Por: Omar Marroquín

El cine es uno de los medios que mantiene presente en la opinión pública el caso más grave de violación de derechos humanos en México mediante el documental Ayotzinapa 26, una compilación de 26 cortometrajes –cada uno dura menos de tres minutos- hecho por Amnistía Internacional que dimensiona los estragos de la tragedia de Iguala y los de 27 mil desaparecidos en México.

Ayotzinapa 26 es el eco de las voces recónditas de México, recogidas por las cámaras de cineastas, artistas conceptuales e ilustradores de México, Argentina, Francia, Brasil y Bélgica que llegan a la Ciudad de México con un solo propósito: difundir la crisis de desaparecidos así como exigir justicia y reparación de los daños mediante la proyección gratuita de la cinta en diferentes puntos de la capital.

 

Entre los cortometrajes destaca Ya nadie toca el trombón en el cual aparecen los familiares de Cutberto Ortiz Ramos, uno de los 43 normalistas desaparecidos por policías municipales coludidos con el mini cartel Guerreros Unidos, en Iguala. Además de cargar en la memoria con la desaparición de cinco familiares relacionados al guerrillero Lucio Cabañas en la década de los 70, la madre y hermanos de Ramos ahora los tortura su paradero.

Para la corresponsal ecuatoriana y autora del libro “Ayotzinapa. Horas eternas”, Paula Mónaco, “la película es una excusa para seguir poniendo el dedo en la llaga”; una herida que le recordó, según ella, “la desaparición forzada de sus padres y otros presos políticos durante la dictadura argentina”.

“Desaparecido es una palabra muy canalla, decía Laura Bonaparte, porque nombra aquello que no existe. La  materia se transforma, no se puede desaparecer. Un ser humano no puede esfumarse. La desaparición no existe, pero el desaparecido sí. Existe la desaparición forzada con responsabilidad de militares y policías, y esa no es otra cosa sino terrorismo de Estado” comentó durante su intervención luego de la proyección de este documental en el Museo de Memoria y Tolerancia.

Las palabas de Mónaco le recordaron a la periodista Marcela Turati que “los 43 normalistas abrieron un boquete en la pared para que se asomaran todos los demás desaparecidos. Ayotzinapa 26 es un llamado a la memoria con diferentes historias para alimentar la empatía y solidaridad entre nosotros”.

En un comunicado, Amnistía Internacional detalló que habrá locaciones donde se cobrará dinero para ver la proyección del documental, el cual será donado a los padres de los 43 estudiantes normalistas desaparecidos la madrugada del 27 de septiembre de 2014.