Por. Redacción/

Con el fin de dotar a la Ciudad de México, tanto de una infraestructura verde como de una visión de rescate y regeneración de cuenca para el tratamiento de agua de un río, investigadores y alumnos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el gobierno capitalino, la Agencia de Gestión Urbana y otros organismos diseñaron y construyeron el Parque Lineal Viaducto Ecoducto.

Esta obra, única en su tipo en la capital para el disfrute de la población y la mejora del medio ambiente, ha representado una inversión de 90 millones de pesos y abarca cuatro tramos entre la calle Unión y las avenidas División del Norte, Insurgentes, Coyoacán, Medellín y Monterrey.

El proceso de construcción inició en julio de 2017 y han sido concluidos los dos primeros trechos de un total de 1.6 kilómetros de la estructura que contará con elementos de recreación de la zona lacustre.

El ecoducto comprende un sistema que extrae parte de la corriente de aguas negras que se encuentra entubada y mediante un tratamiento con biodigestores y humedales artificiales son recreados apantles y un parque lineal de fomento de la biodiversidad con jardines de lluvia, vegetación de tipo aromático, un museo de plantas acuáticas, un área chinampera y espacios recreativos.

El doctor Alejandro Federico Alva Martínez, investigador de la Unidad Iztapalapa, expuso que la propuesta surgió como parte del vínculo con la Red de Cuerpos de Agua de la Ciudad de México y la Unidad Xochimilco, debido a que alumnos estudiaban los lagos Aragón, Chapultepec, Zumpango y Xochimilco.

“Tuvimos muchas experiencias de trabajo hasta que Arnold Ricalde, del movimiento Cuatro al cubo, nos instó a diseñar una infraestructura especial que posibilitara recuperar el Viaducto Río de la Piedad”, lo que implicó una labor de grupo multi y transdisciplinar.

La UAM cuenta “con el conocimiento para construir humedales artificiales, por lo que unimos esfuerzos con egresados e integrantes de universidades públicas y privadas” para desarrollar el proyecto, refirió en entrevista el académico del Departamento de Hidrobiología y creador de los trazos originales, en tanto que Héctor Faustino Ramírez, doctorante del Posgrado en Ciencias Biológicas y de la Salud de la citada sede académica, elaboró uno de los planes base como parte de su tesis de grado.

Aun cuando la historia lacustre del país derivó –por desgracia– en canales pequeños entubados, el uso de tecnología verde permite recuperar y aprovechar esos espacios para revertir una “situación de insustentabilidad hídrica” caracterizada por la importación del vital líquido de los mantos acuíferos para exportarlo sucio a otros efluentes, entre otras prácticas, lamentó la maestra María de Jesús Márquez Dorantes.

La coordinadora internacional de la citada Red señaló que el proyecto hará viable el tratamiento de 30 metros cúbicos diarios –algo que de otro modo implicaría una inversión anual de unos 250 mil pesos– la captura de 41 toneladas de carbono; la mitigación de las islas de calor y polvaredas, así como servicios ambientales hasta ahora inexistentes.

“Si observamos el mapeo de ecosistemas considerando el tipo de suelo obtendremos un área estéril amplia y, de acuerdo con las proyecciones, la construcción habilitará más de 30 mil metros cúbicos de superficie fértil”.

Las especies endémicas extraídas serán reubicadas: algunos ejemplares han sido donados por el Parque Ecológico de Xochimilco y para el fomento de programas de investigación están previstas acciones de mantenimiento y cuidado mediante biomanipulación, a cargo de alumnos de licenciaturas que realizarán prácticas profesionales y trabajo de servicio social en el sitio.

La maestra Juana Macedo, especialista en sostenibilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México, agregó que la infraestructura tendrá fines educativos para “que las personas vuelvan a tener contacto con el agua y estén conscientes de que el recurso no está ahí, algo que olvidamos hasta que sufrimos inundaciones”.

Esta es una parte mínima del plan que debiera implementarse a nivel intersectorial para conformar un espacio sostenible e incluyente, pero “olvidamos la naturaleza y nos limitamos a entubarla, como el sistema Cutzamala, que es un logro de la ingeniería y, no obstante, implica altos costos medioambientales, financieros y sociales”.

Margarito Martín Vázquez del Carmen, encargado del esquema hidráulico del parque y del estudio hidrológico, apuntó que se trata de un cárcamo de rebombeo para extraer el fluido transportado por tubos del ducto de dos metros de diámetro y que se canaliza hacia un tanque desarenador que luego lo redirige a un sistema de biodigestores hasta conducirlo a los humedales.

La trayectoria suma unos 800 metros lineales de tratamiento, aprovechando caídas naturales y desniveles para utilizar menos energía, lo que produce un mecanismo eficiente y de bajo consumo eléctrico, además de que las bombas están automatizadas de acuerdo con periodos de arranque determinados, por lo que biológicamente los microorganismos pueden efectuar su misión, relató el ingeniero civil por el Instituto Politécnico Nacional.

La Licenciada María Antonieta Peregrina, directora de Cuatro al Cubo, ha apoyado el proyecto universitario surgido hace cinco años durante un picnic, convocado en la avenida Viaducto con el propósito de evocar el espíritu del río de la Piedad que corría antes de ser entubado, en 1942.

El ecoducto constituye una plataforma cuyos ejes son movilidad, espacio público y consumo responsable, a partir de los cuales alienta una visión de regeneración de cuencas y el sentido de comunidad, localidad o región mediante hábitos, infraestructuras, presupuestos y leyes.

Las tareas están enfocadas en la vinculación de los sectores académico, social y gubernamental para construir un espacio de paso de fauna que conserva una masa arbórea, como son conocidas estas áreas, concluyó Peregrina.