Por: Redacción/

Durante el foro “Si me preguntan #YoPrefieroElLago ¿Y TÚ?”, investigadores plantearon los problemas que genera la desecación de lagos, sobrexplotación de acuíferos, cerros y desabasto de agua que propiciaría la construcción y funcionamiento del aeropuerto en Texcoco, porque no contempla un plan hídrico y se hace sin armonía con el ecosistema. Además, de responder a criterios financieros por la edificación futura de una “aéreotropolis”.

Al dar la bienvenida, la diputada Xochitl Nashielly Zagal Ramírez (Morena), destacó la importancia de que los ciudadanos estén informados sobre la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), para que emitan su opinión de forma consciente y responsable en la consulta que se realizará del 25 al 28 de octubre, e incidan en la política pública del país.

Agradeció a los especialistas por hacer las investigaciones en torno a esta obra, y por “abrir los ojos y oídos, sobre todo voluntades y corazones para defender los recursos medioambientales de México”.

La participación de ciudadanos y autoridades electas a diversos cargos públicos del Estado de México, demuestra una forma distinta de representar a la gente, a través de estar informados y actualizándose para construir con responsabilidad la defensa de la vida y los recursos naturales, patrimonio de los mexicanos.

Al participar, Fernando Córdova Tapia, doctor en Ecología del Instituto de Biología de la UNAM, sostuvo que el gran problema de la nueva terminal aérea es el abasto de agua potable para la población; no se tiene capacidad de captar el líquido que por escurrimiento natural llega al lago de Texcoco, provocando inundaciones y por el “pésimo manejo del recurso” debido a la sobreexplotación de acuíferos, sin contar con una laguna de regulación. Con los cortes registrados en el suministro, se ve la enorme vulnerabilidad que tienen 22 millones de personas.

La consulta debe ser: “¿quieres agua o aeropuerto?”, sobre todo, porque el Sistema de Aguas de la Ciudad de México ha dicho que se tiene garantizado el suministro de agua hasta 2019, y después, “no hay idea de lo qué puede hacerse”. Resaltó que se construye ese aeropuerto sobre un lago, que requiere una importante inversión para la estabilidad y mantenimiento del terreno.

Al presentar el tema “Afectaciones a las aves por el NAICM y el minimizado riesgo aviar”, la doctora Patricia Escalante Pliego, investigadora del Instituto de Biología de la UNAM, señaló: la zona del lago de Texcoco es un hábitat muy rico para las aves migratorias, pues de 250 especies que hay en ese lugar, 104 son residentes y 146 migratorias.

Estimó que es el peor lugar para construir un aeropuerto, es un hábitat único e irremplazable y “si lo quieren hacer ahí deben asumir el costo que tendrá para las aves”. Añadió que ésta es una crisis de extinción masiva “y no podemos quedarnos de brazos cruzados”, por lo que consideró que “es una gran oportunidad para cambiar el rumbo y proteger a nuestras especies”.

La doctora María Julieta Lamberti, coordinadora de investigación en la organización no gubernamental “Poder”, dijo que luego de analizar datos de la Auditoría Superior de la Federación y del Grupo Aeroportuario, se determinó que éste tiene un comportamiento opaco al no realizar la debida diligencia en materia de empresas y derechos humanos, y contrata compañías demandadas en otros lugares por haber violado derechos humanos.

Ello, dijo, aumenta la posibilidad de que persistan esas violaciones, que haya conflictos de intereses y que exista corrupción a lo largo de toda la cadena de suministro de la construcción de la nueva terminal aérea.

Es problemático debido, además al impacto ambiental, a la frágil estructura financiera de la obra y la asimetría entre costos totales y beneficios. Añadió que 55 por ciento del monto contratado para la construcción del aeropuerto queda en manos de cinco empresarios, y el hecho de “que sea ambiental-social y económicamente inviable, significa que esta obra es un muy mal negocio para todos los mexicanos que no formamos parte del club de los cinco”.

Héctor Balbuena Pavón, ingeniero civil del IPN, especialista en planeación de aeropuertos, afirmó que esa obra “es una amenaza para los habitantes de la ciudad, porque va a ser un tapón artificial llenado de asfalto en la única zona que se tiene para captar agua por escurrimiento, propiciando una verdadera crisis social en quince o 20 años, si se lleva a cabo”. Se pondría en riesgo la viabilidad hídrica de las futuras generaciones, no se tiene infraestructura para retener la lluvia y evitar inundaciones en el Valle.

Precisó que en “una verdad a medias” se ha hecho creer que el actual aeropuerto está saturado, pero no se ha alentado eficiencia operativa, y proponen construir otro. Todo responde a la política de privatización de las terminales aéreas y a un criterio financiero, sin considerar las condiciones topográficas, ya que la arcilla del subsuelo provocará hundimientos y asentamientos diferenciales irregulares, incluso la pista que ya se construye registra una ondulación, pese a que aún no se usa.

Juan Antonio Reyes Rodríguez, maestro en Ciencias, egresado de la Universidad de Chapingo, sostuvo que “la nueva terminal aérea es un ecocidio, porque destruye el ecosistema en forma masiva y deliberada tanto del lago de Texcoco como la cuenca”. Refirió que este megaproyecto beneficia a cinco empresarios, por el proyecto inmobiliario “aérotropolis” que pretenden desarrollar después, “en el fondo ese es el negocio, hacer centros comerciales, viviendas con aeropuerto, no al revés”.

Señaló la desaparición de cerros completos, más de 80 están convertidos ya en socavones, deforestación de bosques, humedades y contaminación de acuíferos y aire por el uso de explosivos para romper el basalto con efectos negativos en manantiales. La parte oculta es absorber más hectáreas, primero fueron 300 ahora son 600, que se compraron en 47 pesos el metro cuadrado, y en la actualidad valen de mil a 5 mil pesos.

El director general de LFC Servicios Integrales de Infraestructura, Juan Antonio Ramírez Flores, propuso que en los terrenos donde se pretende construir la nueva terminal aérea, mejor se implemente una estación de trenes de media velocidad, cuyo costo total, sería de 490 mil millones de pesos, incluyendo la rehabilitación del actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, el de Santa Lucía y la infraestructura y equipos ferroviarios

Esta alternativa, denominada Estación Orión, es compatible con la vocación lacustre y actividades de las zonas que atravesaría; sería punto de arribo y salidas para el sur y sureste del país; incluiría tren de cercanía para conectar recorridos menores a 100 kilómetros; su impacto ambiental sería mínimo; no afectaría aves, ni el recurso hídrico, y tienen enlace prácticamente inmediato con las rutas que ya existen. Además podría unirse también con el Tren Maya.