Por: Redacción

La publicación Nuestros territorios quemados/Our burnt territories es un libro de arte, resultado de la exposición homónima del artista visual Rafael Rodríguez (Querétaro, 1977) exhibida del 5 de diciembre de 2014 al 8 de febrero de 2015 en el Museo de la ciudad de Querétaro.

En el volumen, una coedición de la Dirección General de Publicaciones de la Secretaría de Cultura y Sicomoro Ediciones, se observa la propuesta artística del miembro del Sistema Nacional de Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) desde 2014, quien presenta a personajes con rostros que se desvanecen dentro del limbo inmenso que los rodea, unos están detallados, otros pierden su fisonomía, los absorbe el destino o desaparecen del plano pictórico.

En el Centro Horizontal, Gabriel Horner, José Luis Sánchez Rull, Julio Trujillo y el artista, presentaron la obra de 152 páginas que contiene más de 100 piezas. Rafael Rodríguez indicó que el libro es un documento que invita a una exploración, que a diferencia del montaje, es una experiencia física en la que el lector-espectador puede tocar, al tiempo que, espera, se identifique un poco con lo que observa.

“Me parece que a veces las exposiciones son experiencias muy buenas que a veces se las lleva el viento, pues se ve algo que se queda en la cabeza de cada quien y termina en una experiencia personal”.

Sobre el volumen, que también funge como un ensayo sobre el retrato contemporáneo, Julio Trujillo, director editorial de la Dirección General de Publicaciones, expuso que la obra de Rafael Rodríguez es un espejo que dice la verdad brutal, tal y como es, “la verdad epidérmica de cómo somos, cómo se vive, y que literalmente nos estamos descomponiendo”.

Agregó que la propuesta visual del creativo, quien se ha presentado en galerías y museos de México, además de un goce estético tiene confrontación. “La propuesta de Rafael es epidérmica, vista con microscopio con todo detalle, de tal forma que no se escapa nada; en ese sentido, con todas sus pegaduras, tachaduras, rayones y efectos borrosos, quiere decir que no quiere hacer una simple representación.

El funcionario y poeta agregó que en la obra de Rodríguez se atraviesa la fatalidad, el dolor, la muerte y las personas retratadas son sus amigos o familiares, lo que muestra su mundo personal, lo cual resulta conmovedor porque hay muchos sentimientos y emociones involucradas en su pintura.

Por su parte, José Luis Sánchez Rull, artista y profesor de Historia de arte contemporáneo, dijo que Rafael Rodríguez intenta con su propuesta atravesar la superficie e involucrarse con sus modelos en busca del alma.

“Con la crueldad que vemos en su obra retrata la superficie, esperando que el alma surja, pero también espera más materia y más superficie. Su obra tiene esta cosa de destrozar con un bisturí, de hacer pedazos, de vengarse del mundo por existir y, al mismo tiempo, hay una cosa hermosa de alguien que respeta y ama a sus amigos o a la gente que considera cercana a él”, apuntó quien fuera tutor del Programa Jóvenes Creadores del Fonca en la disciplina de pintura 2005-2008.

El trabajo de Rafael Rodríguez ha obtenido diversos premios y reconocimientos en el ámbito local y nacional. También se ha presentado en galerías y museos de Inglaterra, Alemania, Canadá, Estados Unidos, España, Suecia y Austria.

Sus retratos imitan la piel, la humedad de los ojos, la más mínima enunciación de una mueca o la destrucción pura de una mancha. La materialidad de su pintura es consustancial a su expresión. Su método, que va de la contención y la mesura a la captura de todo lo que no puede decirse a lo desbordante e incómodo, se materializa en el volumen, pues cada retrato es también un espejo, invitación a perderse en la mirada del otro o en la intimidad de sus posesiones.

La publicación de Nuestros territorios quemados/Our burnt territories, la cual puede adquirirse en la red de librerías Educal, responde a la necesidad de poner al alcance de un amplio público libros que exploren la pintura contemporánea que se produce en México.