Por: Araceli Isidro

Existe una relación en lo que el ser humano construye, el contexto social va influir en las ideas de las personas, por ello se comenta que “las normas de cada época determinan el arte”, dijo Renato González Mello, doctor en Historia del Arte por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“En los últimos años me he dado cuenta de que hay que confiar en el arte”, indicó González mientras observaba la obra “¿De qué otra cosa podíamos hablar?”, realizada en 2009 por Teresa Magolles, donde unas mantas con sangre de los muertos por el crimen organizado en México son la figura principal.

Para el también director del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, “no entender el contexto y el discurso gubernamental es no entender el arte”. En todas las épocas se observa esa relación.

Un ejemplo es el Monumento a la Revolución, su construcción inició en la etapa Porfiriana con la idea de fundar un Palacio Legislativo. Después del levantamiento armado es hasta 1938 cuando se retoman el proyecto,  el uso de líneas rectas y definidas van a decorar la esfinge. Para completar se levantaron cuatro columnas pegadas a la base que representan la Independencia, Ley Agraria, Ley Obrera y Leyes de Reforma.

“Resulta ser una construcción muy formalista allegada al fascismo, las columnas totalmente pegadas demuestran esa relación con las normas establecidas, hacer que los movimientos sociales de ese periodo estén respaldados por la norma establecida”, expresó González Mello.

Para el doctor en Historia del Arte, el Monumento a la Revolución ya culminado demuestra “la redención del obrero y el campesino, las esculturas pegadas al monumento son para denotar unión al gobierno y a las leyes”.

Otro ejemplo es la escultura de “La Puerta de Monterrey”, de Enrique Carbajal, realizada en 1985, conformada por tres bloques;  al fondo, lo que parece la entrada de una cueva se observa como sus partes están apenas unidas, al frente una columna en forma de compás se separa de una estructura con un pico en la sima.

La construcción de Carbajal se realizó en una década donde la crisis de empleo, el tráfico de drogas, la influencia de movimientos “rebeldes” en la juventud conformaron  México, por lo que  “esa idea muestra el desprendimiento con el gobierno, dejarlo de lado”, de acuerdo con González.

Lo mismo sucedió con los muralistas mexicanos, influenciados con el movimiento obrero de la Unión Soviética copiaban los elementos en sus obras. Tomaban en cuenta al sector obrero, a los sindicatos para representar a la Revolución Mexicana,  dejando de lado a los campesinos que en su mayoría intervinieron en el movimiento armado. Tan sólo el término no se encuentra en la constitución de 1917, explicó el historiador.

Las declaraciones se realizaron dentro del Ciclo de Conferencias El historiador frente a la Historia-El Arte, realizadas en el Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM.