Por: Redacción/

De pie y con reiteradas ovaciones y peticiones de regresar para aclamar al elenco, inició la breve temporada de la Compañía Nacional de Teatro en el Teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque, con el montaje Enemigo del pueblo, de Henrik Ibsen, en una versión libre del dramaturgo y director David Gaytán.

La obra, considerada una de las obras más controversiales de quien es uno de los dramaturgos noruegos más importantes, fue prácticamente reescrita por David Gaytán, ofreciendo a los personajes nuevas motivación y complejidades.

El resultado es una excelente versión con sólidos elementos polémicos que ponen en debate el sentido de la democracia como un valor supremo al dominio de las mayorías; la confrontación de los conflictos éticos y morales cuando los intereses económicos se sobreponen al deber ser y hacer, y el sentido de la lealtad y la responsabilidad social.

El montaje expone la corrupción del poder y la manipulación de los medios de información que deponen su función social al entrar en connivencia con el gobierno; el tema de género y el empoderamiento de la mujer con voz y derechos, todo en un marco de interacción participativa con el público.

La pieza conserva la tesis de que el enemigo más peligroso de la razón y de la libertad es la opinión de las mayorías, pero sin imponer dogmas para que el público ejerza su propio juicio y se cuestione.

La historia parte de inicios del siglo XX con un doctor Stockmann, que si bien en la obra original es un hombre afable y cálido, ante el público se muestra como un sujeto violento, antisocial y misógino, que denuncia que las aguas del balneario del pueblo son tóxicas, altamente dañinas para la salud.

El descubrimiento pone en peligro el desarrollo y progreso del pueblo y expone el entramado de intereses económicos para evitar que la noticia aleje a los turistas.

En el escenario de las complicidades están los periodistas del único periódico del pueblo, y el hermano de Stockmann, el alcalde de la ciudad que considera que esto es negativo para los intereses políticos y económicos de la comunidad.

La guerra sucia de desinformaciones, calumnias y manipulaciones se desata. Pedro Stockmann estando al frente del gobierno tiene el apoyo del periódico para conseguir que la opinión pública condene al doctor Luis Stockmann como enemigo del pueblo.

Antes de concluir el montaje, el doctor Luis Stockmann, interpretado por Luis Rábago, se dirige al público, en un monólogo reflexivo confrontando al público.

Pone en debate el uso de la democracia en las mayorías como una prostitución de la verdad y manipulación de mentiras; el valor de los medios de comunicación sujetos, siempre, a los intereses del mejor postor y el anonimato de los sujetos cobijado en las masas para calificar y denostar.

El elenco estable de la Compañía Nacional de Teatro que participa en obra está integrado por Rodrigo Alonso, Miguel Cooper, Ana Paola Loaiza, Luis Rábago, Antonio Rojas y Amanda Schmelz.

En la versión libre y con dirección de David Gaytán sobresale, también, el diseño escenográfico y de luces de Alejandro Luna, quien Premio Nacional de Ciencias y Artes; diseño de vestuario de Mario Marín del Río; diseño sonoro, Rodrigo Espinosa y diseño de maquillaje y peinados, Maricela Estrada.

David Gaitán, quien en su haber posee más de 20 obras de teatro, señaló, en breve entrevista, que la obra es una reescritura completa que mantiene el esqueleto anecdótico planteado por Ibsen, buscando desplazar ese discurso polémico y de provocación “para una conversación más relevante para este momento de la historia”.

Entre las modificaciones al texto original destacan: la interacción con el público a través de un dispositivo de una pistola de burbujas que accionan cuando consideran que el comportamiento del protagonista es digno de reprobación, “que determina una conversación con el espectador activa todo el tiempo”.

Y en diálogo con este gesto, también sobresale el carácter del doctor Stockmann, que en la versión de Ibsen “es amigable, cálido y afable, envuelto en una polémica injusta. Yo desplazo ese carácter a lo opuesto para que el espectador se relacione con ese personaje de manera complicada.

“Con un personaje que es profundamente reprobable en términos morales, pero hay un asunto ético en el que tiene razón”.

Por ello “me interesa que el espectador se vea en ese problema y entre en el asunto de resolverlo en su cabeza, de buscar respuestas y sobre todo, de separar al teatro de un objetivo moralizante, moralizador y plantear un obra que invita a ver el arte desde otro ángulo, no desde el que dicta lo que está bien y está mal”, dejando abierto a la gente el cuestionamiento de lo que es correcto e incorrecto.

La temporada de Enemigo del pueblo concluirá el 12 de agosto con funciones de jueves y viernes 20:00 horas; sábados 19:00 y domingos 18:00 horas, en el Teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque.