Por: Redacción/

Creadora de obras que revolucionaron a nivel internacional la concepción de la danza, la bailarina y coreógrafa Anna Sokolow, de origen estadounidense y ascendencia polaca, dejó una profunda huella en México donde enseñó su técnica dancística y creó algunas de sus mejores coreografías.

Anna Sokolow, nació en Hartford, Connecticut, el 9 de febrero de 1910; sus padres Samuel y Sara Sokolowski fueron inmigrantes rusos, quienes decidieron en 1912 mudarse a Nueva York.

Debido a que el padre de Anna era hospitalizado constantemente, su madre se convirtió en el principal sostén de la familia. Por ello la relación entre ambos no fue tan cercana. De su madre, quien perteneció al Sindicato de Trabajadoras de Damas y al Partido Socialista, heredó el carácter fuerte.

La bailarina acompañaba a su madre a las actividades sindicales, pero también asistía a eventos culturales, como danza, teatro y música, entre otras. Un día su madre la llevó a un Centro Social Comunitario donde comenzó a practicar la danza a la edad de 10 años, pero al ver sus aptitudes, la directora del lugar le recomendó que fuera a una escuela profesional e ingresó al Neighborhood Playhouse, donde la propia Sokolow comentó: “Ahí comenzó todo para mí”.

Anna tomó sus primeras clases de baile en el Emanuel Sisterhoods of Personal Service con Elsa Pohl, de quien aprendió la danza interpretativa al estilo de Isadora Duncan. Estudió con Blanche Talmud, Irene Lewisohn y Bird Larson.

En el Neighborhood Playhouse, Anna conoció a Martha Graham y Louis Horst, quienes fueron invitados para impartir clases e influyeron de manera significativa en la bailarina en cuanto a la técnica e interpretación, así como en la forma de escuchar música.

Anna bailó en la compañía de Martha Graham, una de las fundadoras de la danza moderna estadounidense entre 1930 y 1939. En 1934 formó su primer grupo de bailarines con el cual realizó una gira por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

A su llegada a México en 1939, para dar algunas funciones por invitación de Carlos Mérida, Sokolow decidió quedarse un tiempo para enseñar su técnica y elaborar sus coreografías.

Fundó el Grupo Mexicano de Danzas Clásicas y Modernas con las alumnas de la Escuela Nacional de Danza, el cual se presentó en un teatro de zarzuela en México, cuyo éxito le permitió acceder meses más tarde al Palacio de Bellas Artes.

Margarita Tortajada, investigadora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de la Danza José Limón del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, comenta en sus libros Danza y poder y Mujeres de danza combativa, que Anna Sokolow logró una identificación especial con los murales de Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, cuyos mensajes de lucha inspiraron su danza.

Asimismo, creó la asociación La Paloma Azul, que patrocinó algunas funciones en el otoño de 1940. La producción de la coreografía El renacuajo paseador, inspirada en un cuento infantil mexicano y con partitura del compositor Silvestre Revueltas, fue bien recibida por la crítica y el público.

La también coreógrafa fue reconocida como la representante más sobresaliente de la segunda generación de la danza moderna a nivel mundial. En México surgieron algunas de sus mejores creaciones, entre ellas Opus 60 y Sueños. Colaboraron con ella artistas como Rodolfo Halffter, Antonio Ruiz, Gabriel Fernández Ledesma, Blas Galindo y Carlos Chávez, entre otros.

Anna Sokolow obtuvo la Beca Fulbright para Japón, el Dance Magazine Award, el National Endowment for the Art’s Choreographic Fellowship, el Lifetime Achievement Award de la American/Israeli Cultural Foundation y el Águila Azteca, máximo reconocimiento en México para un extranjero.

Además, ingresó al Teatro de Broadway con las coreografías Street SceneCamino RealCandide y la versión original de Hair. Ejerció la docencia en universidades, compañías de danza y estudios de actuación en Estados Unidos y en el extranjero.

Algunas de sus creaciones son: Rooms (1955), Dreams (1961), Steps of silence (1968), Scenes from the music of Charles Ives (1971) y Homage to Federico García Lorca (1974).

Anna Sokolow murió en la ciudad de Nueva York el 29 de marzo de 2000.