Por Vicente Flores 

El jazz, como género musical, nace a finales del siglo XIX con raíces en las comunidades negras de Estados Unidos. Una mezcla de instrumentos donde el lenguaje musical es para improvisarse: melodías repetidas y el sonido como un mero reflejo del creador.

Sin embargo, en las páginas de Rayuela, obra cumbre del escritor argentino Julio Cortazar, se encuentra una fuerte influencia de este género: hay sonido en las páginas, hay retratos de sonoros de los personajes que se explican mejor desde el jazz.

“El jazz me enseñó cierto swing que está en mi estilo e intento escribir en mis cuentos, un poco como el músico de jazz enfrenta un take. Con la misma espontaneidad e improvisación” decía el autor sobre su obra.

“Envuelto en humo Ronald largaba disco tras disco casi sin molestarse en
averiguar las preferencias ajenas, y de cuando en cuando Babs se levantaba del suelo y se ponía también a hurgar en las pilas de viejos discos de 78, elegía cinco o seis y los dejaba sobre la mesa al alcance de Ronald que se echaba hacia adelante y acariciaba a Babs que se retorcía riendo y se sentaba en sus rodillas, apenas un momento porque Ronald quería estar tranquilo para escuchar Don’t play me cheap.
Satchmo cantaba” Capitulo 13 de Rayuela-

 

-Se está bien aquí. Hace calor, está oscuro.
-Bix, que loco formidable. Poné Jazz me Blues, viejo.
-La influencia de la técnica en el arte -dijo Ronald metiendo las manos en una pila de discos, mirando vagamente las etiquetas-. Estos tipos de antes del long play tenían menos de tres minutos para tocar. Ahora te viene un pajarraco como Stan Getz y se te planta venticinco minutos delante del micrófono, puede soltarse a gusto, dar lo mejor que tiene. El pobre Bix se tenía que arreglar con un coro y gracias, apenas entraban en calor zás, se acabó. Lo que habria rabiado cuando grababan discos. Capitulo 10

https://www.youtube.com/watch?v=-s8W3f03hNk