Por: Gabriela Espinoza

Hoy 20 de Noviembre se conmemoran 105 años de la Revolución Mexicana, el movimiento político y social más importante del siglo XX en México, mismo que quedó retratado por la lente  y la mirada de Agustín Víctor Casasola, el pionero del fotorreportaje en Latinoamérica.

Pancho Villa en un campamento maderista.

Originario de Manzanillo, Colima, Casasola comenzó su archivo fotográfico desde 1900 con imágenes que ilustraban los hechos políticos, la vida cotidiana, las fiestas, los actos sociales y religiosos de la época de la Revolución Mexicana.

La lucha en el México de comienzos del siglo XX fue más allá de Madero, Villa o Zapata. “La mujer participó y luchó activamente en la Revolución, pero a menudo se olvida su papel”, cuenta Casasola. “Quizás sin su colaboración nunca habría triunfado”, asegura.

Algunas de las fotografías fueron publicadas en los libros de Historia de México de texto gratuitos que se entregan a niños y jóvenes de todo el país.

En 1903 fundó la Asociación Mexicana de Periodistas y en 1911 la sociedad de fotógrafos de prensa. Inició su carrera como tipógrafo en el diario El Imparcial, después fue reportero de los diarios mexicanos El Globo, El Popular, El Universal, El Tiempo y El Imparcial.

En las calles del México revolucionario se veía a los hombres consumiendo pulque, la tradicional bebida obtenida del maguey mexicano.

Sin embargo, fue hasta 1894  que se convirtió en fotógrafo, año en el que logra fundar la primera agencia mexicana de prensa, que nombró la Agencia Fotográfica Mexicana.

La familia de Francisco Villa.

En 1912, durante la Revolución abrió una agencia de información gráfica, que ofrecía sus fotografía a revistas mexicanas y extranjeras, así como a periódicos y al público en general. Su hermano Miguel, sus hijos y nietos formaron parte de dicha agencia.

Francisco Villa en el sillón presidencial.

Cuando El Imparcial dejó de editarse en 1917, Casasola hizo todo lo posible por recuperar sus archivos, que  logró compilar en el “Álbum histórico gráfico” que cubre los sucesos de la Revolución Mexicana. Pero sólo pudo imprimir los primeros seis volúmenes, que cubren los años de 1910 a 1912, por falta de interés del público.

Francisco I. Madero, su esposa Sarita y Francisco León de la Barra.

Para la década de 1920 las imágenes del archivo Casasola se publicaron en la revista Rotográfico.  En 1976, el archivo fue con 400 mil imágenes  del periodo que abarca desde 1890 hasta 1980, fue vendido en diez millones de pesos por la familia Casasola Zapata al gobierno de Luis Echeverría Álvarez.

El cadáver de Emiliano Zapata, exhibido en Cuautla, Morelos.

Desde 1976, el archivo está reguardado en las salas climatizadas de la Fototeca Nacional, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Pachuca, Hidalgo, México, que se encuentra en el antiguo convento franciscano, actualmente centro cultural.

También existe un segundo archivo Gustavo Casasola, construido a partir del material personal que conservó Gustavo Casasola Zapata, quien recibió cientos de donaciones y adquirió 12 mil fotografías, en las que quedaron grabadas un grupo de zapatistas, montados en el techo de una iglesia, vigilando la llegada de los enemigos; la enigmática imagen de Carmen Serdán, símbolo indiscutible de la lucha de la mujer y del apoyo en las luchas políticas de principios del siglo XX.

Zapatistas en la Ciudad de México.