Por: Gabriela Espinoza

Pachuca, Hgo., El arqueólogo mexicano, Eduardo Matos Moctezuma ofreció una conferencia en la cual habló de  las investigaciones y excavaciones que especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han realizado a lo largo de 38 años en el Templo Mayor, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

Como parte de los actos en los cuales el antropólogo fue homenajeado durante la Feria Universitaria del Libro que organiza la Universidad Autónoma de Estado Hidalgo, el investigador recordó el inicio de lo que hoy constituye uno de los grandes descubrimientos del mundo prehispánico:  el descubrimiento de piedra monumental que representa la Diosa de la Luna, Coyolxauhqui.

En el proyecto han trabajados físicos, químicos, biólogos, así como arqueólogos que han descubierto restos arquitectónicos y vestigios de ofrendas compuestas por restos humanos y animales.

“Lo que hemos podido investigar acerca del significado  del Templo Mayor, es que los mexicas lo consideraban el centro de su universo”, dijo Matos Moctezuma.

El Templo Mayor, es un edificio orientado al poniente, tiene dos oratorios en la parte alta, donde se encuentran dos deidades importantes: Tlaloc el dios del agua, y Huitzilopochtli el dios de la guerra.

Durante las excavaciones han encontrado 7 etapas constructivas. La etapa más antigua que han encontrado es la etapa 2, que corresponde al año 1390.

Su voz visiblemente emocionada, contaba paso a paso lo que han sido los 38 años de trabajo, los avances, los retos, y los logros de la investigación arqueológica en la zona del Templo Mayor, ante un auditorio abarrotado.

La etapa 3 “encontramos una serie de estructuras reclinadas sobre las escalinatas del lado dios Tlaloc, pensamos que estas estructuras en realidad están adornando el edificio, sin en cambio se cubrieron para la siguiente etapa constructiva. Las demás etapas tienen una riqueza mayor y se observa como Tenochtitlan se comienza a expandir económicamente en muchas regiones de Centroamérica”.

Prosiguió y dijo que en la fachada principal vemos enormes serpientes, que tienen más de seis metros de longitud, con restos de varios colores que las revistieron e indican que la cultura estaba en pleno apogeo. Era la etapa Axayacatl, quien también controló, dominó muchas regiones, y tuvo un tropiezo tremendo cuando quiso invadir Michoacán y fue derrotado por los habitantes del lugar.

Al pasar al año 1470, mencionó que del lado norte de Tlaloc se ven las ranas, un animal que representa el agua. En esa misma etapa a los costados norte y sur del Templo Mayor se observa una gran cabeza de serpiente y a los lados braceros que se les ponía copal. Y cuando llegó al año 1500, contó que en esa etapa gobernaba Ahuizotl, donde encontraron un Tzompantli, que en sus tres lados tiene una serie un decorado de cráneos de piedra, y alrededor unas escalera que da acceso a la parte superior.

Platicó que otro de los edificios que están al norte del Templo Mayor, el cual se le llama el sitio de los guerreros águila, hay banquetas idénticas a las de Tula que fueron descubiertas por Jorge Acosta, es decir, este elemento los mexicas lo tomaron de Hidalgo, debido que para ellos los toltecas era considerados de grandeza por sus grandes construcciones.

En las ofrendas “hemos encontrado más de 300 objetos. Unas colocadas en cajas de piedra, como por ejemplo, máscaras, canoas con su remo, algunos animalitos lacustres que estaban del lado de Tlaloc relacionadas con el agua y la fertilidad. Otras eran en camas donde se colocaban restos biológicos de serpientes, tortugas, corales” describió el encargado de realizar las excavaciones en el Templo Mayor.

En 1991, se creó el programa de arqueología humana, que no sólo tenía la función de excavar el Templo Mayor, sino también “ampliarnos un poco más en la excavación para conocer lo que era la gran plaza de Tenochtitlan, entonces pudimos entrar debajo de la catedral porque se estaba hundiendo” informó Matos.

Debajo de la Catedral encontraron medallas, monedas colocadas a las ánimas del purgatorio, y ofrendas se mandaron a analizar con especialistas del Banco de México y no dijeron que una era de oro y las otras de plata pintadas a mano.

En este siglo, han hecho un gran hallazgo de la ofrenda 102, donde encontraron telas de hace 500 años que aún conversan el color, el tejido, los flecos; un disco donde aparecen siete deidades hecho con 15 mil figuritas de piedras de varios colores; elementos de madera; y animales como el lobo, jaguar, puma, águila, codornices, peces, así como corales marinos y conchas.

Otro de los hallazgos importantes fue la escalinata perfectamente conservada sin ninguna restauración, donde enfrente se encuentra la escultura de Tlaltecuhtli de cuatro metros de lado, que tiene sus manos en posición de garras y sus piernas en posición de parto, porque es el señor o señora de la Tierra; su misión era devorar a los cadáveres, por eso tiene una boca enorme, pero a la vez que los devora, los paría hacia el destino según como habían muerto.

Esta pieza pertenece a la etapa seis, a la de Ahuizotl y es la lápida mortuoria de ese gobernante. Tienen un glifo, pequeñito que es un códice con la cabeza de un conejo con el numeral 10, que corresponde al año 1502, es decir, la fecha en la que muere el gobernante, cuando va a subir Moctezuma II.