Por. Redacción/

A diario mueren varones y mujeres por las más diversas causas, pero al menos siete son asesinadas cada día en México por el sólo hecho de ser féminas, lo que muestra que los feminicidios son un asunto urgente por resolver y porque es un problema relacionado con la violencia estructural que se hace presente también en las universidades, afirmó la doctora Ángeles Bautista López.

La psicóloga social participó en la investigación Violencia de género en instituciones de educación superior, en la que fueron entrevistados estudiantes de las universidades Autónoma de Chapingo (UACH), Nacional Autónoma de México (UNAM), Pedagógica Nacional (UPN) y Autónoma Metropolitana (UAM).

De los 1,517 encuestados, 16.7 por ciento dijo haber sufrido alguna agresión verbal de tipo sexual, 80 por ciento proveniente de varones y 20 por ciento de mujeres, además se descubrió que 6.1 por ciento de las alumnas sufre acoso sexual ocasional y 0.6 por ciento ha sido víctima de alguna violación.

En el ciclo Lunes en la Ciencia en la Unidad Iztapalapa de la UAM, la académica del Departamento de Sociología de esa sede universitaria señaló que hace menos de 50 años la violencia doméstica era considerada un asunto de poca reflexión, al ser aceptada como característica social y cultural en los hogares mexicanos.

Pero gracias a la organización feminista fue aceptada socialmente la idea de que los asuntos privados tenían un trasfondo político, siendo un logro de dicho movimiento que el Poder Legislativo generara recursos legales para erradicar y prevenir la violencia contra las mujeres, la cual se ejerce por parte de compañeros sentimentales, familiares directos y colegas laborales.

La violencia de género está vinculada a la sociedad patriarcal, pues forma parte del pensamiento denominado machismo y que las estereotipa como seres débiles, situación que violenta a ambos géneros porque la fortaleza no es privativa de ellos así como la sumisión no es exclusiva de ellas, ya que ambas circunstancias son sociales y ajenas a una condición humana.

“La distinción es resultado de la historia y la cultura que nos ha llevado a la opresión del poderoso sobre el indefenso, del varón con respecto de la mujer, del rico sobre el pobre, del blanco sobre el negro o del mestizo sobre el indígena” y cuyas “desigualdades coartan y limitan la posibilidad de alcanzar la potencialidad de ser felices, soñar y lograr”.

El planteamiento central surge del feminismo crítico que busca en todo momento la equidad emocional, social, económica, cultural y religiosa entre cualquier ser humano del planeta.

El sueño de la igualdad está siendo socavado por quienes aseguran que las feministas empoderadas exageran en sus demandas, por lo que el movimiento pretende en todo momento “terminar con los prejuicios que nos atan a una realidad opresiva y que durante siglos ha dado como resultado el asesinato de mujeres, por el hecho de serlo y que hoy conocemos como feminicidio”.