Por: Aldo Herrera y Vicente Flores

“Me enteré en mi cama. Eran las 6:30 de la mañana. Sabía que el fallo era hoy. Tardé en dormirme esperándolo. Cuando vi a mi mujer hablando por teléfono con cara de ¿por qué me llaman desde España? Les pedí que me dieran cinco minutos para explicarle que había ganado, mencionó Eduardo Sacheri.

La noche de la usina es una novela situada en un pueblo de Buenos Aires, que narra la epopeya de unos “perdedores heroicos” que le dan una merecida venganza colectiva a quienes les robaron sus esperanzas; obra que recibió el premio Alfaguara 2016.

– Uno podría pensar que en un pueblo como O´Connor no hay modo de guardar un secreto. Y sin embargo la noche de la usina es un secreto. Un secreto a medias, es la verdad. Un secreto hecho de cosas sabidas y confundidas a propósito o por azar, o por las dos cosas -.

Fragmento de La noche de la usina de Eduardo Sachieri

Eduardo Sacheri es un escrito argentino, apasionado por el fútbol, que comenzó a relatar historias del deporte a mediados de la década de 1990. Sus textos han sido llevados a la pantalla grande en dos ocasiones: la primera llamada El secreto de sus ojos, película de Juan José Campanella,  que adapta su novela La pregunta de sus ojos de 2005.

Para su segunda película, volvió a trabajar con Campanella para realizar el guión de la película animada Metegol, inspirada en el cuento Memorias de un wing derecho, de Roberto Fontanarrosa.

Entre sus novelas figuran Araoz y la verdad (2008), Papeles al viento (2011) y Ser feliz era esto (2014).

“Siempre estoy como con un pie en cada mundo, un pie en el mundo de los libros y un pie en el mundo de las películas, y mi idea es permanecer así”, añade Eduardo.

Sacheri, carece de una formación literaria, su afán por escribir no lo aprendió en la academia, para él, escribir es leer siempre, una afición que se ha creado desde muy niño.

Empezó a escribir para encontrar respuestas de su propia vida y horizonte: “por eso siempre mis historias son bastante cercanas y cotidianas y con persones comunes y corrientes. En ese horizonte, de un pueblo, de la provincia de Buenos Aires”.

Tienes una trayectoria que ya ha trascendido por toda América Latina y más allá… ¿Qué te falta por hacer?

Seguir escribiendo y seguir disfrutando lo mucho que lo disfruto; ojalá los lectores y los espectadores me sigan acompañando; eso no lo puedo saber, ojalá suceda, pero sí, espero que me sigan saliendo historias porque lo necesito.

Cómo describes tu literatura, hablando sobre una de las pasiones más grandes que une al mundo… ¿Por qué hablar de fútbol?

Mira, yo creo que mi pretensión inicial cuando empecé a escribir era encontrar respuestas a mi propia vida, a mi propio horizonte. El fútbol es un elemento muy constitutivo de nosotros; entonces, apuesto a retratar ese mundo, el fútbol, con naturalidad, sin artificios, se coló en lo que yo escribía.

Hablando un poco más de la vida, y de esta analogía que a veces se hace con el fútbol… mencionaste que el fútbol es la vida misma, ¿Qué similitudes encuentras tú entre ambas partes?

Yo creo que el fútbol es como una réplica de la vida en pequeñísima escala. Tú estás ahí con un objetivo único que es ganar, que es lo mismo que seguir viviendo, y puedes perder y morir. Y tienes ahí unos compañeros y unos rivales, y una meta dificilísima y el miedo de que mientras buscas tu meta todo se derrumbe… y los límites del campo son los límites del mundo. Pero, la enorme ventaja que tiene el fútbol sobre la vida es que no es definitivo. Y que por más que te vaya pésimo hoy, otro día vuelves a jugar. Y por eso estoy tan en contra de los excesivos apasionamientos en el fútbol, y de, por ejemplo, “descender es morir”, porque si vamos a enfrentar el fútbol con el mismo dramatismo con el que enfrentamos la vida, el fútbol deja de tener sentido, porque ya para tragedias tenemos la vida.

Eduardo se define a sí mismo como apasionado del fútbol no desea convertirse en un bárbaro. Como escritor, un tipo al que le gusta detenerse en lo minúsculo de la vida “ahí está el secreto. No de la literatura; de la vida.

Ganar un premio ¿es como ganar un campeonato?

 Sí, verdaderamente. No sólo por el éxito en sí y por la alegría que significa ganar un premio de esos, sino que finalmente me abrió muchísimas puertas, muchísimas; tanto para mis libros fuera la Argentina como para seguir trabajando en cine.

En tres palabras, ¿qué significa para ti el fútbol, la literatura y la vida?

El fútbol, el juego más lindo; la literatura, la mejor compañía; y la vida… un misterio complicado.