Por: Gabriela Espinoza

Decimos que  se nos pone la “piel de gallina” o  los “pelos de punta”  cuando sentimos una reacción natural del cuerpo, como cuando hace frío o  sentimos emociones muy intensas y que no podemos evitar. Sin embargo tiene un nombre científicos: horripilación cutánea y piloerección generalizada que utilizan los médicos para referirse a ésta sensación.

Las partes de cuerpo dónde se nos pone “la piel de gallina”

El mecanismo de horripilación sucede cuando los músculos lisos o involuntarios (inervado al sistema nervioso por diminutas fibras) se tienen que enfrentar a un problema emocional de grandes dimensiones. En ese momento, el sistema autónomo se pone en estado de alerta. La excitación causa contracciones musculares y, por ende, el enderezamiento del vello.

El pelo ubicado de manera oblicua en la piel, al ser impulsado violentamente hacia el lado opuesto, provoca esas arrugas o rugosidades características de “la piel de gallina”, que se presentan en los antebrazos, las piernas, el cuello, la cabeza, el estomago, la nuca y el rostro.

Razones por las que se nos eriza la piel

Algunas de las razones por las cuales nuestro vello se queda tieso y la piel cambia su textura son por nervios, tocar ciertas superficies, emociones, estremecimiento y alteración en el ánimo, pero las más comunes son:

Sobresalto o el susto: En el momento que nos sentimos amenazados y optamos por luchar contra ese peligro, se nos eriza el pelo, sentimos y mostramos una sensación de grandeza y de intimidación hacia el oponente.

Los gatos, los osos o mismo los lagartos de Kingy usan artilugios similares para parecer más amenazadores ante los enemigos. En el caso de los hombres, el vello corporal erizado es una muestra de poder y de falta de miedo ante el que está enfrente.

Excitación sexual: Cuando la temperatura corporal se nos eleva y sentimos una sensación de placer.

Escalofrío: Por cuestiones de frío o calor. Si la persona está expuesta a un ambiente más frío o bien su temperatura corporal asciende a más de 39°C aparecen los escalofríos. Son frecuentes en las fases iniciales de infecciones y en los pacientes con malaria.

Dato interesante: Las personas en Siberia (uno de los lugares más fríos del mundo) no padecen escalofríos ni piel de gallina debido a las bajas temperaturas. Esto se debe a que se han adaptado genéticamente a esas condiciones. Aunque sean delgados cuentan con una grasa especial que los refugia de la nieve, el viento helado y el clima adverso.