Por Jenifer N. Luna

Comandada por Dios para llevar a cabo la misión que parecía imposible para una campesina analfabeta, Juana de Arco decidió comandar el ejército francés para expulsar a los ingleses del país y coronar como rey  al delfín en Reims.

Con una incierta fecha de nacimiento, incluso para la propia Juana de Arco, formó parte del seno de una familia campesina, y en  1412 vivió el conflicto sangriento de la Guerra de los Cien Años que enfrentó al delfín Carlos, primogénito de Carlos VI de Francia, con Enrique VI de Inglaterra por el trono francés que provocó la ocupación de la mayoría del norte de Francia por tropas inglesas y borgoñonas.

Llevó  una vida devota y piadosa por petición de San Miguel, Santa Catalina y Santa Margarita hasta 1428, donde, guiada por la voz de Dios, viajó a Vaucouleurs para unirse al ejército del príncipe Carlos que la rechazó.

Meses después, con el asedio de Orleans por los ingleses, Carlos se vio obligado a refugiarse en Chinon, localidad a donde fue Juana, escoltada por varios soldados que le dio Roberto de Baudricourt, para informar al delfín acerca de su misión.

Al frente de un ejército de cinco mil, que Carlos accedió a confiarle, derrotó a los ingleses y levantó el cerco de Orleans el 8 de mayo de 1429 ganándose el título de la Doncella de Orleans.

 JUANA DE ARCO

Con su  victoria, Juana realizó una serie de campañas que permitieron al delfín su camino hacia Reims y su coronación como Carlos VII de Francia.

Ella, con su misión cumplida, quiso retirarse pero continuó combatiendo hasta que el 24 de mayo de 1430 fue capturada y entregada a los ingleses quienes la acusaron  de practicar brujería debido a que supuestamente las voces que escuchaba eran del diablo para desprestigiar al rey.

Juana fue declarada culpable de herejía y hechicería, y aunque ella siempre defendió su inocencia, acabó por retractarse y cambiar la sentencia de muerte por cadena perpetua sin durar mucho por la reafirmación por parte de Juana de Arco del origen divino de las voces haciendo que fuera condenada a la hoguera y ejecutada el 30 de mayo de 1431 en la plaza del mercado viejo de Ruán.

Es considerada una mártir y convertida en el símbolo de la unidad francesa, Juana de Arco fue beatificada en 1909 y canonizada en 1920, año en que Francia la proclamó su patrona.