Por: Carolina Carrasco

Lucrecia Borgia, hija del poderoso Papa renacentista Alejandro VI, y a quien se le atribuyen los vicios y crímenes más terribles de la época, nació un día como hoy pero de 1480 en Subiaco, provincia cercana a Roma.

Acusada de envenenadora, hostigadora y de tener como amantes a su padre y su hermano César Borgia, la historia no ha sido del todo justa con esta mujer, ya que nada de lo anterior ha podido ser confirmado, pues poco se conoce de su vida, llegando incluso al desconocimiento de su verdadero aspecto, el cual se describe en los pocos documentos fidedignos como de extrema belleza. Se cree que el fresco de Pinturicchio  y los retratos de Bartolommeo Veneto están inspirados en su imagen.

Al ser la única mujer de cuatro hermanos, Lucrecia se volvió en un peón más de los movimientos políticos que llegarían a beneficiar a su estirpe; Su padre y César Borgia le concertaron una serie de casamientos con hombres importantes, como Giovanni Sforza, señor de Pésaro, Alfonso de Aragón, príncipe de Salerno y  Alfonso d’Este, príncipe de Ferrara, siempre con ambiciones políticas en si mente.

Entre las leyendas más reconocidas sobre su persona, se decía que tenía un anillo hueco, donde guardaba el veneno que utilizaba para envenenar las bebidas de sus enemigos.

Su mítica vida ha sido suelo fértil para un sinfín de obras, tanto literarias como musicales, y más recientemente, Lucrecia y su familia ha incursionado en el cine y las series de televisión, como la homónima creada por Neil Jordan y emitida por la cadena televisiva estadounidense Showtime desde el 2011.

En 1519, tras parir a su octavo hijo, falleció a los 39 años de fiebre puerperal, y estando aún casada con el duque de Ferrara, dónde tuvo gran influencia, siendo incluso llamada por sus súbditos “la madre del pueblo”.