Por: Erik Pérez

A penas 11 meses atrás la noticia de que la selección de boxeadores mexicanos que participaría en Rio 2016, se encontraba buscando recursos de cualquier forma para poder realizar su sueño olímpico. Desde fabricar pulseras y gorros con materiales caseros, hasta subir en el transporte público de la Ciudad de México para pedir apoyo. Hoy ese esfuerzo y largas jornadas de solicitudes han rendido frutos con la primera medalla para México.

Misael ‘Chino’ Rodríguez aseguró la primera medalla en 16 años para el boxeo amateur en nuestro país. Ante un rival que se encontraba rankeado entre los mejores tres del mundo y con la desventaja en estatura, Misael logró lo que México buscó por más de tres lustros hasta conseguirlo.

Lo que comenzó como un camino áspero y rudo, gracias a las odiseas que los boxeadores tuvieron que pasar, terminó como un sueño dorado. Donde Rodríguez no solo ganó su pelea, sino que dominó por completo a su rival y aún con la desventaja de tener dos fallas arbitrales de por medio en su pelea.

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Cabe recordar que este duro trote de llegada comenzó cuando la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE) y la Federación Mexicana de Boxeo se vieron involucradas en una batalla administrativa por la relación económica entre ambas instituciones, lo que obligó a la Federación a no presentar presupuesto suficiente para financiar el deporte.

Fue entonces cuando la misma instancia obligó a los deportistas a encontrar los recursos necesarios para asistir al Mundial de Catar, donde se encontraron posiciones y boletos para completar el equipo de seis pugilistas. Ahí fue donde Misael comenzó su mágica historia olímpica donde encontró el dinero para viajar y sobresalir.

Inspirado en su paisano Christian Bejarano Benítez, quien lo logró en Sydney 2000 con un bronce. Pero el sueño del juvenil no finaliza en este bronce, pues su mentalidad es la cima total, el oro está en su visión central y no descansará hasta dar lo último de su ser con tal de colgarse la presea. Hoy esa fuerza de voluntad dio pie a la primer gran felicidad del país en estos Juego Olímpicos, la primer medalla mexicana.