Por: Redacción

Desde la ciencia, la contracción de Lorentz se provoca cuando un objeto alcanza la velocidad de la luz, contrae el tiempo y el espacio y se desplaza más rápido a donde quiere llegar.

Desde el teatro, este fenómeno físico da título a una puesta en escena que busca informar, denunciar y sensibilizar sobre la brutalidad que somos capaces de ejercer contra otro ser humano, a partir de un hecho real: los asesinatos de homosexuales sirios por parte de un grupo extremista islámico.

Condenados por su homosexualidad, los hombres son lanzados por “los yihadistas” desde lo alto de un edificio, para ser recibidos en tierra por una multitud que termina por lapidarlos.

Los actores Álvaro Muñoz y Joshua González describen estos actos de barbarie que inspiraron la historia de la obra La contracción de Lorentz, la cual se presenta hasta el 19 de abril en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico.

Se trata de los gemelos idénticos Samer y Samir, quienes son conocedores y apasionados de la física cuántica y la teoría de la relatividad y con el paso del tiempo descubren que están enamorados de su mejor amigo de la infancia: Alí.

El deseo los lleva a revelar su preferencia sexual y a sublimar su deseo por él,  sin saber que más tarde se convertirá en su verdugo al formar parte de “los yihadistas” (una de las ramas más violentas y radicales dentro del islam político).

El conflicto de Siria es un pretexto para hablar sobre la homofobia, el rechazo y el odio, pero también para reflexionar sobre la ciencia, la física y la paradoja de los gemelos propuesta por Einstein.

“El amor, en cualquiera de sus formas, es lo que puede mantenernos a salvo siempre”, le dice un hermano al otro y ese es el mensaje más importante que busca promover la obra, resultado del cicloHecho en… Hidalgo.

Antes de ingresar a las butacas, los espectadores reciben una carta de Albert Einstein dirigida a su hija Lieserl en la que escribe: “El amor todo lo vence, todo lo trasciende y todo lo puede, porque el amor es la quinta esencia de la vida”.

El montaje posee elementos mínimos para que el trabajo actoral sea lo que resalte, pues el énfasis de la historia está en la manera de contarla y los histriones se valen del juego corporal para hacer metáforas de la tortura, el amor, el tiempo y el espacio.