Por: Redacción/

Es una sorpresa, una decepción y un mal augurio para las universidades públicas y autónomas de México el reciente anuncio de recorte presupuestal realizado por el gobierno federal, ya que les impedirá cumplir adecuadamente con sus funciones, aseveró el doctor Romualdo López Zarate, profesor-investigador de la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

En entrevista el académico del Departamento de Sociología opinó que el anunció de la reducción de recursos fue sorpresiva debido a que el actual mandatario Andrés Manuel López Obrador había prometido no disminuir el presupuesto de las mismas, “incluso sostuvo que se respetaría al menos el asignado este año a precios constantes, pero el propuesto es mucho menor a precios corrientes”.

Es preocupante porque las instituciones de educación superior no están siendo consideradas con la relevancia que merecen como generadoras de conocimiento a través de la docencia y la investigación, y es un signo que inquieta de la nueva administración.

La creación de 100 nuevas universidades no constituye una alternativa factible para impulsar la educación superior en el país, por ello “a través de diversos foros ya le habíamos hecho saber al subsecretario de educación Superior de México, Luciano Concheiro Bórquez, que es imposible que una universidad surja de un decreto, más bien es el resultado de todo un proceso cultural que toma mucho tiempo consolidar.

“Lo más probable, entonces, es que sean 100 universidades creadas al vapor, sin bibliotecas, equipos de cómputo ni profesores capacitados y es preocupante porque a los jóvenes con mayores carencias se les ofrecerá esta opción que no va a reunir los mínimos requisitos de calidad académica”, advirtió.

Algunos docentes ya habían sugerido que era más viable dirigir recursos a las instituciones existentes para ampliar la matrícula, lo que “es una mejor opción para la juventud mexicana. Por ejemplo, la Unidad Iztapalapa de la UAM es una muestra del excelente potencial para la investigación científica y ha demostrado su capacidad de desarrollo de productos en beneficio de la sociedad, pero esta decisión demuestra una visión poco prospectiva hacia esfuerzos como éste”.

La mejor inversión que puede hacer un Estado es en la educación de calidad, pero “pareciera que el presidente sabe poco de las universidades, puesto que nunca ha sostenido un contacto cercano con la academia y piensa que en ellas existe el mismo despilfarro que en el gobierno o el mismo nivel de corrupción que en los organismos”.

Si bien es posible hacer algunos ajustes de gastos que pudieran considerarse superfluos, éstos no pueden de ninguna manera compensar la disminución de recursos, en ese sentido, “creo que el ejemplo que han dado las universidades de entregar sus cuentas a la Cámara de Diputados revela su compromiso por querer ser transparentes.

La UAM, al igual que el resto de las universidades públicas de educación superior, está dando mucha importancia al tema de la transparencia y las circunstancias que ocurren al interior son resultado de distintos factores que poco tienen que ver con la corrupción, concluyó.