Por: Redacción/ 

La conservación, reproducción de archivos y su difusión, así como los géneros de la fotografía, son abordados en las novedades editoriales publicadas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en la materia: el libro Del otro lado del tiempo. Ensayo fotográfico sobre el Valle del Mezquital y el número 66 de la revista Alquimia, dedicado a los 180 años de esta disciplina en México.

Muchas de las imágenes que se reúnen en Del otro lado del tiempo son inéditas o poco conocidas; reúne obras de dos fotógrafos que han dedicado gran parte de su vida profesional a registrar la vida cotidiana, el paisaje, las costumbres, las carencias, la alegría, la realidad y, ocasionalmente, la ficción de una de las regiones semidesérticas más misteriosas y, por lo mismo, atractivas del centro de México: el Valle del Mezquital, en el estado de Hidalgo.

En este lugar, la fotógrafa Alicia Ahumada Salaiz y el historiador David Maawad encontraron paisajes tan dramáticos y conmovedores como emocionantes y sobrecogedores. En uno de los textos que acompañan a las fotografías, el historiador Carlos Martínez Asad escribe: “Encuentran la forma de composición dramática al encuadrar sus fotografías, con su sensibilidad para captar el discurso que quieren transmitir. Como artistas han preferido dejar mucho de su expresión a la naturaleza elegida, donde los contrastes surgen de manera natural y la luz que irrumpe para dar los tonos adecuados para lo que quieren evidenciar”.

Martínez Asad es autor del artículo La opulencia del desierto, y el investigador Fernando López Aguilar, de Teotlalpan. La tierra de los dioses, la tierra de los ancestros; describen cómo se ha estudiado, desde diferentes fuentes literarias, fotográficas y antropológico-históricas, el valle y sus entrañas; muestran desde la recuperación histórica de tiempos ancestrales que han hecho sus habitantes, hasta sus dificultades por no contar con un sistema de irrigación y de infraestructura mínima para el desarrollo de la región. En el libro se aprecia la capacidad empática de los fotógrafos con los lugareños, la no intromisión al capturar lo difícil de sus vidas.

 

Alquimia 66

El más reciente número de la revista Alquimia, órgano de divulgación del Sistema Nacional de Fototecas (Sinafo), está dedicado a los 180 años de la fotografía en nuestro país y ofrece nueve textos que distinguen los diferentes tratamientos y utilidades de esta invención, al tiempo que acercan al lector al devenir de las formas de producir imágenes y a los géneros tratados en la historia de la fotografía.

La historiadora Laura González-Flores, en su artículo Un lápiz obediente como el pensamiento, un camino en los cielos…, plantea la vigencia de la fotografía-objeto, “aquella que colocábamos físicamente en álbumes y marcos”, ante un mundo hoy poblado de imágenes digitales y electrónicas.

En tanto, la historiadora Rebeca Monroy Nasr, en Un acercamiento a la fotografía documental en México: propuestas y desarrollo, hace un recuento de las actividades que se han realizado en México en torno al estudio de la fotografía. Apunta varias fechas que se remontan, por ejemplo, a 1935, cuando Manuel Álvarez Bravo y André Breton presentaron sus imágenes en el Palacio de Bellas Artes, o la creación de la Fototeca Nacional, en 1976, con la adquisición del Archivo Casasola, evento que, según la autora, inauguró “una nueva época fotográfica”.

La historiadora del arte Mayra Mendoza Avilés, en el artículo Fototeca Nacional, una historia de luz y plata, ofrece un detallado recuento del crecimiento y los retos de esta valiosa institución, la cual resguarda uno de los acervos fotográficos más grandes e importantes a nivel internacional y, que al mismo tiempo, conjuga las voluntades y promueve la participación de diversos personajes que hicieron y hacen posible la compilación, cuidado, manejo, difusión y producción de estos documentos fotográficos.

En el texto Libros de enseñanza y no tanto: tres décadas después, el historiador José Antonio Rodríguez se centra en la importancia de la edición de obras bibliográficas sobre fotografía, no solo como objeto de conocimiento, sino también de aprendizaje en el cuidado y divulgación de la imagen: “ahora ya se solicitan —como debe de ser— los créditos de las fotografías de manera obligatoria. Ya no se exhibe en cualquier lado obra vintage si no hay las condiciones adecuadas, y eso es educación”. El autor comparte algo de su aprendizaje a lo largo de estas décadas de estudiar la fotografía.

La historiadora Patricia Massé y el investigador Daniel Escorza Rodríguez detallan en sus textos Comentario desde el archivo. Enunciar un repertorio fotográfico y La pieza fotográfica de la prensa en los archivos, respectivamente, la importancia que tienen para la investigación los archivos fotográficos. Massé aborda el tema de las tarjetas de visita, las cuales fueron un importante medio de proselitismo; mientras que Escorza escribe acerca de los archivos de fotógrafos de prensa, cuyos materiales se han extraviado en las redacciones de periódicos o en el “trajín de la actividad de la prensa”, pero que perviven en los archivos.

La historiadora e investigadora Rosa Casanova presenta el artículo De follajes y troncos: fotografías de Alfred Briquet, autor de las imágenes contenidas en los álbumes Vistas, mexicanas y México monumental y pintoresco, de las cuales hay algunos ejemplares en la Fototeca Nacional. Casanova hace un recorrido por el trabajo de este fotógrafo francés, quien fue uno de los precursores de la fotografía comercial.

Definir el fotoperiodismo parece fácil, sin embargo, hay enormes diferencias entre las funciones de los fotoperiodistas. John Mraz escribe sobre este tema en el ensayo El testimonio de los índices: fotografía documental y fotoperiodismo, en el que menciona cuatro funciones del fotoperiodista: diarista, revistero, fotoensayista y documentalista.

Para cerrar este número de Alquimia, el fotógrafo Gerardo Montiel Klint refiere, en Hacia la distancia de una vida contemplativa…, que la fotografía sigue existiendo “como la entendimos desde su aparición”; sin embargo, el escenario mundial se ha transformado radicalmente y ya existen artistas que están cambiando por completo las narrativas históricas del medio. En términos del lens based media, Montiel distingue al “fotógrafo tradicional, como un operador de cámara, y al creador de imágenes, como un explorador de territorios innovadores”.