Por: Redacción/

Ante la violencia desbocada que sufre, Venezuela está en riesgo de ser escenario de una guerra civil sangrienta, si no se pacta con urgencia una salida política con voluntad de paz entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición, afirmó el doctor José Luis León Manríquez, profesor-investigador de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Los tres meses de protestas ininterrumpidas en esa nación latinoamericana, luego de que surgiera el movimiento encabezado por Henrique Capriles Radonski, Leopoldo López Mendoza y Lilian Tintori Parra, entre otros, han dejado cerca de 90 personas muertas y más de 4,000 que enfrentan cargos.

En entrevista el académico del Departamento de Política y Cultura aseguró que la crisis se explica a partir del agotamiento del modelo económico instaurado por el presidente Hugo Chávez a partir de 1990, que dejó de lado el desarrollo productivo industrial y agrícola, y que ahora se expresa en una situación de escasez en una de las naciones con mayores recursos energéticos del mundo.

El motor principal de las movilizaciones es el derrumbe del sistema financiero chavista, fracturado por la caída de los precios del petróleo, la mala administración y la fuerte corrupción, mientras que el acelerador puede deberse a la intromisión del gobierno estadounidense y la Organización de Estados Americanos.

El investigador caracterizó el liderazgo de la oposición en dos principales vertientes: un sector de centro derecha encabezado por Capriles (candidato a la presidencia en dos ocasiones) y otro de derecha radical, encabezado por López, recientemente liberado de arresto domiciliario.

Sin embargo, a pesar de haber iniciado de manera relativamente marginal, se vio fortalecido con la suma de sectores sociales coincidentes con los líderes políticos mencionados, cuyos intereses se vieron rebasados dando paso a un movimiento al que están adheridos empresarios, clases medias, estudiantes e intelectuales.

Todo esto configuró un mosaico social múltiple, aunque no se trata de una composición homogénea en sus formas, pero sí en sus demandas, puntualizó.

León Manríquez no descartó la posibilidad de injerencia de la Casa Blanca, recordando que históricamente han mantenido intereses bien definidos en América Latina que van desde las intervenciones armamentistas directas hasta golpes militares, conspiraciones, procesos de espionaje y adiestramiento contrainsurgente.

La situación venezolana no se reduce a un intento desestabilizador de Washington, pues su raíz está en el propio modelo de desarrollo económico, social y político continuado por el presidente Maduro, lo que revela la necesidad de un ejercicio de autocrítica por parte de la izquierda de la región.

En este momento está en curso una disputa entre el gobierno y la Asamblea Nacional que refleja una descomposición acelerada, mientras que el sistema no ha generado redistribución, sino propiciado encono, resentimiento y división social que se expresan en violencia y colocan al país entre los más agitados del área, concluyó el académico.