• En entrevista para Mugs Noticias, Antonio Vásquez platica sobre la creación de su obra ‘Señales Distantes’, desde los tópicos, hasta la transición narrativa que hubo de escribir una novela a cuentos fantásticos con sus diferentes voces.

Por: César H. Dorado/

Ganador del Premio Bellas Artes Juan Rulfo 2017 por su novela “Ausencio”, Antonio Vásquez representa a uno de los nuevos escritores jóvenes de México, quien cambia el rumbo de la narrativa fantástica, ya que no se conforma con crear escenarios folclóricos típicos, sino de retratar los cotidianos y revelar su aspecto mágico.

Dentro de su nuevo libro, “Señales Distantes” (Almadía, 2020), publica 10 relatos donde recrea escenarios y situaciones terrenales, donde las desapariciones de la gente ya no son por la presencia de un ente maligno o sobrenatural, sino como un fenómeno social donde una gemela pierde a su otra mitad y se va perturbando su sueño y sus ganas de seguir adelante. En este libro, Vásquez observa la realidad y el comportamiento humano moviéndose dentro de ella, así, logra explotar lo fantástico que, quizá, todos hemos vivió, desde un Déjà vu hasta la pérdida de un ser querido.

En entrevista para Mugs Noticias, Antonio Vásquez platica sobre la creación de esta obra, desde los tópicos, hasta la transición narrativa que hubo de escribir una novela a cuentos fantásticos con sus diferentes voces. Igualmente, apunta sobre las responsabilidades y el papel de los escritores en la actualidad.

¿Cómo nace la idea de crear “Señales Distantes”?

Dejé de escribir por siete u ocho meses. Después de que acabé mi primera novela me di un descanso porque me exigió mucha fuerza esa obra. Regresé a Oaxaca, ya que estaba en la Ciudad de México porque estaba estudiando. Quedaban muchas lecturas pendientes de la escuela a la que había ido.

Son títulos pesados o difíciles de conseguir, pero los logré reunir. Eran muchos cuentistas mexicanos que no eran realmente parte del canon, son escritores muy singulares en el sentido de que no les importaba escribir sobre temas de coyuntura o temas sociales. Al leerlos te das cuenta que escriben sobre su mundo propio, es algo muy distinto a ese tipo de autores; eran Amparo Dávila, Ignacio Redondo, Jesús Garden, Francisco Tario, Juan Vicente Melo.

Estaba leyendo muchos cuentistas, de pronto empecé a surgirme de esas ganas de hacer cuento porque de pronto me di percaté que los escritores que más admiro son cuentistas. También hacen novelas y son cuentistas, y eso se me hace interesante.

Fue como un reto para mí porque ya hice novela. Nunca me he propuesto a ser ensayista o ser poeta, pero yo me asumo como narrador y el cuento es parte de la narrativa, entonces dije vamos a intentar aquí y vamos a seguir explorando la literatura fantástica.

¿Cómo mantienes ese equilibrio entre los temas fantásticos y los de la cotidianidad?

Me he dado cuenta de que hay una corriente de escritura fantástica que a veces no me gusta, porque de repente aparece un ser raro, de otra dimensión. De pronto aparece y es como que así no ocurren las cosas, porque cuando uno percibe ese otro lado es porque a fuerza debe haber un desvío de la consciencia, una aventura, de eso me di cuenta en esos cuentistas.

Mi maestro con el que trabajé la novela me dijo que “es más difícil conseguir el secreto de lo cotidiano que de lo sobrenatural”, entonces se me quedó y de cierta manera fue como la guía de estos cuentos donde lo fantástico se revela para señalar algo o para ahondar en algo que es muy personal.

¿Cuál crees que sea la responsabilidad de los escritores o cuál tendría que ser?

Es muy complicado, y lo he hablado con otra escritora muy amiga mía. De repente nos sentimos un poco marginados o que no podemos decir lo que queremos decir porque vamos a ser mal vistos, y no porque apoyemos ideas de derecha o izquierda, sino porque yo creo mucho que el escritor no debe, en su obra, comprometerse a alguna causa social, porque se traiciona.

Me parece que la literatura es otra forma de explorar la realidad y de llegar a temas que quizá no se llegarían a otros estudios o investigaciones. Yo siento que el único compromiso de los escritores es ese, ser como muy honesto con su obra y con lo que están descubriendo y de no tener miedo a adentrarse a ciertas partes que podrían ser muy obscuras.

¿Cómo vislumbras el panorama de la escritura mexicana? ¿Hacia dónde va?

Pues es que es muy perverso, como que en sí el capitalismo siempre logra lucrar con todo, entonces lo ves, sea cualquier corriente que empieza a surgir lo agarra. Por ejemplo, ahorita estamos viendo dos cosas que están ocurriendo mucho son la mayor implicación de escritoras, esta nueva corriente que es muy necesaria. Pero a la vez el capitalismo logra hacer de eso un nicho de mercado. Entonces de eso se puede empezar a publicar cosas que no. Hay que estar pendientes de eso, ser muy cautelosos.

¿Crees que la gente tenga que acercarse más a literatura en plena crisis mundial?

Claro. Sobre todo, la literatura es un espacio de exploración de la realidad. Ahora, estamos saturados con los medios masivos de comunicación, de pronto creemos que esa es la única realidad que existe, pero de pronto al leer un libro te transportas a otro mundo. En la literatura eso es un espacio de descubrimiento y sanación personal. Se ha visto muy mal sí, por el capitalismo, se ha desprestigiado el individualismo, pero yo siento que el individuo es muy importante porque de ahí parte todo.