Por: Redacción

Luego de nueve días de intensa actividad, la III Fiesta de las Culturas Indígenas, Pueblos y Barrios Originarios de la Ciudad de México llegó a su fin este domingo 4 de septiembre en medio de la “alegría” por declarar en el Zócalo capitalino al amaranto del pueblo de Santiago Tulyehualco como patrimonio cultural intangible.

El titular de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, Eduardo Vázquez Martín, y el jefe delegacional en Xochimilco, Avelino Méndez Rangel, encabezaron el acto protocolario de la declaratoria publicada el viernes 2 de septiembre en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México, cuyo decreto fue firmado por el Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera.

“Se preguntarán por qué declaramos como patrimonio intangible a algo que huele y sabe tan rico. Lo que se declara no solamente es al amaranto y a la alegría como objetos, sino se declara a toda la cultura que está detrás, a la memoria histórica, a los saberes que los pueblos guardan para convertir al amaranto en un dulce exquisito”, expresó Vázquez Martín.

La declaratoria se sumó a las más de 400 actividades artísticas y culturales ─entre presentaciones de libros, mesas y conciertos─, que se ofrecieron en esta fiesta que tuvo como invitados a Ecuador, la Región Huasteca y al Pueblo de Santiago Tulyehualco, la cual fue visitada por 532 mil 923 personas del 27 de agosto al 4 de septiembre.

En medio de la alegría compartida por la declaratoria, Vázquez Martín destacó que están seguros que esta fiesta dedicada a la visibilización de las culturas indígenas será una celebración que se organice cada año en el lugar que vio florecer a Tenochitlan y a los pueblos originarios que tenían al amaranto como base de su alimentación.

“La queremos así porque los saberes populares, los saberes indígenas nos son necesarios a todos, seamos o no indígenas, porque el mundo moderno necesita de esos saberes para salir de muchas pesadillas que nos encontramos. Gran metáfora con la que cerramos hoy, gran metáfora en esta capital indígena que nos deja el pueblo de Tulyehualco”, externó.

El jefe delegacional en Xochimilco, Avelino Méndez Rangel, recordó que el amaranto casi fue erradicado en durante la conquista española, debido al carácter ritual que los pueblos prehispánicos le daban a esta semilla, “pero aquí estamos los xochimilcas después de 500 años cultivando el amaranto, dándole alegría a los mexicanos”, dijo.

Tras destacar la reivindicación histórica del amaranto, Apolo Franco, representante del Sistema Producto Amaranto A.C., agradeció al Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera; a la SCCDMX, a la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades (Sederec) y a la Universidad Autónoma Metropolitana por hacer posible la declaratoria.

“Santiago Tulyehualco pertenece a la delegación Xochimilco, pueblo y tierra de amaranto, que lo ha visto florecer generación tras generación convirtiéndose en una emblemática semilla que guarda profundad raíces históricas, manifestándose a través de las costumbres, tradiciones y creencias que se reflejan en el orgullo de los productores”, indicó.

Desde el corazón de la capital del país, Fabiola Poblano Ramos, presidenta del Consejo de Pueblos y Barrios Originarios de la Ciudad de México, señaló que la fiesta ─que tuvo como invitados a Ecuador, la Región Huasteca y el Pueblo de San Pedro Tláhuac donde hubo 671 expositores─, es un gran paso donde se mostró la riqueza patrimonial de las culturas indígenas y de los pueblos y barrios originarios.

“Avanzamos en la visibilización de los derechos colectivos de los pueblos y barrios originarios. Públicamente agradecemos al Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, que en la ceremonia de inauguración se comprometió a que en la Constitución estén contemplados los derechos de los pueblos”, subrayó Poblano Ramos.

Al hacer uso de la palabra, el Director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto Hernández, comentó que la fiesta servirá para que México se reconozca como la nación pluricultural a la que se refiere el Artículo Segundo de la Constitución Mexicana y como la ciudad pluricultural, pluriétnica fundamentada en sus pueblos originarios.

En el acto de clausura, también estuvieron la diputada presidenta de la Comisión Especial para la Preservación el Patrimonio Histórico y Cultural en la Asamblea Legislativa, Eloísa Llescas Hernández; Jorge Cabrera Ávila, representante de la Secretaría de Educación de la Ciudad de México; Carolina Lissette Galicia Flores, representante de la comunidad del pueblo de San Pedro Tláhuac, y Anastacio Aguilar, representante de la Huasteca; Jacinta Ramírez, representante indígena de las comunidades de la Ciudad de México; Ana Claudia Collado, de la Asociación de Juegos de la Ciudad de México; Sara Hirán Morán Bañuelos, investigadora de la UAM-plantel Iztapalapa; e Iván Gómezcésar, representante del Fomento y Desarrollo de la Ciudad de México.

Desde la voz indígena, un reconocimiento a la Fiesta y su organización

En su turno, Anastacio Aguilar y Jacinta Ramírez expresaron de manera entrañable un saludo a los organizadores y a los participantes de la tercera celebración de las culturas indígenas en la CDMX: “Reconocemos el trabajo del Comité Organizador y de las instituciones del gobierno de la Ciudad de México y en respuesta a las demandas históricas de las comunidades indígenas residentes y de los pueblos y barrios originarios que hizo posible la creación de esta Fiesta de las Culturas Indígenas, Pueblos y Barrios Originarios, un espacio compartido con artistas, creadores, productores, comunidades y organizaciones indígenas y cuyo objetivo es visibilizar la presencia indígena en la Ciudad de México, difundir nuestros saberes, reconocer y disfrutar de las manifestaciones culturales de todos los pueblos, abrir espacios para la expresión de nuestras posiciones y exigencias políticas, así como compartir la filosofía contemporánea de los pueblos originarios.”

Alternando la voz y las lenguas en que se expresan, ambos representantes indígenas valoraron la presencia de los temas reunidos durante las nueve jornadas, para discutir —no solamente mostrar—, la actualidad de las exigencias y logros, así como de la riqueza de cada una de las culturas presentes. En sus voces, los colores y sonidos, sabores y lenguajes mostrados durante la Fiesta, celebraron la luz de sus riquezas ancestrales: “Consideramos que la fiesta es una muestra poderosa de las artes indígenas: en estos nueve días se ha mostrado la exuberante producción cultural de los pueblos y la emergencia de una nueva literatura indígena: lo vimos con los poetas que nos compartieron su palabra, con la danza, el son, el jazz, el rap, cantos que en lenguas originarias o en español mostraron la potencia cultural indígena de nuestra ciudad y nuestro país.

La relatoría que presentaron al numeroso público reunido en la plaza principal de México, despertó el aplauso, por condensar en un discurso de cerca de 15 minutos, la experiencia vivida y convivida durante la Fiesta Indígena: “Celebramos el hacer comunidad como el fundamento de las culturas indígenas, espacio de organización y reproducción cultural. Considerando que la comunidad no se limita a la esfera humana, sino que incluye a los espíritus del monte, a los santos, a nuestros difuntos, a los dueños de los cerros y los ríos y los animales compañeros; todas ellas divinidades y potencias que permiten la reproducción del cosmos indígena y enriquecen profundamente la visión de un mundo necesariamente multicultural.”

Reggae maya y rock basado en ritmos zapotecos amenizan jornada dominical

Para concluir la Fiesta, la fusión musical de Chan Santa Roots, agrupación de origen maya, cautivó al público asistente con su mezcla de ska, reggae y rock steady en el último día de la III Feria de las Culturas Indígenas

En el Escenario Principal, temas como “Jaguar”, “Campesinos” y “Era 14” pusieron a bailar al público con letras en español, maya e inglés.

“Estamos muy orgullosos de por fin tocar en el Zócalo, nos gusta tocar frente a mucha gente y qué mejor que aquí en una fiesta multicultural”, expresó Neto Chable, vocalista de la agrupación maya.

Interpretando ritmos de cumbia, sones y rock con letras que combinan la lírica en lengua española y zapoteca, Los Juchilangos continuaron con la fiesta musical.

La banda originaria del estado de Oaxaca se mostró feliz de formar parte de la celebración, en la que interpretó temas originales inspirados en la cultura de su estado como “La laguna encantada” o “El feo”, haciendo bailar al público que brindó la ovación de principio a fin.

La Big Band Blandas y Tlayudas se encargó de cerrar esta fiesta contagiando a los asistentes con sus ritmos instrumentales zapotecos basados en elementos del dance hall, rock steady, dub y reggae con temas como “Así somos acá”, “Niña” y “Ajito”.

“Participar en esta fiesta donde se celebra la multiculturalidad significa mucho para nosotros, somos de Oaxaca y nuestra música es una reinterpretación del rock steady mezclado con nuestras tradiciones musicales”, expresó la agrupación en entrevista.

Con apoyo de la Secretaría de Cultura federal (Secult), se llevó a cabo esta fiesta en la que también colaboraron la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), la Secretaría de Gobierno (Segob CDMX), la Secretaría de Educación local (Sedu), la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades (Sederec) y el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación (Copred).