• En “Furia” (Almadía, 2021), la nueva novela de Clyo Mendoza, nos da la posibilidad de ir entretejiendo las historias de sus personajes, sin la necesidad de esquematizar con precisión y teniendo plena libertad de crear diferentes respuestas para las problemáticas.

Por: César H. Dorado/

Dentro de la vida de los libros, las interpretaciones suelen dirigirnos hasta el punto de querer saber qué quiere decir el autor, sin embargo, en ocasiones esos textos se tejen de tal forma que es complejo encontrar una respuesta fiable o “acertada”.

Para el lingüista Tzvetan Todorov, un texto “es sólo un picnic en el que el autor lleva las palabras, y los lectores, el sentido”. En “Furia” (Almadía, 2021), la nueva novela de Clyo Mendoza, nos da la posibilidad de ir entretejiendo las historias de sus personajes, sin la necesidad de esquematizar con precisión y teniendo plena libertad de crear diferentes respuestas para las problemáticas.

En esta novela, la realidad se construye con las propias percepciones del lector y su sentido de visualizar la violencia, el amor, la sexualidad y hasta el odio. En entrevista para Mugs Noticias, la autora nos habla más sobre la creación de su libro y cómo fue ir construyendo cada parte de él.

¿Cómo fue el proceso creativo para los escenario y personajes en Furia?

Comencé a escribir este libro con una beca que me dieron para irme a vivir a un claustro. Cuando comienzo a escribir, a veces, parece que no tienen mucho sentido porque la estructura del libro es muy fragmentaria y es bastante extraña, sobre todo cuando el libro está incompleto, la gente no sabe de qué va a tratar, yo tampoco. Fue angustiante presentar algo que tuviera sentido, porque no lo iba a tener, sin embargo, ya se intuía desde el principio que era algo con ciertas inquietudes; el tema del cuerpo, del amor, los estados de consciencia.

Algunas veces hago experimentos conmigo misma y mi consciencia, no podría escribir un libro donde los personajes están en un limbo psíquico si yo no lo conocía, entonces llevo muchos años experimentando con drogas, sueños, montón de cosas que tienen que ver con esos estados de consciencia y mi única conclusión es que la realidad objetiva no existe, somos multidimensionales, no creo que las historias sean tan simples, por esos los personajes tienen tantas aristas y tantos vértices

Quienes escribimos tenemos que ser paranoicos, te estás inventando una historia. Aunque haya cosas que son reales. pero que creo que es importante tener disciplina y tener otras cosas en qué distraerte para tener un proceso creativo del cual salir librado.

¿Cómo decidiste unir las historias, en parte, a través de la violencia paterna?

Era una inquietud, he aprendido mucho del género masculino y también he vivido su violencia, y creo que hay una crisis en hacer un equilibrio, creo que la mayoría de las mujeres y de todos, es hacernos amigos del género opuesto. También estaba atravesando esta crisis ética, y además cuestionándome mucho y afirmándome a mí misma, a pesar de lo que implicaba, que yo venía de hombres violentos y que yo, muy probablemente, había sido producto de violaciones anteriores. Quizá mi bisabuelo violó a mi bisabuela, y así en esa línea.

Ir descubriendo eso o que se me fueran revelando, fue muy importante en ese momento, y también hasta qué punto esas circunstancias me determinaban o no, o hasta qué punto yo renunciaba a esa parte, era un conflicto ético de dimensiones mayores y quería hablar de ello. Creo que esa fue una de las principales inquietudes para escribir este libro y también, para ser empática en entender por qué heredamos ese tipo de educación y la seguimos reproduciendo, y por qué hay que romper los patrones y, sobre todo, aunque hayan sido mis ancestros, yo no estoy obligada a quererlo.

A través de esto ¿en algún momento fue doloroso escribir parte de las historias?

Yo inferí historias de personajes que, quizá, ni siquiera conocí, y de pronto se fueron llenándose de carne. Sí, pasé situaciones de duelo profundos mientras escribía la novela, quizá no escribí las partes más oscuras en medio de esos momentos de duelo si no de mucha exaltación, y de pronto también aparecían los estados de consciencia que vinieron como si las cosas que hubiera escrito antes hubieran sido cosas premonitorias.

¿Por qué el desierto como un escenario protagónico?

Ahí he entendido mucho de la circularidad de la vida. Creo que el desierto es un lugar simbólicamente ideal. Ahí aparecen tus grandes tentaciones, pero también tus logros espirituales como en el caso de cristo. Todos los desiertos tienen simbolismo y una carga de simbolismo que tiene que ver con una realidad tangible, el desierto es un lugar importante

Ahí se guardan fósiles, es como si hubiera un concentrado de historias que no percibimos porque la historia humana está construida con desgracias y tragedias, entonces la historia del mundo está construida a partir de otras cosas. Ahí está la verdadera historia.

¿Qué crees que hace falta dentro del escenario editorial y gubernamental para que se siga cultivando a estos escritores jóvenes?

Creo que es muy difícil exigirle a un gobierno, es decir, yo me imagino que el presidente no tiene mucho tiempo para leer, ni para ir al teatro, ni para poder tener la necesidad de tener amor al arte. Hace falta que los políticos tengan tiempo para ver la realidad porque parece que están siempre en los estrados y están en una realidad que no existe. Una que están construyendo para que tu país aparente una ficción, y eso ha pasado todo el tiempo, pasa todo el tiempo que van a los pueblos, entonces hay algo que se les escapa. Mientras eso se les escape no habrá una comprensión entre esferas políticas y artísticas.