Por: Risso Alberto

Justo a la mitad de un extenso campo abierto en Francia cruza una enorme carretera, en ella un Bentley negro la recorre, el automóvil es ocupado por cuatro pasajeros que vienen de un cementerio. Una mujer dice ‘alguna vez escuche que puedes quedarte de ver con las personas en tus sueños’, ‘es cierto, alguna vez soñé con mi padre’ responde el conductor de cabello cano extrañado por la anécdota tan curiosa. Ese hombre de cabello plateado es Roger Waters, ex bajista de Pink Floyd icono cultural del siglo XX.

Desde 2010 y a lo largo de tres años Waters llevó por el mundo el espectáculo The Wall: Live, espectaculo que sirvió para llevar mas allá su creación de 1979, The Wall. El concepto del álbum focaliza especialmente en los muros mentales que construimos a nuestro alrededor construidos en respuesta de nuestros miedos e inseguridades arraigados en nuestro ser.

El resultado tras estos años de no parar de ofrecer conciertos a lo ancho del mundo quedó capturado/editado en el rockumentary Roger Waters: The Wall. No se trata simple y llanamente de una presentación del monstruoso show en directo, es una invitación a conocer las profundidades sentimentales y psicológicas de Waters.

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La historia encuentra su hilo conductor cuando, Waters visita el cementerio francés donde yace su abuelo fallecido en la primera guerra mundial, toca un par de notas en una trompeta, deja un puñado de pétalos sobre la tumba, mientras sus hijos hacen lo propio frente a la tumba de su bisabuelo.

Waters decide embarcarse en un ‘viaje espiritual’ manejando su Bentley llevándolo a recorrer las autopistas francesas para llegar a la población italiana Montecassino, donde en 1944 falleció abatido por las balas de la SS, su padre, Eric Fletcher Waters.

A la par de estos recuerdos distantes y dolorosos, se van presentando los diferentes temas que conforman a esta opera-rock, In The Flesh?, The Thin Ice,Another Brick In The Wall Part 2), son las primeras en hacer estremecer a la audiencia con sus ya clásicos acordes.

Entre tomas capturadas en directo y tomas donde Waters reflexiona sobre su dificil niñez sin un padre que lo abrazara, suenan cortes como Mother, Goodbye Blue Sky, Empty Spaces/What Shall We Do Now, pasando por las siempre ominosas canciones de desamor One Of My Turns y Don’t Leave Now. Poco a poco llega el final de la primera parte del show, al sonar la ultima palabra de Goodbye Cruel World, se cierra un monumental muro que separa a la banda de la audiencia.

El Bentley negro es testigo de las lagrimas de Waters cuando este lee una carta originalmente propiedad de su madre, donde detalla como fue que su padre murió en aquella región de Italia. También es testigo de algunas platicas con los amigos mas cercanos del músico británico, arrojando aspectos muy poco conocidos en la su vida.

Es con Hey You que comienza la segunda parte del show. Una vez adentro del muro, las anécdotas se transforman en algo inefable. En cada show que hago invito a veteranos de guerra para que disfruten el montaje, una vez, uno de ellos me estrecho la mano tan fuerte que pense ‘ok, tiene algo que decirme’, me miro fijamente a los ojos y me dijo ‘tu padre estaría muy orgulloso de ti’, no supe que hacer, cuando me di cuenta las lagrimas brotaban de mis ojos y la piernas me temblaban, jamas lo olvidare.

Tras Bring The Boys Back Home, llegó la favorita de muchos fans de la época dorada de Pink Floyd, Comfortably Numb y con ello la parte final del espectáculo. Run Like Hell, Waiting for The Worms son solo la antesala a The Trial, que representa la síntesis de lo ocurrido durante la historia de alienación. Tear down the wall/ tear down the wall/tear down the wall y el muro, por fin cae.

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Waters llega al fin a Montecassino, camina por el memorial dedicado a los soldados británicos que murieron en acción, se coloca frente a una estela grabada con nombres, con la mano en la frente encuentra las letras Waters E.F., se sienta un momento y rompe en llanto, toma la trompeta y vuelve a tocar las mismas notas que toco en aquel cementerio frances y se va, dejando tras de si una pared mas, derrumbada.

Waters –el artista- esta reflejado en su creación, en sus discos; pero el hombre verdadero esta reflejado en la cinta a través de sus memorias y recuerdos, complementándose para lograr una visión panorámica e intima de un Roger Waters que nunca permaneció indolente. El hombre al otro lado del muro.