• Hoy se cumplen cincuenta años del suceso que pasó a la historia como “El Halconazo”, refiriéndose al grupo paramilitar y financiado por el mismo gobierno, que se creó antes de la década de los 70 con el objetivo de reprimir cualquier protesta social, conformado por personas pertenecientes a grupos marginados.

Por: Nilda Olvera/

Este 10 de junio se cumplen 50 años del Halconazo o Jueves Corpus, en el que un grupo paramilitar asesinó y agredió a alumnos en las avenidas Salvador Díaz Mirón, Carpio y de los Maestros. Los estudiantes se movilizaban de manera pacífica, en apoyo a los compañeros de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) para la derogación a la Ley Orgánica que suprimía la autonomía de la institución, asimismo entre otras cosas que demandaban era la desaparición de los grupos porriles en las escuelas de educación media y superior.

Este ataque ocurrió en la Ciudad de México, tres años después de la masacre ocurrida en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, el dos de octubre de 1968. El 10 de junio de 1971 la mayor parte del contingente estaba integrado por estudiantes del Instituto Politécnico Nacional y la Universidad Nacional Autónoma de México, también había alumnos de la Universidad Autónoma de Chapingo.

Pretendían marchar del Casco de Santo Tomás al Monumento a la Revolución, sin embargo, autoridades policiacas y capitalinas trataron de impedir que la marcha recorriera las calles por eso colocaron un gran número de granaderos al cruce de la Calzada México-Tacuba y Circuito Interior. Además de los policías en toda la zona se desplegaron integrantes de un grupo paramilitar identificados como los halcones que iban vestidos de civil y que llevaban consigo varas de kendo.

Éstos deshicieron la marcha y bloquearon las calles, los estudiantes resistieron y repelieron por varios minutos el enfrentamiento con piedras, palos o con lo que tuvieran a su alcance e incluso hicieron retroceder a unos cuantos de los agresores, cuyos integrantes se habían mezclado entre los alumnos cuando empezó la marcha.

A los pocos minutos aparecieron más miembros del grupo de choque, empuñaban armas de fuego especialmente M1 y M2 y dispararon a los alumnos, algunos salieron ilesos, unos sólo con golpes y otros con heridas de bala, los jóvenes buscaban refugio debajo de los autos y dentro de las casas y las instalaciones de la Normal de Maestros, logrando escapar del escenario en el que varios de sus compañeros fueron capturados y subidos a unos camiones grises donde algunos halcones habían llegado antes.

Otros alumnos perdieron la vida por la gravedad de las lesiones o porque fueron alcanzados por los proyectiles de los francotiradores que estaban en las azoteas de los edificios y en las calles.

Los heridos fueron trasladados a distintos hospitales, uno de éstos fue al nosocomio Rubén Leñero, sitio al que varios de los estudiantes acudieron a localizarlos y en el que los halcones intimidaron a los doctores y enfermeras y remataron o secuestraron a las víctimas.

En la noche ambulancias de la Cruz Roja acudieron a la Normal para sacar a los estudiantes que estaban heridos, no sin antes de que sus compañeros apuntaran sus nombres y fotografiaran sus rostros como pruebas en caso de que los desaparecieran.

Los medios de comunicación informaron que la situación se trató de un enfrentamiento de estudiantes con un total de 120 muertos.

Esa misma noche, Echeverría anunció por medio de un mensaje televisivo que se iba a ordenar una investigación de lo ocurrido sin importar quién cayera en el proceso. El suceso pasó a la historia como “El Halconazo”, refiriéndose al grupo paramilitar y financiado por el mismo gobierno, que se creó antes de la década de los 70 con el objetivo de reprimir cualquier protesta social, conformado por personas pertenecientes a grupos marginados.

Al coronel Manuel Díaz Escobar, entonces subdirector de Servicios Generales del Departamento del Distrito Federal (DDF) se le señaló como el líder máximo y al político Alfonso Corona del Rosal como el que dio la orden de fundar el grupo que siguió actuando bajo el cargo de Alfonso Martínez Domínguez jefe del DDF en el periodo de 1970 a 1971.

Tiempo después Díaz Escobar compareció ante la antigua Procuraduría General de la República (PGR), actualmente fiscalía para declarar sobre los eventos del Jueves Corpus, en el que indicó sabía de la existencia de los halcones. El 15 de junio Martínez Domínguez al que se le apodo “Halconso” Martínez Domínguez presentó su renuncia al entonces mandatario Echeverría, sin asumir responsabilidad alguna de las acciones de los halcones.

A cincuenta años del asesinato de decenas de estudiantes a manos de paramilitares, se sigue reclamando justicia para las víctimas que estuvieron presente en el evento que pasó a la historia como el Halconazo.