Por: César Dorado/

Siendo uno de los artistas más representativos del movimiento surrealista pictórico, Salvador Dalí se caracterizó por realizar obras estrafalarias compuestas bajo una excelente composición técnica e imaginarias, ya que capturaba elementos de la realidad y los unía a una introspección plástica imaginaria que, tras su gran lucidez y popularidad, lo llevaron a afirmar “El surrealismo soy yo”.

Nacido en Figueres dentro de una familia burguesa conformada por Salvador Dalí Cusí y Felipa Domenech, Dalí comenzó sus estudios primarios en la escuela pública de la localidad, pero cuatro años después su padre lo inscribe en el Colegio Hispano-Francés de la Inmaculada Concepción de Figueres, donde fracasa por ser un niño bastante hiperactivo y rebelde.

A lo largo de esta formación, el artista entró en contacto con las obras impresionistas de Ramón Pichot-quien pertenecía al grupo “Colla del Safrà”- lo cual lo llevaría a apasionarse por la pintura y tomar la decisión de tomar clases de dibujo con el pintor Juan Núñez.

Para 1919, con tan solo 15 años y tras esta instrucción al mundo de la pintura, Salvador se animó a crear su primera pintura y montarla en su primera exposición en el Teatro Miguel de Figueres. A partir de esto, su padre le permite hacer una formación como artista, pero con la condición de estudiar en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid (Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, a lo que Dalí acepta.

Durante su estancia en Madrid, experimentó con el cubismo, el dadaísmo y entabló forja amistad con el cineasta Luis Buñuel (con quien co-dirigiría la película “Un Chien Andalou” y “L’Age d’or) y el escritor Federico García Lorca, quien enriquecería gran parte del talento literario con el que contaba Dalí.

En 1929 Dalí viajó a París y contactó con los surrealistas, momento decisivo en su trayectoria, pues se sumerge a fondo en una corriente que se adapta perfectamente a su desbocada imaginación, su egocentrismo y su técnica pictórica impecable. En este mismo periodo, en verano, conoce a su futura esposa y musa, Gala Éluard.

Cinco años más tarde es expulsado de los surrealistas e insulta a Andre Breton, afirmando: “La diferencia entre los surrealistas y yo es que yo soy surrealista”. Esto lo lleva a trasladarse a los Estados Unidos en 1940, donde encaja perfectamente con los surrealistas de esa región. En Hollywood fue acogido con los brazos abiertos y colaboró con Disney, Hitchcock, los Hermanos Marx e invitado a todas las fiestas donde hacía la noche de la gente con sus salidas de tono y su estrafalaria manera de ser.

Tras fortalecer su ego dentro del territorio norteamericano, el pintor regresa a España ocho años más tarde bajo la dictadura de Franco, y abraza su régimen sin precedentes. Dalí se consideraba un anticomunista radical, pero se orientó, de manera oportunista, a las ideas de Franco para que este lo dejase trabajar en paz y seguir teniendo su vida surrealista.

Con el pasar de los años, el arte de Dalí fue ganando popularidad debido a su alto interés por el dinero, ya que el artista no veía en el arte sólo un fin estético auténtico que prevalece en la obra en sí, sino que realizó de su arte una mercancía masificada para obtener ganancias y explotarla en todo sentido.

Con los años venideros, continúo forjando una personalidad auténtica que lo llevaría a ser portada de revistas y diario. Sin dudarlo, la obra de Salvador Dalí son eventos de interés internacional que congregan a cientos de miles de visitantes. Desde su primera muestra en solitario hasta la actualidad, los museos más importantes del mundo siguen organizando retrospectivas del artista que desvelan las facetas más interesantes de su vida y su obra, demostrando lo importante que representa su talento para la historia del arte occidental.