Oscilando entre la ficción y la realidad, Esquinca nos juega una trampa como lectores, pues desde el título podemos entender que nosotros también somos parte del relato; donde estaremos en un constante choque de principios; somos jueces y testigos.

Por: César H. Dorado/

Desde finales de los años noventa hasta el 2006, México se comenzaba a cimbrar bajo el pavor y la incertidumbre de un personaje qué, más allá de asimilarse a un Jeffrey Dahmer, John Wayne Gacy u otro asesino en serie, comenzaba a ser una leyenda urbana. Un personaje real al que los medios de comunicación y la sociedad le fueron atribuyendo habilidades, historias, virtudes y defectos.

Con una condena de 759 años, la “Mataviejitas” (Juana Barraza) ha pasado a la historia como uno de los personajes más polémicos de la violencia en el país. Y no sólo por los asesinatos a mujeres de la tercera edad que se le imputan, sino por lo poco que se sabe de su vida. Finalmente, construida por los medios y las investigaciones de las autoridades que llevaron su caso.
La Mataviejitas es la historia que se contó con las mil y una voces de todo México, y Bernardo Esquinca nos traslada a esas voces y escenarios en su novela “Asesina Íntima” (Almadía, 2021). Una obra que va configurando y desmembrando los hechos y personajes que rodearon a “Chana Barrera”.

Oscilando entre la ficción y la realidad, Esquinca nos juega una trampa como lectores, pues desde el título podemos entender que nosotros también somos parte del relato; donde estaremos en un constante choque de principios; somos jueces y testigos. No sabremos si al momento de leer estamos revictimizando el hecho ficticio de la novela-que finalmente es una representación casi exacta de la realidad- o tomamos posturas sólidas para castigar a la asesina.

“Como le pasaba en todos los casos de asesinato que Chana cometió, un impulso ciego la convirtió en segundos en la Mataviejitas, en ese personaje despiadado que no sentía la más mínima compasión por los seres vulnerables”.

En una reconstrucción de hechos, la novela va formando a la protagonista con los testimonios de todos los involucrados en su caso. Desde sus vecinos, hasta el director de un medio amarillista que con el tiempo va quedando en el olvido, pues después del caso de Chana Barrera, ningún otro atrajo tanto al público mexicano.

¿Cuál es el perfil de una asesina serial? ¿Cómo es que llega a cometer esos crímenes? ¿Cuáles deben de ser las condiciones para que, finalmente, decida matar? Todas las respuestas nos arrojan más preguntas porque quienes juzgan o dan su testimonio de Chana recaen en la contradicción y el absurdo. Esos personajes, si bien pudieron ser crueles, traicioneros, mentirosos, encubridores, pueden juzgar porque finalmente ellos “no asesinaron a nadie” como la Mataviejitas.

“Tarde o temprano, todos recibimos lo que nos merecemos, lo que la vida nos regresa a cambio de nuestras acciones. Si Somos mierda, acabamos en el fondo del drenaje”.

Lo interesante de esa novela es que no nos encontraremos con la voz de Chana en todo momento, sino que también nos inmiscuiremos en la vida de todos los personajes secundarios y así entenderemos porque Chana Barrera es nuestra Asesina Íntima.

“Carecía de un soporte familiar y emocional para procesar las duras experiencias que le tocaron vivir. Como la mayoría de los asesinos seriales, es verdugo, pero también víctima: un producto de la sociedad del que nadie quiere hacerse responsable”.

“Este tipo de violencia era algo que los mexicanos observábamos en las películas, en Estados Unidos, un fenómeno desconocido para nosotros…” mencionó el fiscal de la Ciudad de México, Renato Sales Heredia en su momento. En un país donde el narcotráfico, la sangre, la tortura y la impunidad se habían convertido en terror de todos los días, por qué impactaba la historia de una mujer como ella, mujer que se terminó convirtiendo en la imagen del “enemigo público”.

Bernardo Esquinca abre la puerta del terror y nos sumerge en una historia donde el dolor, la miseria y el pasado son los motores fundamentales para entender y reconocer “¿cómo se ven los ojos de un asesino?”. Esta novela nos lleva a reflexionar cuáles son los motivos de los asesinos, cómo se mueven los hilos de la justicia y quiénes son aquellos que ayudaron a construir a uno de los personajes más relevantes de la historia criminal mexicana.