El “responsable” de que cada imagen muestre dolor, sangre, fierros retorcidos y cuerpos sin vida. De haber retratado para la prensa mexicana la vida cotidiana, accidentes, suicidios, lenguas de fuego, paredes ennegrecidas e iconos que en medio de una desgracia hicieron que cada una de sus fotos se convirtiera en una crónica, será llevado al cine.

Un filme contará la historia de Enrique Metinides , identificado como uno de los fotógrafos más representativos del periodismo mexicano.

Su última foto de primera a plana se registró el 26 de mayo de 1991. Pero ello no es impedimento para que sus compañeros, estudiantes de periodismo y muchos interesados en el tema de la foto grafía de nota roja, quieran conocerlo, acercarse, platicar de su trabajo, obtener un consejo, saber cómo obtenía cada imagen así, impresionantes, aún hoy en día.

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Foto: MUGS / Risso Alberto

Sin embargo, a veces se topa con presentadores y público que no tienen idea de quién y ante quién se encuentran, y ríen ante las respuestas simples, sin nada de retórica, gracias a preguntas sin fondo, hechas para que luzca su presentador, no la explicación y el entendimiento de una fotografía de un niño atropellado y de cuyos restos sin vida dejan un rastro de sangre que en una línea o un charco sobre el piso, hacen que cada uno piense en qué ocurrió y no requiera muchas explicaciones.

Solo hice mi trabajo”, afirma Metinides, el niño que a los 12 años comenzó tomando fotos de choques y accidentes con una cámara de cajón. Que creció entre ministerios públicos planchas de exploración para autopsias.

En una ocasión, cuando se encontraba tomando fotos de un camión que se había accidentado, se le acerco Antonio ‘El Indio’ Velazquez, preguntadole por que estaba ahí, si le gustaba tomar fotos de los accidentes, a lo que Metinides respondió afirmativamente. Acto seguido, Velazquez le invito a visitarlo en el periódico La Prensa, donde trabajaba como fotógrafo de nota roja. A los 14 años ya se encontraba laborando para el periódico La Prensa como fotógrafo.

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Foto: MUGS / Risso Alberto

Siete décadas después, el foto-periodista se encuentra bajo un contrato de confidencialidad que le impide dar cualquier tipo de entrevistas sobre su vida, su trabajo y su pasión.

Presentado por Gustavo Prado, el fotógrafo subió al escenario que constaba de un sillón para tres personas, un sillón individual, una mesita y una Mac.

Prado que solo fungió como mero moderador y no como alguien que estuviera consciente del tamaño de personaje que tenía enfrente. Solo se dedico a cambiar las fotos de la presentación provista por el mismo Metinides, pidiéndole solamente contextualizar las diferentes fotos presentadas como aquella capturada durante un operativo policiaco en 1988 en una tienda de la cadena Comercial Mexicana, o como aquella famosa serie donde se muestra una maniobra de rescate para evitar que un hombre se lanzara de la cúpula del Toreo de Cuatro Caminos, en 1971, solo por nombrar algunas.

El fotógrafo respondía a las peticiones de Prado en cuanto a sus imágenes, no se pudo evitar que la brecha generacional y la falta de cultura se hicieran presentes en reciento.

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Foto: MUGS / Risso Alberto

Tras la ponencia Metinides se acerco a las pequeñas escaleras colocadas justo a un lado el escenario para bajar y retirarse, no sin antes detenerse para saludar y firmar los libros de los seguidores que pudieron llegar hasta él.

Ahorita no puedo dar ninguna clase de entrevista, ni decir nada, estoy bajo un contrato de exclusividad para una película que están filmando sobre mí y mi trabajo. Pero apunta el número de mi hija Monica, es local, te la podría dar –la entrevista- hasta mediados del año que viene, ya vez como son los productores gringos.

Justo antes de retirarse dijo Muchas gracias por haber venido,si fuera por mi hubiera hablado más de 4 horas y cerrado el evento pero solo me dieron 20 minutos, namas’ me corretearon con el tiempo. Entre fotos y felicitaciones de mano Metinides abandono el edificio en compañía de su familia.

Dejando tras de si, historias que quizá los asistentes no apreciaran jamás.

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Foto: MUGS / Risso Alberto