• Kevin Carter formó parte de “The Bang Bang Club” y aunque sus integrantes no se consideraban formalmente una agrupación se les comenzó a llamar de esa manera por la denominación tenía que ver con la onomatopeya del sonido de las balas.

Por: Nilda Olvera/

Fue el 26 de marzo de 1993 donde se dio a conocer la fotografía del periodista Kevin Carter, en el periódico estadounidense “The New York Times”, la imagen generó una conmoción en el mundo, en ella se podía apreciar a un niño desnutrido echado boca abajo en un territorio desolado mientras que detrás de él se encontraba un buitre acechándolo.

Además de presentar en aquel tiempo la guerra y la escasez extrema de alimento que estaba viviendo la República de Sudán. Aunque dicha foto lo catalogó para ser acreedor del “Premio Pulitzer” en la categoría “Feature Photograph”, también fue el factor que dio inicio a su declive laboral y emocional.

Quien un año más tarde, tomó su pick-up roja y manejó hacia un parque cerca de la casa donde pasó su infancia, conectó una manguera al escape de su camioneta con cinta gris y la otra asomada a la ventana del conductor y esperó sentado a que los gases del monóxido de carbono hicieran su efecto.

Dicho acontecimiento, se agregó a lista de los miembros del “The Bang Bang Club” que perdieron la vida, grupo de cuatro jóvenes fotoperiodistas sudafricanos integrados por Ken Oosterbroek, João Silva, Greg Marinovich y Carter, los cuales registraron los escenarios más brutales del racismo generadas por el Partido Nacional que había tomado las riendas del país en 1948.

Caracterizado por captar en su cámara varios actos violentos como el asesinato de Maki Skosana, una sudafricana linchada por ser sospechosa de estar involucrada en una explosión que mató a varios jóvenes activistas en Daduza, en el que Carter plasmó su cuerpo quemado que desprendía humo negro, donde se ve su cabeza en una llanta y una pierna junto a ella, que fue utilizada para apastarle el rostro.

Kevin Carter nació en Johannesburgo, Sudáfrica, en 1960, el mismo año en el que se ilegalizó el Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés), partido que llevó la victoria de Mandela en las elecciones de 1994.

En una etapa de su vida conoció a sus compañeros, en donde juntos empezaron a retratar los crímenes que llevaban a cabo por el “Apartheid”, una segregación racial, especialmente la establecida en la República de Sudáfrica por la minoría blanca, que utilizaban el necklacing para castigar a los desleales que estaban en contra de él.

La sentencia consistía en colocar una llanta en el cuello y hombros de los traidores, bañarlos en gasolina y prenderles fuego. A la vez esto les servía de advertencia de lo que les podría pasar a aquellos que tuvieran alguna objeción o que no delataran a los activistas del movimiento anti-apartheid.

Aunque los integrantes del “The Bang Bang Club” no se consideraban formalmente una agrupación o un club, se les empezó a llamar de esa manera, por la denominación tenía que ver con la onomatopeya del sonido de las balas. Asimismo, porque Oosterbroek, Silva, Marinovich y Carter realizaban un trabajo extremo, en el que la posibilidad de ser acribillados por las riñas de los enfrentamientos o del ser apresados era a diario.

Después de la invitación que recibió él con Silva de ir con Robert Hadley, fotógrafo oficial de la Operation Lifeline Sudan (OFS), para ir asistir a las víctimas de Sudán, llegaron en una avioneta a la aldea de Ayod. Es en aquel momento cuando Carter se percató de la presencia de aquel niño tirado en ese terreno y en donde lo retrató.

Pero ésta, no generó más que una conciencia, sino también una gran ola de críticas y enojos por parte del público que la vio, que estaban dirigidos especialmente a su creador. Ya que, el principal tema era saber el destino había tenido el infante, señalamientos del por qué Carter no le ayudó y de que se aprovechó del dolor ajeno para crearse de una fama, todos aquellos rumores hicieron que las personas le dieran el apodo del “segundo buitre”.

No obstante, esto a la vez con el asesinato de su amigo Oosterbroek en Thokoza mientras cubría un tiroteo, le complementaron a la depresión que ya sufría, dando pie a que meses después de que ganara el “Premio Pulitzer” se suicidara, dejando una nota en la que indicó que se encontraba deprimido, sin dinero para la renta del alquiler y para otorgarle manutención a sus hijos, en el que se hallaba atormentado por los recuerdos violentos de los homicidios que contempló. Cabe señalar que, aunque varios medios de comunicación denoten que murió un domingo 27 de julio de 1994, no se sabe con seguridad la fecha exacta del suceso.

Años posteriores se descubrió que en su famosa imagen, el niño que en esa época pensaban que era una niña, se llamaba Kong Nyong y que tenía malnutrición severa, pero que sí estaba siendo atendido por el dispensario de comida de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Esto fue confirmado luego de que se analizara la fotografía con más detalle, en el que se puede apreciar en la muñeca de Nyong la pulsera que lo prueba y por el propio padre de él, en que informó que en el 2008 murió a causa de “fiebres”.

En la actualidad, Kevin Carter es un ícono a lado de sus colegas como el representante que mostró a la sociedad la agonía y la violencia que vivió la población sudafricana por el racismo que atormentó a su nación.