Por: Redacción

Con el propósito de fomentar y promover el uso de abonos orgánicos para desplazar a fertilizantes químicos que agotan el suelo e impactan negativamente el medio ambiente con el cambio climático, y representan 50 por ciento de costos de producción, el diputado Germán Escobar Manjarrez (PRI) impulsa una iniciativa para reformar la Ley de Productos Orgánicos.

Este tipo de abonos debe convertirse en un insumo imprescindible en la agricultura nacional, para lograr un manejo sustentable del suelo y frenar su degradación y erosión, aseguró el presidente de la Comisión de Agricultura y Sistemas de Riego.

La propuesta que adiciona el párrafo segundo al artículo 28, de la Ley de Productos Orgánicos, “fomenta y promueve la producción de insumos orgánicos, como los biofertilizantes y biopesticidas, con la finalidad de promover la producción agrícola”, además de capacitar en su uso y divulgar sus beneficios.

Estos fertilizantes garantizan alimentos libres de sustancias o microorganismos dañinos a la salud de los consumidores, toda vez que es obligación del Estado mexicano procurar la salud de los ciudadanos; por lo que “es necesario modificar los métodos tradicionales para el control de plagas en la agricultura, el manejo de los alimentos en el campo, su empaque y transporte, para estar en condiciones de cumplir los requisitos de inocuidad alimentaria exigidos por el mercado”, sostuvo.

Agregó que entre otros beneficios, los abonos orgánicos (estiércoles, abonos verdes y compostas) propician el suministro de nutrientes sobre los ciclos biogeoquímicos como la fijación del nitrógeno, mineralización de compuestos disponibles para las plantas y mejoran la estructura del suelo.

Pese a que en el país se han hecho diversos esfuerzos mediante la implementación de políticas públicas para conservar los suelos, se requieren estrategias que contribuyan a mantener la presencia de agentes de control biológico de plagas y ayuden a eliminar productos tóxicos, como pesticidas, herbicidas y fungicidas, e incrementen la resistencia al estrés causado por los cambios ambientales.

Escobar Manjarrez subrayó que el uso de fertilizantes químicos en la siembra de alimentos es uno de los costos más grandes que tienen los campesinos del país; su utilización se ha incrementado cinco veces en la última década y representa 50 por ciento de la estructura de costos en la producción del maíz.

Por ello, “la biotecnología es el amigo más viable para impulsar el agro mexicano, por lo que se requiere impulsar una industria de biofertilizantes, los cuales no dañan el medio ambiente y resultan más económicos”.

Al aplicar materiales orgánicos al suelo, se promueve el crecimiento de raíces y la absorción de nutrimentos elevando el rendimiento, ya que la diversidad de la microflora en o alrededor de las raíces en estos cultivos propicia y aumenta la disminución de enfermedades en las plantas, por la presencia de microorganismos benéficos.

Este abono agrícola es la mejor opción para la sostenibilidad del recurso suelo, permite incrementar la producción y obtención de alimentos orgánicos de alta calidad nutritiva sin usar insumos de tipo comercial. Los productos obtenidos bajo este sistema de agricultura, registran un sobreprecio por su mejor calidad nutritiva e inexistencia de contaminantes nocivos para la salud.

Es necesario que el Ejecutivo federal promueva su uso, mediante programas de información en el sector agrícola para su manejo, esquemas de capacitación a empresas y campesinos para que los utilicen con procedimientos científicos y una producción adecuada para competir en el mercado nacional, sin sobrecargar la tierra con productos químicos.

Es necesario también, incentivar la capacitación técnica continua y permanente entre agricultores para el uso de material orgánico e intensificar la producción, mediante la difusión de beneficios y bajos costos, concluyó.