Por: Diego Durán

La ciencia ha roto paradigmas, tal como lo hizo la astrónoma Linda Silvia Torres Catilleja, al convertirse a principios de 1960 en la primera mujer a nivel nacional en obtener un doctorado en astronomía, gracias a ello se le conoce como la pionera científica en México.

Su desempeño en teorizar y observar la materia tenue que existe entre las estrellas, la llevó a convertirse en presidenta de la Unión Astronómica Internacional a partir el 2015. 

De acuerdo con su trayectoria científica; ha recibido el Premio Nacional de Ciencias de 2007, el Premio Unesco-L’Oreal 2011 a la mujer científica en América Latina, y en 2012, el Premio Hans A. Bethe de la American Physical Society.

Antes de existir pioneras en doctorados, ya había una mujer con pasión por la astronomía. Paris Pishmish (1911-1999), fue una astrónoma mexicana que teorizó el origen y el desarrollo de la estructura espiral de las galaxias. Descubrió que las asociaciones estelares galácticas se alejan del centro de la galaxia.

La pionera Helia Bravo (1901-2001), representó el campo de la biología. La doctora Bravo fue la primera bióloga mexicana que impulsó el estudio de las cactáceas en México. La doctora Bravo publicó más de 160 artículos y 3 libros sobre estas plantas tan importantes en los ecosistemas áridos mexicanos. Describió 57 especies nuevas y en su honor han sido denominados 2 géneros y 8 especies.

En cuanto a la química en México, Luz María del Castillo Fregoso (1926-1990), fue la química pionera de biotecnología. Originó conocimiento fisicoquímico enfocado al efecto de la constante dieléctrica y la fuerza iónica de las reacciones enzimáticas. Fue la primera mujer en recibir el premio de ciencias de la Academia Mexicana de Ciencias.

Retomaron la batuta

Las científicas mexicanas han experimentado con tubos de ensayo y telescopios el panorama desfavorable que México ofrece para ellas, en especial, la escasa inclusión de la mujer a la ciencia, como lo plantea en su semblanza la bacterióloga e investigadora mexicana Esther Orozco Orozco.

En su área de estudio, Esther Orozco ha contribuido en el control de las infecciones causadas por amibas en el trópico. Ha dedicado su carrera al estudio de proteínas y genes, razón por la que recibió en 2006 el premio For Women in Science que L’oreal – UNESCO otorga.

La astronomía siempre ha tenido una relación estrecha con las científicas de nuestro país. La doctora Julieta Norma Fierro Gossma, expande los conocimientos de la materia interestelar en el Instituto de Astronomía de la UNAM. Sus trabajos más recientes se refirieron al Sistema Solar.

Desde hace 40 años ha educado a las nuevas generaciones de universitarios y ha escrito cerca de 41libros de divulgación científica. Por sus aportes a su parea de estudio, ganó la Medalla de Oro Primo Rovis del Centro de Astrofísica Teórica de Trieste de 1996.

Aline Schunemann de Aluja consiguió ser la cuarta mujer veterinaria graduada en 1949. Su tesis sobre el virus de la fiebre aftosa en órganos de cuyo, impulsó los primeros estudios en veterinaria. Gracias a sus avances científicos, formó generaciones de patólogos veterinarios.

El resultado del trabajo científico y social de todas estas grandes mentes ayudó a que la investigadora Susana López Charretón recibiera el premio L’oreal-UNESCO “La mujer y la ciencia” en 2012.

Su investigación del rotavirus que fue desarrollando desde 1986, le facilitó al mundo científico la compresión de la forma en que infecta la célula huésped que causa la enfermedad. La salud mundial al igual que la Biotecnología tuvo importantes progresos gracias a la investigación de Susana López.

Nueva ola

Las becas a las mujeres mexicanas son tan importantes como el microscopio al biólogo. La beca Mujeres en la Ciencia 2016 fue otorgada a las doctoras Morelia Camacho Cervantes, Selene Lizbeth Ferández Valverde, Viridiana Jazmín Gónzalez Puertos, Arlene Lara López y María Guadalupe Montes de Oca para que prosigan con la compresión científica de la oxidación de las moléculas.

Sin las protagonistas de la ciencia, la población mexicana carecería del conocimiento para combatir enfermedades o entender los procesos físicos de la materia.

Rosaura Ruíz, actualmente directora de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM y la vicepresidenta Blanca Jiménez, quien es investigadora de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, continúan apoyando a las jóvenes científicas en su proeza de mejorar a México.


De acuerdo con los datos de las Comisiones Dictaminadoras del Sistema Nacional de Investigadores, la distribución de géneros en las distintas áreas de conocimiento es la siguiente: en el área de ciencias exactas 10 hombres y 4 mujeres; en biología y química 10 hombres y 3 mujeres; en medicina y ciencias de la salud 12 hombres y 2 mujeres; en humanidades 10 hombres y 4 mujeres; en ciencias sociales 9 hombres y 4 mujeres; en biotecnología y agronomía 11 hombres y 3 mujeres; y por último en el área de ingeniería 12 hombres y tan solo una mujer.

La Academia Mexicana de Ciencias (corte a marzo del 2011) cuenta en su membresía con 2,272 científicos de los cuales, 529 son mujeres; es decir 23% en sus diferentes áreas. La distribución es la siguiente: en astronomía son 16 mujeres y 48 hombres; en física 35 mujeres y 374 hombres; en ingeniería 22 mujeres y 202 hombres; en matemáticas 9 mujeres y 115 hombres; en química 44 mujeres y 124 hombres; en medicina 56 mujeres y 265 hombres; en biología 115 mujeres y 166 hombres; en ciencias sociales 68 mujeres y 140 hombres; y en el área de las humanidades se cuenta con 111 mujeres y 120 hombres.

Las estadísticas arrojan un resultado positivo acerca de la inclusión de la mujer en la ciencia. Los tiempos cambian y se necesita educar mejor  a las nuevas generaciones, como lo plasma Esther Orozco en su semblanza:

“Mi optimismo genético me convence de que el futuro de México será mejor.  La razón me dice, sin embargo, que sólo será grande cuando los gobernantes se apoyen en la ciencia y la tecnología para resolver los problemas de una sociedad que eduque a sus niños y jóvenes con una visión científica y humanista. Así, tendremos ciudadanos críticos y solidarios que participen en la solución de los problemas sociales para que México sea lo que soñamos”.