Por: Gabriela Espinoza

Este domingo se celebra en distintas partes del mundo el Día del Amor y la Amistad. Los regalos, las muestras de afecto y las celebraciones por el también conocido como Día de San Valentín, inundan casi todos los lugares. Sin embargo, la festividad en que los amados muestran su cariño mediante cartas, flores, chocolates o alguna que otra cena romántica no siempre tuvo esa visión “romántica” que hoy conocemos.

En la Antigua Roma, el 15 de  febrero se celebraba la Lupercalia, el festival de la fertilidad. De acuerdo con los historiadores este ritual comenzó en el reinado de Rómulo y Remo, período donde las mujeres de Roma quedaron estériles y en busca de una solución consultaron el oráculo de Juno,  quien les aconsejó: “Madres del Lacio, que os fecunde un macho cabrío velludo”.

Cada año se escogía entre los ciudadanos ilustres de Roma a un grupo de jóvenes para formar parte de los luperci, un cuerpo sacerdotal que se dividía en dos grupos: los Luperci Fabiani y los Luperci Quinctiliani, posteriormente se añadió otro grupo que llamaron los Luperci Iulii.

Los luperci se reunían en la cueva Lupercal, en el monte Palatino. Se creía que fue en esa cueva donde la loba Luperca amamantó a Rómulo y Remo. En la entrada había una higuera llamada ruminalis, en la que dejaron la cesta con los gemelos, por lo que ahí se sacrificaban un perro y un macho cabrío, animales que eran considerados impuros.

Después los luperci manchaban su frente con la sangre del macho cabrío y se limpiaban con un mechón de lana mojado en leche del mismo animal. A caracajadas, en tiras cortaban la piel de ambos animales, que llamaban februa. Desnudos se cubrían con la februa, salían corriendo de la cueva y bajaban por el Palatino.

Durante el camino, azotaban a cualquiera que se les cruzara, especialmente a las mujeres, porque se creía que si eran tocadas por el latigazo purificador se volverían fértiles. Este azote ritual era purificador y se conocía con el nombre de februatio.

La Lupercalia terminaba con un frenesí sexual y se formaban muchas parejas, algunas de ellas acababan en matrimonio y tenían hijos.

San Valentín, ¿quién fue y por qué lo celebramos?

En el siglo III , Roma era gobernada por el emperador Claudio II. Él no estaba de acuerdo con las celebraciones de los matrimonios para los jóvenes, porque en su opinión los solteros sin familia eran mejores soldados, ya que tenían menos ataduras.

San Valentín fue un sacerdote que consideró el decreto como  injusto y desafió al emperador. Celebraba en secreto los  matrimonios para  los jóvenes enamorados. El emperador Claudio se enteró, pero como San Valentín tenía un gran prestigio en Roma, el emperador lo llamó al Palacio y lo encarceló.

El oficial Asterius, encargado de encarcelarlo, quiso ridiculizar y poner a prueba a Valentín. Lo retó a que le devolviera la vista a una hija, llamada Julia, que nació ciega. Valentín aceptó y en nombre del Señor, le devolvió la vista.

Otra versión dice que uno de sus carceleros vio al obispo como un hombre con estudios y llevó a su hija Julia -ciega de nacimiento- para que recibiera lecciones de él. Valentín le leyó cuentos de la historia romana, le enseñó aritmética y le habló de Dios. Julia aprendió a ver el mundo a través de los ojos él, hasta que finalmente las sucesivas súplicas de la joven por contar con el sentido de la visión fueron escuchadas.

Algunos relatos dice Valentín se enamoró de la joven. Un día antes de ser ejecutado, el 14 de febrero del 270 d. C., le escribió una carta de amor, en la que le pidió que se mantuviera cerca de Dios y la firmó “e tu Valentín”, sin saber que daba origen a la tradición de enviar mensajes de amor.

Otros relatos cuentan que Claudio finalmente ordenó que ejecutaran a Valentín, el 14 de Febrero. Un día posterior a su muerte, la joven Julia, agradecida porque le devolvió la vista plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba. De ahí surgió la tradición de que el almendro sea un  símbolo de amor y amistad duraderos.

Desde el año 494, el Papa Gelasio I difundió la historia de San Valentín en la Iglesia Católica, con el objetivo de prohibir la Lupercalia, porque consideraba que era una celebración pagana. Y fue el 14 de febrero cuando instituyó el Día de San Valentín.

La festividad religiosa se celebró a lo largo de quince siglos, es decir hasta el año 1969, cuando el pontificado de Pablo VI de la Iglesia Católica decidió eliminarla del calendario postconciliar, pasando a ser una fecha con santo pero sin celebración.

Esther Howland, la madre del Día del Amor y la Amistad

La responsable de la popularización de San Valentín en tarjetas de felicitación en América, fue Esther Howland, una artista y empresaria que nació en Worcester, Massachusetts.

En 1847 ella se graduó de Mount Holyoke College (entonces Seminario de Mount Holyoke mujeres) y después de graduarse a los diecinueve años recibió una elaborada “San Valentín” de uno de los socios de su padre, dueño de la más grande tienda de libros y artículos de papelería en Worcester, Massachusetts.

Intrigada con la idea de hacer de un “San Valentín” similar, empezó hacer tarjetas con encajes de papel y decoraciones florales  que se importaban de Inglaterra. Hizo una docena de muestras y su hermano vendedor, las añadió a su inventario para su próximo viaje de ventas. Cuando regresó le habían pagado por anticipado veinticinco veces más de lo que había llevado.

Howland para darse abasto con los pedidos empleó a amigos y desarrolló un negocio floreciente en Worcester, Massachusetts, el cual llamó la “Nueva Inglaterra de San Valentín”. Sus valentines  adornados con frases se volvieron famosos en todo Estados Unidos. Fue así como nació el Día del Amor y la Amistad y Howland fue llamada “La Madre del día de San Valentín de América”.