Por: Redacción

Como una muestra del genio de Ludwig van Beethoven, y como parte de la segunda temporada del ciclo Desde los Grandes Teatros del Mundo, organizado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), a través del Programa Nacional de Animación Cultural, se proyectó la ópera Fidelio en la Fonoteca Nacional.

Con los comentarios in situ del periodista y crítico Raúl Díaz, el público disfrutó de una versión contemporánea de la única ópera creada por el compositor alemán, que fue parte de la programación del Festival de Salzburgo.

Antes de la transmisión, Raúl Díaz explicó que la ópera pasó por varias versiones y se representó por primera vez en 1805 en tres actos, aunque más adelante se acortó para quedar en dos, junto con una nueva obertura. De esta forma fue representada con gran éxito en 1806 y en 1814 se montó con trabajo adicional en el libreto por Georg Friedrich Treitschke.

Entre las anécdotas alrededor de Fidelio, el crítico musical destacó que en su estreno fue el propio Ludwig van Beethoven quien dirigió a la orquesta, ayudado por Michael Umlauf, personaje que más tarde desempeñó la misma tarea en la premier de la Novena sinfonía.

Además, entre el público se encontraba Franz Schubert, en ese entonces un joven de 17 años que, según se cuenta, tuvo que vender sus libros escolares para comprar un boleto de entrada.

Ubicada en Sevilla, España, en el siglo XVIII, la ópera narra la historia de Leonora, quien se disfraza de hombre y con el nombre de Fidelio entra a trabajar al servicio del carcelero Rocco.

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Es en ese lugar donde se encuentra desde hace tiempo su marido Florestán, encarcelado injustamente por Pizarro, el gobernador de la prisión, por razones políticas y personales.

Bajo la dirección orquestal de Franz Welser-Most y con la participación de la Filarmónica de Viena, el elenco lo integraron Jonas Kaufmann (Florestán), Adrianne Pieczonka (Leonora), Ludovic Tezier (Don Fernando), Tomasz Konieczny (Don Pizarro) y Hans-Peter König (Rocco).

A lo largo de la proyección los asistentes constataron la acertada dirección de escena de Claus Guth, en la cual, sin necesidad de una escenografía como tal, ubica a los intérpretes en un gran salón con paredes blancas y en el centro un enorme bloque negro giratorio que permite un juego de sombras.

Un aspecto que también llama la atención es una mujer que parece representar la versión femenina de Leonora y utiliza el lenguaje de señas para comunicarse con Fidelio.

Entre los pasajes musicales más representativos se encuentra un coro que aparece en el escenario interpretando a los prisioneros y luego da un giro para representar a una especie de fantasma y el momento en que Leonora rompe las cadenas de Florestán.

Con esta obra Beethoven deja un mensaje de lucha y justicia, donde el amor triunfa sobre la tiranía y la opresión, por lo que representa un símbolo del anhelo de libertad.

Organizada por el Programa Nacional de Animación Cultural del Conaculta, la segunda temporada del ciclo Desde los Grandes Teatros del Mundo da seguimiento al trabajo de transmitir en grandes espacios públicos a un mayor número de personas, espectáculos de ópera y danza de primer nivel.