Por: Redacción/

Contrario al estancamiento que ha provocado la actual administración priísta, los diputados del GPPRD reiteraron su compromiso de legislar para reactivar el crecimiento económico del país y redistribuir la riqueza de manera equitativa a través de las vías legales pertinentes, como la recaudación fiscal a los sectores de mayor ingreso, el aumento de la inversión pública y una mayor retribución salarial a los trabajadores.

Rechazaron cualquier pretensión de generalizar el Impuesto al Valor agregado (IVA) a los productos básicos como vía para que la hacienda pública tenga mayores ingresos y, por el contrario, se pronunciaron por aplicar medidas que impliquen menor acaparamiento de la renta nacional en manos de los deciles más altos de la población y su asignación a los menos favorecidos de la sociedad.

Durante la mesa de trabajo “Panorama Económico 2018” de su Reunión Plenaria previo al inicio del último periodo de sesiones ordinarias de la actual Legislatura, los diputados federales Francisco Martínez Neri, coordinador del GPPRD; Jesús Zambrano Grijalva, vicecoordinador; Cristina Gaytán Hernández, Coordinadora de Comunicación Social, y José Antonio Estefan Garfias, moderador de la mesa, así como Cecilia Soto González y Xavier Nava Palacios, coincidieron con el economista Enrique Provencio Durazo en que se debe de impulsar la inversión productiva para sacar al país de la mediocridad en que se encuentra.

Al respecto, el diputado José Antonio Estefan Garfias lamentó que solo dos proyectos (la construcción del nuevo aeropuerto y del tren interurbano en el Estado de México, ambos en esa entidad) acaparen más del 50 por ciento de la inversión pública nacional, mientras el resto de entidades de la Federación siguen estancadas, en particular las del sur y sureste de la República.

Oaxaca, por ejemplo, ni siquiera una autopista de cuatro carriles puede tener desde hace varias décadas, lo que implica un “cuello de botella” para su producción y distribución económica.

Provencio Durazo advirtió que con el actual nivel de inversión pública difícilmente se reactivará la economía nacional. Señaló que la confianza económica está 30 por ciento por debajo desde hace 15 años, por lo que la sensación es que la economía no mejorará ni en 2018 y ni en 2019 bajo los actuales parámetros.

La tendencia mediocre continuará y las consecuencias serán muy negativas si la conducción sigue como hasta ahora, advirtió el economista y presidente Ejecutivo del Consejo Económico y Social de la Ciudad de México.

Agregó que el país está en el peor momento, pues está en la paradoja de no salir de la crisis ni entrar al auge, pero con el agravante de que la situación tiende a pésima en un escenario a 60 años por la inseguridad pública, la incertidumbre respecto a la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y su incidencia sobre la economía mexicana.

Prueba de ello es que el país no crece ni a la mitad de lo pronosticado para el sexenio priista de Enrique Peña Nieto; la inflación, las tasas de interés y el precio del dólar siguen a la alza; la inversión extranjera se mantienen en niveles bajos, y el poder adquisitivo continúa a la baja, tal como lo evidencian datos del Coneval.

Ante este escenario, dijo: “Hay una estimación muy rigurosa de que bastaría con transferir cinco por ciento del ingreso de los deciles más altos a los cuatro primeros para mejorar el índice de distribución del ingreso”.

Precisó que esto se puede hacer a través de impuestos y una transferencia asociada a un ingreso básico universal, con lo que se eliminaría la pobreza extrema.

Provencio Durazo señaló que, bajo el actual modelo económico y a pesar del incremento del salario mínimo, el poder adquisitivo se redujo, de modo que el costo de la canasta básica aumentó casi el doble respecto a los salarios, por lo que también urgió a estabilizar los precios y conseguir un equilibrio que no recargue en los trabajadores el costo de la inflación.

Coincidió con el GPPRD en que se deben adoptar medidas respecto a la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami), toda vez que no ha contribuido a mejorar la situación de los trabajadores, sino todo lo contrario.

“La Consami es el mejor ejemplo del viejo régimen, no está integrada por quienes deberían. El modelo a seguir sería una mezcla entre representaciones de trabajadores, empresariales e investigadores autónomos, pero con control político del Ejecutivo y el Legislativo”, puntualizó.