Por: Oswaldo Rojas y Aldo Herrera

Afirma que es un hombre que no abraza causas, que no se cree el “Che” Guevara y que no considera que derrocara a ningún gobierno con su oficio.
Vestido de manera casual, con su mochila al hombro y un suéter en la mano, Daniel Lizárraga —distinguido con el Premio Nacional de Periodismo 2014—, afirma en entrevista con MUGS Noticias que su único compromiso es informar de la mejor manera posible: haciendo del conocimiento público las cosas que, observadas por el ojo del periodista, habrían permanecido ocultas.

Hasta hace unas semanas era el jefe del equipo de investigaciones especiales de Carmen Aristegui; ahora, señala, ninguna empresa periodística mexicana le ofrece empleo tras su salida de MVS y el descubrimiento de la Casa Blanca, reportaje que le mereció el galardón periodístico más prestigiado en México gracias a que lo otorgan organizaciones sociales, periodistas como él, y representantes de universidades públicas y privadas.

Seguro, afirma el premio “representa para el equipo una alegría y reivindicación de lo que sacamos al aire y de las consecuencias que tuvo. Si algo es cierto es que el gobierno no ha podido desmentir una coma del trabajo”.

Señaló que “la mejores investigaciones, las que se premian a nivel internacional, no las hace una persona, las realizan equipos de reporteros.
“Los tiempos del lobo solitario, del gran reportero, cada vez son más difíciles por la gran cantidad de información que involucra cada tema”.

Daniel estudió periodismo en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, de la Universidad Nacional Autónoma de México, quería ser académico-investigador.

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Fotografía: Valentina López

Un tiempo ejerció la docencia. Inició sus labor periodística en Morelos hace más de 20 años, lo iba a hacer solo por dos meses, pero el tiempo se ha extendido. Se enamoró de la profesión y comenzó en el Diario de Morelos, luego fue corresponsal del diario Reforma y de Monitor, siguió de frente a Proceso, y llegó hasta MVS donde construyó la Unidad de Investigaciones Especiales. Desde allí se construyeron historias que han evidenciado actos que en otros países han llevado al cese o renuncia de funcionarios y hasta mandatarios.

Lizárraga advierte un panorama difícil para el ejercicio del periodismo de largo aliento en México.

Esta es la entrevista completa con el periodista:

—¿Qué representa ganar el Premio Nacional de Periodismo?

—En mi caso, en este momento, y para el equipo, una especie de alegría o reivindicación por el asunto de lo que sacamos al aire y las consecuencias que tuvo.

“Si algo es cierto es que el gobierno no ha podido desmentir una coma del trabajo, y este premio reconoce que evidentemente no había nada qué desmentir (en torno al reportaje de la Casa Blanca de Peña Nieto).

“Me alegra más por los muchachos, que son más jóvenes que yo. No soy dado a estar en los reflectores.

— ¿Cómo es la dinámica para este tipo de investigaciones?

—Desde hace varios años vengo brincando de medio en medio, buscando o tratando de hacer investigaciones en equipo. No estoy inventando nada, esto es lo que hacen en Latinoamérica.

“Las mejores investigaciones que se premian a nivel internacional no las hace una persona, las hacen equipos de reporteros, equipos incluso de seis o siete personas.

“Los tiempos del lobo solitario, del gran reportero que conseguía la exclusiva y eso, cada vez son más difíciles; primero que nada, por la gran cantidad de información que representa un tema, y a veces son cuestiones multidiscipinarios, entonces es muy complicado.

“Imagínate que al compañero que cubre justicia le caiga un expediente que tenga cuestiones de finanzas, entonces te pueden pasar un presupuesto por encima y si no lo sabes leer se te va la nota.

“Hoy se requiere de una gran formación en lo que representa la Ley de Transparencia, el Internet por sí mismo, la creación de bases de datos.

El periodismo moderno, moderno entre comillas, representa ya algún rompimiento en las estructuras tradicionales en la forma de hacer periodismo; el problema es que en México estamos como unos 20 o 25 años atrasados respecto a Latinoamérica. Por eso este tipo de cosas se nos hacen nuevas, pero no… En realidad no inventamos el agua tibia ni nada por el estilo.

—En este caso el gremio de reporteros premia la investigación periodística y por otra parte vemos cómo el gobierno dice “aquí no pasa nada”, ¿dónde queda entonces periodismo de investigación?

— Pues está parado donde tiene que estar; es decir, yo soy de la idea, junto con mi equipo, creo, y a veces no tanto con Carmen, pero yo no hago periodismo de trinchera, yo no abrazo causas, yo no me creo el “Che” Guevara, yo no voy a derrocar al gobierno. No, no, no, ese no es mi papel.

“Yo creo que a veces en las universidades nos confunden y nos hacen creer que somos paladines de la justicia y que los reporteros vamos a cambiar el sistema; no, para eso tienes que entrar a algún grupo guerrillero o meterte a la política.

“Lo que tenemos que hacer es informar. Que ese sea nuestro papel, informar a la sociedad de la mejor manera posible. Ese es el gran y grave reto; hacer del conocimiento público cosas que de otra manera hubieran permanecido ocultas. Y que la gente decida con base en la información.

Video: Gustavo Ferreyra y Javier Almánza | Edición Roberto Barco

—¿Un periodismo crítico?

— No, información. Nosotros cumplimos con informar algo que de otra manera hubiera permanecido oculto, que es la “Casa Blanca”; no sé si sea crítico o no. Lo que hicimos fue descubrir algo que estaba oculto para la mayoría de las personas. Tú te fijas, y les pongo un reto, fíjense en todo el trabajo, ¿en qué momento se dice la palabra “conflicto de interés”?

“Escúchenlo, vean el video y lean el texto. Nunca decimos la palabra conflicto de interés. Obviamente mostramos los hechos.
“Sí a partir de lo que tú informas las autoridades consideran que hay elementos para iniciar una investigación, es asunto de las autoridades, no de ti o del tema. Y ahora en este caso las autoridades dan un informe respecto de esa investigación; bueno, ahora le toca a la sociedad decidir, y ya vimos si le creen o no a Virgilio (Andrade); pero ¿a quién le toca decidir? A la gente, no a uno como periodista.

“Los que tenemos que hacer es tratar de tener, en la medida de nuestras posibilidades, un México mejor informado para que la gente decida de mejor manera los asuntos políticos o los asuntos públicos.

Las sociedades más maduras, en el sentido democrático del término, tienen medios de comunicación que hacen equilibrio del poder. Con todos su grandes defectos del mundo, ¿qué hace el Washington Post y el New York Times? Son equilibrio del poder; es decir, ellos ayudan a la vigilancia del poder. Son tan críticos en ese sentido, o tan independientes editorialmente hablando, que ese es un equilibrio de democracia.

“El problema de los regímenes, como el priísmo, en algunas partes de Sudamérica como en Ecuador, como en Bolivia, por no hablar de Cuba, pues es diferente porque entonces hay un régimen que no tiene contrapeso. Y si aquí aparte no existe la oposición pues está peor, ¿no? O sea, ni medios de comunicación ni oposición; pues entonces estamos jodidos”.

—¿Porqué no existen muchos medios en México que en los cuales se pueda hacer una investigación digamos “limpia”?

—Pues no abundan por dos razones. Desde mi punto de vista, el periodismo de investigación en México no existe; es decir, si me voy al concepto fundamental que son investigaciones que duran más de seis meses en adelante, realmente, editorialmente en los periódicos no existen equipos de investigación; creo que el único que tiene ahorita es El Universal y ahí andan dando tumbos con el pobre Marco Lara, que a veces le publican y a veces no, y este… pero de entrada tampoco es un equipo, o sea, él controla varios reporteros, que cada quién hace su investigación; difícilmente trabajan cosas conjuntas, entonces, me parece que hay un problema de falta de tradición en la prensa mexicana y me parece que hay un problema gravísimo en las universidades.

“Mientras no se cambien este tipo de cosas va a ser muy difícil alcanzar los niveles del periodismo de Argentina, de Chile; de Brasil no hablo porque Brasil está en otra dimensión, ahorita es el mejor periodismo de este continente.

“Vean los que se hace en El Faro en El Salvador, que está aquí cerquita o lo que hace La Nación en Costa Rica que lleva cuatro presidentes tumbados, y no es porque se propongan derrocar al presidente, sino porque la consecuencia de su trabajo es tan fuerte en una democracia.

—El periodismo de investigación resulta incómodo para el poder… ¿Cuál es el futuro, si es que hay futuro, para este tipo de periodismo en el país?

—El periodismo de investigación ha sido incómodo para el poder desde hace muchos años, lo que pasa es que en México no estamos acostumbrados.

“Mónica González trabaja en CIPER Chile, que es más o menos la Julio Scherer de Sudamérica; ella ha estado, sólo por poner un dato, dos o tres veces encarcelada por Pinochet, fue torturada y tuvo que salir de su país exiliada mucho tiempo y cuando regresó siguió haciendo periodismo.

“Es la fundadora de CIPER Chile, sabe muchísimo de periodismo por obvias razones, y yo la escuché decir que el periodismo de investigación es incómodo para el poder, que siempre lo ha sido, que siempre van a responder, que siempre los vamos a incomodar, que siempre van a protestar, y no importa el color del partido; puede ser de derecha, de centro-derecha, de centro-izquierda, de izquierda-izquierda…

Tenemos que entender que tenemos que ser el contrapeso del poder, no importa la ideología. El periodismo de investigación siempre tiene que cubrir ese poder porque siempre hay pillos que quieren robar, siempre hay ladrones.

“El periodismo en Brasil siguió haciendo su trabajo a pesar de que estuvo Lula, y le tumbaron cuatro funcionarios, y vean el escándalo que están armando ahora con Dilma, que están a punto de tumbarla… Ya llevan varios funcionarios en la cárcel, y entonces no es ese el asunto de que “la izquierda buena y la derecha mala”, ¡patrañas! Esa es la bronca que yo veo con el periodismo de causa.

—¿Tú o tu equipo han recibido amenazas por la publicación de la Casa Blanca de Peña Nieto?

— No. Mediáticamente es algo muy difícil si alguien lo quisiera hacer, porque evidentemente todo mundo voltearía a Constituyentes y Parque Lira.

“Sin embargo hay otras formas de ejercerlo, como lo hicieron dejándonos sin empleo, sin un centavo y bloqueándote para que nadie te de trabajo.

“Eso lo que hace es golpearte psicológicamente, porque si bien en la calle ta da mucha satisfacción por lo que hiciste también tenemos que pagar cuentas y los periodistas que no vivimos de robar el erario como muchos otros, tenemos que pagar tarjetas de crédito. En mi caso me apura más pagar una pensión alimenticia, esa me preocupa más que el presidente de la República.

—¿Qué viene para ti después de lo que pasó en MVS?

—No lo tengo claro. Es un momento muy complicado para nosotros. La página de Carmen (Aristegui) nos esta ayudando un poco pero los ingresos que tenemos son muy limitados.

“Estoy tratado de que los otros se coloquen lo más rápido posible, un poco para descargarme moralmente de eso y estoy viendo oportunidades en México o el extranjero. Esa es una y la otra es refugiarme en la academia por un tiempo. Regresar a donde empecé.


—¿Qué pasó con el proyecto de México Leaks?

—Es un proyecto que por nuestra salida generó mucha expectativa. Es un buen proyecto pero requiere mucho tiempo de maduración porque, insisto, en México no existe esa tradición de la investigación y la verdad es que lo que ha estado sucediendo ahí es que la mayoría de las cosas que nos llegan no es materia de investigación y la gente lo usa como buzón de quejas.

“Es peligroso porque llegan cosas como para molestarte. Hace unos meses llego algo de Videgaray y no se publicó porque no era cierto. Decía que su yerno estaba haciendo negocios con el gobierno y resulta que la hija de Videgaray, la más grande, tiene como once años. Un yerno a esa edad y que tenga una empresa es complicado.

“Ha habido otras más serias y otras que se están investigando. Pero para ponernos de acuerdo entre varios medios ha sido muy complicado; más tratar de convencer a cada medio de que aporte un reportero para trabajar en conjunto. Hay investigaciones que duran por lo menos un año.

—¿La investigación de la Casa Blanca cuanto tiempo les llevó?

—Un año y ocho meses. Inicialmente, quien pescó la nota fue Rafael Cabrera, que tiene un gran olfato periodístico. Aparte de cubrir política tiene una especie de vocación frustrada por no haber sido reportero del corazón. Así te encuentras en su mochila un libro de Octavio Paz o Elena Garro –sobre todo Elena porque es fan de ella- y al mismo tiempo Hola, Quién, y no que tanta cosas más. Él tenía muy claras las entrevistas que había dado Angélica Rivera y un día estaba en el súper mercado haciendo fila, vio a lo lejos que a lo lejos estaba la revista Hola y en portada la primera entrevista que daba como primera dama. La agarra y lo primero que dice es ¿y esta casa?

“Como mucha gente leyó la entrevista y aquel párrafo del que salió la investigación donde se le pregunta a Angélica que haría después y ella contesta que Los Pinos les habían sido prestados por seis años y que cuando terminara la presidencia regresaría a la casa de la familia.

“Esa es la cola de la rata. Ahí comenzó a jalar Rafa y terminó en una historia de un año y ocho meses después”.

La investigación fue complicada. Citando a un contralor, Pancho Vargo, los corruptos son corruptos, no tontos. No te van a poner las cosas en las manos. Hacer investigación no es llegar y abrir un cajón y aquí está el documento toma hazlo. Evidentemente se cuidan y el asunto es quitar la coraza que lo envuelve eso.

“Si tú vas y buscas en el registro público, la propiedad te va arrojar el nombre de una empresa que, si no tienes los antecedentes que ahora tienes por el trabajo, no te sirve de nada.

“Entonces, a partir de que se descubrió la primera empresa que llama Ingeniería Inmobiliaria del Centro, pasaron muchos meses para qué pudiera decir quien estaba detrás de ella”.

— Ante la resolución que se dio ¿consideras que el periodismo de investigación tiene una capacidad real para que en México disminuya la impunidad?

—Es que eso lo definen los radioescuchas. Ese es el mundo ideal, pero esto no es Alemania, ni Costa Rica y mucho menos Brasil. Tenemos que estar muy conscientes de donde estamos parados.

“Lo que yo quiero es que los jóvenes no sigan pensando como lo hacemos las generaciones anteriores, que vamos a hacer justicia. Olvídate, eso no existe.

“De toda mi carrera, la única vez que ha pasado algo así fue con el ex ministro Góngora Pimentel, que la mujer logró salir de la cárcel; pero una de no se cuántas. A lo que me refiero es que no debes hacer la investigación pensando que vas a derrocar al presidente. Ojalá que a consecuencia de tu trabajo suceda. Si te metes en la cabeza lo otro, vas a torcer la investigación, tendrá vicios, porque tu objetivo está fuera de foco. Ni siquiera en otros países se piensa en eso.

“A final de cuentas pasaron cosas: no hay tren a Querétaro, no hay casa porque la regresaron y quedaron exhibidos públicamente ¿qué otra cosa puedes esperar como reportero? Consecuencias políticas a lo mejor, pero no están en tus manos; no somos ministerios públicos”.

Fotografía: Valentina López

Fotografía: Valentina López