Por. Redacción/

Académicos del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM colaboran en el rescate de pinturas murales en conjuntos conventuales del siglo XVI, ubicados en la ruta de los volcanes, inscritos en la lista de patrimonio mundial de la Unesco y afectados por el sismo del 19 de septiembre pasado (y sus réplicas).

Concluidas las primeras tareas de rescate y ayuda a la población, el IIE llevó a cabo brigadas de salvamento del patrimonio histórico, tarea en la que participaron estudiantes de las facultades de Arquitectura y de Filosofía y Letras, en conjunto con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Como parte de esas actividades, el IIE planteó el “Proyecto de Rescate de la Pintura Mural en los Conjuntos Conventuales de la Ruta de los Volcanes” para resguardar, catalogar e investigar las obras colapsadas y fragmentadas en 10 estructuras arquitectónicas.

Los universitarios iniciaron el rescate en dos monumentos: San Juan Bautista Tlayacapan y San Guillermo Totolapan, los más afectados a nivel de pintura mural y bienes muebles. Hasta ahora, y tras dos temporadas de trabajo in situ, concluyó el almacenamiento, catalogación y registro de la pintura en Tlayacapan.

Renato González Mello y Elsa Arroyo, director y académica del IIE, así como Liliana Giorguli, coordinadora nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH, resaltaron que los daños por los sismos fueron gigantescos, en particular en Morelos.

Elsa Arroyo, coordinadora del proyecto, indicó que en Totolapan el reto es mayor y tomará otro periodo de trabajo en campo: sesiones extensas de labor directa con los materiales para almacenarlos en condiciones estables.

La especialista expuso que sigue una lista preliminar de 10 monumentos, en los que las huellas de sismos anteriores se manifiestan en faltantes de trozos de murales, lo que ha derivado en la interrupción de programas de mantenimiento promovidos por la Unesco. Por ello, el IIE propuso un manual de procedimientos específicos para el rescate, conservación y salvaguarda de la pintura mural en casos de desastre.

“Los temblores continuarán y los monumentos seguirán siendo impactados, pero nos podemos anticipar con un manual que permita trabajar de manera eficaz. No sólo hay que esperar a atender la emergencia, sino estar preparados y ser previsorios”, puntualizó.

Renato González consideró que este momento es delicado, pues hay alrededor de dos mil edificios que sufrieron daños, la mayoría de uso religioso, y es necesario ponerlos a salvo porque se avecina la temporada de lluvias.

Hay mil restauradores de bienes muebles con cédula profesional, pero el doble de inmuebles afectados; ésa es la dimensión del problema. Además, acotó, “la restauración hecha de manera responsable requiere tiempos prolongados”.

Giorguli destacó que los trabajos tomarán muchos años. Para 2021, en la mejor de las expectativas, se podrá haber atendido todo el patrimonio cultural dañado. Tan solo en Morelos, ejemplificó, hay 63 inmuebles con daño en pintura mural; de ellos, alrededor del 30 por ciento son severos, otro 30 moderado, y un porcentaje similar, menores.

Dada la magnitud de afectación “es indispensable la colaboración con la UNAM. Por ello, es importante el proyecto que presentó el Instituto de Investigaciones Estéticas al INAH, para contribuir al rescate de los fragmentos de pintura mural desprendidos en inmuebles conventuales de las laderas del Popocatépetl”, concluyó.