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Por: Oswaldo Rojas

Se presentó ayer  el e-book Los Narco Juniors, los herederos del poder criminal bajo el sello editorial Debate,  del joven periodista  José Luis Montenegro, colaborador de las revistas Variopinto, News Week en español, Proceso y diario Excélsior. Un libro que da cuenta de las ramificaciones familiares del narcotrafico, así como el retrato sociocultural de los hijos de los grandes capos.

La investigación de Montenegro resulta impactante por haberse realizado con las herramientas que cualquiera con un smartphone tiene: Facebook, Twitter, Instagram, Ask, etc. Redes en las que los hijos de los líderes del crimen organizado presumen y exponen su vida.

Los Narco Juniors se adelanta a la investigación ortodoxa del periodismo y da un resultado que otros han buscado en los archivos nacionales durante años. Consigue ubicar a los miembros más jóvenes de la delincuencia, sus hábitos y poner en contacto al investigador con ellos.

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“Pasan tantas cosas en las redes sociales y el gobierno dice Estamos Trabajando Por Ti, Mover a México. Bueno ¿A dónde lo estas moviendo? Así empecé a formular un engranaje de 75 cuentas (aunque todavía faltan mas). Voy viendo que todas las redes tienen tres características: La geolocalización, se twittean entre ellos y tienen un “perfil bajo”.  Jose Luis Montenegro también dijo que este trabajo compila historias  que van develando muchos nombres, nuevos rostros del narco mexicano. El empoderamiento de la nueva generación.

A estas virtudes del e-book se agrega el bosquejo que explica la nueva forma en que se estructura el narcotrafico, bastante similar a  la de grandes empresas. Para el autor no es casual que los hijos sean ahora licenciados en derecho o administración de empresas. Se han preparado para dar el viraje a uno de los negocios más rentables del país, el que lo sumió en una guerra interna en 2009 y del que han sido participes los últimos tres presidentes.

Al final de la presentación Montenegro reflexionó sobre la debilidad institucional, así como de la miseria, hartazgo y necesidad de sentirse identificados. Características que llevan a los mexicanos a buscar un lugar en las filas del narcotrafico.