• Cuando uno está haciendo ciencia ficción no está buscando prever el futuro, esa no es para nada la intención, la intención al final es empezar a especular o hacer cábalas sobre el si las cosas fueran así, qué pasaría.

Por: César H. Dorado/

A través de 10 cuentos, el nuevo libro de Andrea Chapela, “Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio” (Almadía,2020) va marcando una evolución dentro de la literatura de ficción hasta llegar a la “literatura especulativa” que, de acuerdo a la propia Chapela, juega como una “contraposición a los géneros realistas que están tratando de ser fieles a las leyes de la realidad, mientras se preguntan el ¿qué pasaría sí? a muchos niveles”.

En entrevista para Mugs Noticias, la autora Premio Nacional Gilberto Owen 2018 cuenta más a detalles sobre las temáticas centrales de su libro, la construcción de los personajes y cómo es su visión respecto a la creación de la ciencia ficción como género literario.

¿Cómo te acercas a la literatura de ficción?

La ficción siempre ha sido lo que yo he escrito, desde la serie juvenil que hice más chica. Sin embargo, cuando me fui a Iowa la idea fue aprender a escribir otros géneros como poesía y cuento. En realidad, tiene que ver con una intención de aprender distintas cosas u otras maneras de escribir. Aprender otras herramientas, a partir de ese aprendizaje fueron saliendo cosas que eran mucho más firmes como los cuentos que tiene Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio.

¿Cuál fue el método para ir construyendo los escenarios y personajes de este nuevo libro?

La manera más sencilla para escribir es poniendo límites al terreno de juego. Para Ansibles, sabía que quería escribir un libro de ciencia ficción, sabía que quería un libro donde todos los personajes principales fueran mujeres. Para reducir el campo de acción de la ciencia ficción me dije a mí misma: vamos eligiendo ciertas tecnologías futuristas o casi fantásticas, y hagamos que esas tecnologías siempre se inmiscuyan en medio de una relación interpersonal.

También me preguntaba cómo serían los cuentos de la vida cotidiana y de las vidas mundanas de personajes de la ciencia ficción, ya hay algo de eso en Bradbury, del cómo serían estas vidas normales en un futuro mucho más tecnológico, y la última pieza que llegó fue darme cuenta que quería escribir sobre México. Esa fue la última pieza, que escribir ciencia ficción en México era muy rico y que me dejaba elegir esos escenarios que vinieran de mis recuerdos, sensaciones, altamente emocionales.

¿Cómo fue ir equilibrando las temáticas emocionales con las máquinas y el juego del futuro?

No fue tan difícil, el epígrafe con el que comienza el libro es una frase que me ayudó muchísimo en la dirección. Estos cuentos no se tratan de las tecnologías, las tecnologías son parte de las cosas que inician los cuentos, y que, a lo mejor, inicia las problemáticas, pero realmente el cuento está en lo que sucede entre dos personas. También lo que sucede internamente en los personajes que tienen que ver con esta tecnología. La historia es esa, cómo estos seres humanos se están moviendo por esos mundos.

¿La Ciencia ficción crea nuevos escenarios o describe en los que ya vivimos?

La ciencia ficción siempre es una respuesta al presente. Pero, aunque es una respuesta al presente, también podría ser una fantasía. La ciencia ficción me permite tener libertad en el escenario, representan un grado de libertad, tú decides cómo será el escenario. El autor está tratando de decir algo y todo lo que elige para mostrarle al lector es en post de ese decir.

Cuando uno está haciendo ciencia ficción no está buscando prever el futuro, esa no es para nada la intención, la intención al final es empezar a especular o hacer cábalas sobre el si las cosas fueran así ¿qué pasaría?

La literatura especulativa ¿cómo la defines?

Es complicado, es un término que proviene del inglés, como yo lo entiendo, los géneros especulativos son un poco en contraposición a los géneros realistas que están tratando de ser fieles a las leyes de la realidad. En los géneros especulativos está la fantasía, el terror, la ciencia ficción. Sin embargo, no siempre se usa así, Margaret Atwood decía que la ciencia especulativa era lo que sí podría pasar y la ciencia ficción lo que no.

En tu evolución como escritora independiente ¿cómo ha sido el proceso para publicar?

Ha habido un cambio muy grande. Yo siento que de repente que ha habido muchos autores y autoras, principalmente, que han roto muchas barreras y han ido soplando un viento que a mí me está favoreciendo. Justo creo que estoy en el momento en el que la disyuntiva en si la ciencia ficción es o no literatura se toma cada vez de forma menos seria. Esto es literatura, siento que ahí los autores y los lectores tenemos una responsabilidad muy grande de cambiar el mercado.

Ahora bien, en el espacio de las mujeres escritoras he encontrado mucha sororidad y comunidad. Creo que cada vez es más fácil como mujer publicar, que cada vez hay más espacios que hemos ido creando. Yo reconozco que muchos de los lugares que puedo ocupar ahora hay que trabajarlos. Aunque hay muchos espacios, hay todavía muchos más que conquistar. Creo que es iluso pensar que hemos colapsado ese sistema anterior y ahora todo está bien. De alguna manera nos estamos apoyando porque que haya cambiado no significa que no pueda regresar.

También creo que es un asunto de ir reformulando del cómo pensamos la literatura, y eso va a llevar mucho tiempo, no creo que sea algo que ya se haya solucionado, es seguir empujando y ocupando espacios y seguir.