óscar llegó a practicar basquetbol, béisbol, o cualquier otra actividad deportiva que implicara estar en la calle jugando. Pero ninguna de ellas le apasionó tanto como el fútbol. Desde chavo encontró en el balompié una forma de hacer bien las cosas, de destacar, de sobresalir y dar de qué hablar a su gente, allá en el Barrio de San Andrés Tetepilco, en Iztapalapa.

Ser portero siempre le encantó. Le ilusionaba porque los arqueros siempre visten de diferente color, con guantes, todo era distinto a los jugadores de cancha y es el único puede agarrarlo con las manos mientras esté viva la jugada.

Entonces, desde muy chavito supo que defender el zaguán de la casa, la cortina del local del vecino, era fundamental para ganar.

Donde quiera, él era el portero, para todo él era el portero y desde entonces supo que siempre se dedicaría en cuerpo y alma a defender su meta.

De salto en salto

Sus inicios fueron en el Atlante, equipo con el que estuvo alrededor de cinco años, sin siquiera pensar en el primer equipo. De ahí, brincó al Necaxa y al Toluca donde lo rechazaron, “hasta que un salto de suerte me llevó a Cruz Azul, equipo con el estoy muy agradecido, y aún en el Pachuca, cada que visito el Estadio Azul, agradezco a la afición que me reciban como uno de los últimos héroes de la nación celeste”.

Todos los cambios de equipo, hasta llegar a la primera oportunidad fueron muy difíciles, “me costó mucho trabajo. Antes eran muy pocas las posibilidades o las oportunidades para poder destacar en primera división”.

Muestra de lo complicado que fue tener esa primera oportunidad, señala el arquero, es que de esa generación en Cruz Azul nada más se quedaron Marco Garcés, que hoy es director deportivo en Pachuca, Juan Francisco Palencia y él.

“No, no fue fácil, fue muy complicado, en 1993 había mucha gente madura, mucha gente que tenía un gran nivel y los entrenadores, la verdad, no daban la oportunidad a los jóvenes, como hoy en día que ha cambiado todo”.

El primer salto profesional de “El Conejo”

Para su estatura, 1.72 centímetros, sus talento y virtudes se centraron en sus reflejos, su elasticidad y sobre todo en el “resorte” de sus piernas al saltar, pues con facilidad de un brinco alcanzaba el travesaño de la portería y en tierra podía incorporarse y arrebatar goles de los pies de sus rivales. Por eso el mote de “El Conejo”.

La posición de portero es muy complicada, muy difícil, tiene que haber un especialista ahí.

Y pocas veces sale un portero de cambio, pocas veces el guardameta se puede lesionar, pocas veces llegan jugadores de fuerzas básicas a ser portero, porque es diferente a todos los demás, hay que perfeccionar muchas cosas, así lo creía Óscar Pérez. Y así estuvo esperanzado, obviamente sin desear el mal a nadie, mucho menos una lesión, pero ahí es donde se aprovecha la oportunidad que se presenta, porque entonces el novato puede entrar a mostrarse.

Es así de circunstancial, una expulsión o simple y sencillamente que un técnico le pueda dar la confianza para estar.

21 de Agosto de 1993, Estadio Azteca, Cruz Azul recibe al Atlas.

“Cambio del equipo Cruz Azul, sale el portero Alberto Guadarrama número 20. Entra Óscar Pérez con el número 12”, dijo Melquiades Sánchez, La Voz del Azteca, el día grande, el que El Conejo debutó.

Sí, fue muy desafortunada la situación que le pasó ese sábado a Alberto Guadarrama, pero ahí estaba, tuve que entrar, en el majestuoso Estadio Azteca, contra el Atlas, un cero–cero”.

Y llegó el salto de El Conejo a la primera división. El “Profe” Meza le gritó ‘vas para adentro, dale con todo’, y se acercó Carlos Hermosillo le dijo que lo apoyaba, que hiciera lo que se hacer, que no hiciera más y ya. El resto de sus compañeros le dieron confianza.

Y nunca la perdió.

Campeón

07 de Diciembre de 1997, Estadio Nou Camp.

“Después de una gran campaña, Cruz Azul es campeón del futbol mexicano”, Francisco Javier González.

Fue mucho batallar… Tuvieron que pasar cuatro o cinco años para que pudiera ser el primer portero nuevamente, y justo en el Torneo de Invierno de 1997, llegó la recompensa a tanto esfuerzo, su primer y único campeonato de liga.

Ese torneo el “Profe” Tena llegó a Cruz Azul a modificar el estilo de juego, la actitud y luchar contra la historia. Entre tanto a Óscar  lo turnaban en la portería con Nicolás Navarro en el torneo, además de que Jorge Campos llegó del Galaxy de los Ángeles, de la MLS. Pero a pesar de esas grandes figuras de la portería, Luis Fernando Tena le dieron la oportunidad de jugar la liguilla y la sorpresa fue un golpe para todos, incluido al Conejo, ya que esa liguilla la jugaron muy bien todos y pudieron ser campeones después de 17 años. Fue un sueño cumplido para Óscar, para el club y sobre todo para la fiel afición celeste.

Pérez lo logró, porque años atrás se había jugado una final contra Necaxa, que les ganó mientras él se encontraba en la banca, sufriendo por no poder ayudar a su equipo, pero ese 07 de diciembre de 1997 él fue parte de los últimos héroes celestes. 

Copa Toyota Libertadores de América 2001

28 de Junio de 2001 Boca Juniors vs Cruz Azul

¡Pinheiro, Pineherooooooo! ¡Bocaaaaaaaa, campeoooooooón de Américaaaaa!.

En 2001 la Copa Libertadores fue especial, era la sexta ocasión que un equipo mexicano participaba en ella, el turno fue de Cruz Azul, un sueño más para Óscar Pérez.

Toda la gente, se volcó con el Cruz Azul, sentía como si estuviera jugando la selección. Para el Conejo ver lleno el Estadio Azteca durante toda la eliminatoria de cuartos y de semifinal, “fue increíble porque toda la gente estaba a la expectativa de lo que hacía Cruz Azul.

“Fue una Libertadores, donde tocó enfrentar equipos bastantes complicados, estamos hablando de River Plate, estamos hablando de Rosario Central, dos equipos tenían figuras importantes, que iban a trascender, gente muy capaz.

“Al último enfrentamos a Boca Juniors, que también era un equipo muy importante de Argentina y tenía nombres de gran calidad. Sabía que Cruz Azul contaba con un gran equipo que peleó de tú a tú a cualquiera, y pudimos llegar a la final, pero que no pudimos terminar siendo campeones.

“Sin embargo, fue algo especial, porque Boca tenía varios partidos sin conocer la derrota en la Bombonera” en Argentina. Pero Óscar y el Cruz Azul llegaron y les ganaron 1-0. Aunque la derrota en el Azteca una semana antes, fue un punto importante, porque tenían la obligación de ir a buscar el partido, si querían ganar, si querían hacer algo importante. Lo lograron, pudieron ganar, pero pues en los penales terminaron con el sueño que comenzó en la Pre-Libertadores el 20 de septiembre del 2000.

Perder la Libertadores le dolió a Óscar, pero asumió la derrota como un líder y consoló a sus compañeros, tomó su medalla de subcampeón y se colocó en medio del podio, recibiendo junto al equipo, el aplauso respetuoso de una de las “hinchadas” más radicales de América, la del Boca Juniors.

Al tú por tú contra los “Galácticos”

13 de agosto de 2001 Cruz Azul vs Real Madrid

“El mismo Figo para cobraaar, fintaaaa y el Conejo Pérez que se agiganta en dos ocasiones para evitar la anotación de los Merengues”, comentarista del programa Acción. 

Después del gran torneo que Cruz Azul tuvo en la Libertadores, los ojos del mundo voltearon a ver a los jugadores celestes. Más de uno fue pretendido en el extranjero, se escuchaban rumores de la salida de varios de ellos hacia Europa, pero nada era concreto.

De pronto, surgió una nueva oportunidad de brillar, la invitación al torneo “Teresa Herrera”, donde se mediría en contra del equipo más poderoso y caro de la época: El Real Madrid de los “Galácticos”.

“Mira, primeramente siempre es bien bonito ir a jugar esos torneos, si bien es cierto no ven mucho futbol de acá, creo que hoy ya se ve más que antes. Hoy, ya con todos los mexicanos que están allá, también ya voltean mucho al futbol mexicano, pero antes no lo hacían.

“Para mí fue un partido de motivación, para mí fue un partido, como para ver, yo de que estoy hecho, como para ver si puedo competir contra esas figuras, osea, para mí fue un reto, eso.

“En el partido creo que cumplí, anduve bien y luego obviamente se para enfrente uno que es catalogado, como uno de los mejores futbolistas del mundo. Pues obvio también fue un buen reto para mí, el buscar atajar un penal, sí por su puesto, como siempre lo he hecho. No quiere decir que porque era él ya lo paré ¿Verdad?, siempre lo trato de hacer, pero bueno, ahí, ahí corrí con suerte, tuve la fortuna de adivinar y de atajar lo penales.

“Yo creo que en los penales pues va más por ahí, yo no me considero un gran atajador de penales. De mi parte pongo la experiencia y trato, pero a veces no se me da, y ahí tuve la suerte de atajarle, entonces para mí fue algo muy importante, fue el trascender, fue el ir y jugar contra esas grandes figuras y ver que puedo competir contra cualquiera”.

Ese 13 de agosto de 2001 los azules y Oscar Pérez, nuevamente lograron una comunión con toda la afición mexicana, ya que pocas veces se veía a un club nacional, enfrentarse al tú por tú con equipos europeos, por ello el juego contra los Galácticos, fue un parte aguas para que los del viejo continente voltearan otra vez a México.

Después de una final espectacular contra Boca Juniors y un memorable juego en contra de los merengues, los rumores sobre un posible traspaso del Conejo a Europa empezaron a rondar las redacciones de los diarios en México, pero nunca se concretó nada.

“Nunca hubo algún acercamiento del extranjero, por ahí hablaban, se especulaba, pero nunca hubo nada en concreto”.

Mañana la segunda parte…