Por: Redacción

Los cuentos largos Rima, Ve y Parte componen el volumen Profesores, la más reciente publicación del narrador y ensayista Gabriel Wolfson Reyes (Puebla, 24 de octubre, 1976) donde se revela como un autor obsesionado con el ritmo y la sintaxis.

La publicación, que forma parte de la colección El Guardagujas de la Dirección General de Publicaciones de la Secretaría de Cultura presenta, en cada uno de sus relatos, diferentes historias que convergen, abordando aspectos intimistas de los personajes, el individualismo y la desaparición.

En entrevista, el becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) en la categoría de Jóvenes Creadores 2008-2009, señaló que no puede concebir los cuentos como estructuras cerradas, con una sola historia. “He recibido comentarios acerca de que mis relatos pueden ser algo densos o áridos, no lo creo”, dijo al explicar su estilo de escritura en la que relata, cambia de contexto o de personajes de manera ágil.

“Habemos muchos escritores de distintos tipos y las lecturas son incontrolables. Me interesa acumular elementos dispares, heterogéneos. Me es imposible contar sólo una historia, no lo he hecho, no lo podría hacer y además me parecería inútil y absurdo. Para mí el cuento no es contar una sola historia de principio a fin y de manera lineal, eso no me interesa”, explicó el autor de Ballenas (2004).

Sobre el título que lleva su obra Profesores, comentó que es un poco “caprichoso”. En los tres relatos aparece esta figura; en el primer cuento es el narrador, en el segundo los protagonistas y en el tercero es nada determinante.

“El libro no habla de la vida de los docentes, en él se cuenta historias donde están involucrados de manera fuerte personas que se han dedicado a dar clases, uno es un profesor de secundaria, otro un jubilado de primaria, un profesor de universidad y quien fue maestro de forma efímera”, indicó.

En los tres cuentos a los personajes, comentó, se les ve en la intimidad de espacios físicos y mentales. En momentos en los que están muy metidos en sí mismos, “a veces de manera angustiante”.

Agregó que en su libro Profesores, los tres relatos abordan el hecho de que sus personajes se plantean la posibilidad de fugarse, ya sea de su casa, país, trabajo o de algo, “sería lo más común al libro”, dijo, además de que hay una serie de búsquedas literarias o escriturales verbales que le interesan y aparecen en los tres relatos.

Otro de los elementos que plasmó con su pluma Gabriel Wolfson fueron rincones o espacios donde los personajes se quedan detrás, como la puerta, el escritorio o el closet. “Ellos se quedan quietos, pueden quedarse en un sillón inmovilizados. Son situaciones que a primera vista parecen tontas, sencillas, cotidianas y que mil veces son repetidas en nuestras vidas, pero en ocasiones extrañas dejan de ser cuestiones tontas y repetidas”, explicó.

Para la realización de los cuentos, el Premio Nacional de Cuento Joven Julio Torri empleó información de distintas procedencias. Hay historias del exilio argentino en México de los años setenta y ochenta las cuales escuchó en la secundaria o preparatoria donde asistían hijos de exiliados, así como citas que anotó o pláticas que sostuvo.

“Cuento cosas que vienen de mi infancia, que es la vivencia del mundo de la izquierda mexicana, la gente como muy comprometida con el comunismo, Cuba, ciertas luchas sociales, el círculo de estudio del marxismo. También hay hechos de la Revolución que leí con anterioridad. Los materiales vienen caprichosamente de muchos lugares.