Por: Redacción/

El libro Migración 2.0 contribuye a construir una reflexión social que permita comprender el fenómeno de los flujos de poblaciones, desde una perspectiva de la vida cotidiana y la hibridación cultural abierta a múltiples lecturas, afirmó el maestro Francisco Mata Rosas.

A partir de una convocatoria en Facebook se recibieron alrededor de tres mil imágenes, de las cuales fueron seleccionadas 100 fotografías de 50 autores que ofrecen una narrativa particular del tema.

El Coordinador General de Difusión de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) señaló que la interpretación libre es necesaria e importante porque la comunicación, el arte y la fotografía generan un diálogo, que en el caso de esta publicación se da mediante una serie de ideas, confrontadas con las del espectador para dar lugar a una perorata intelectual.

“Cuando entendemos la fotografía o el arte solamente como un acto de contemplación, se pierde en gran medida el potencial de la imagen como herramienta de comunicación” y “no se diga el arte, como provocador y transgresor. Me gusta que el lector forme parte del contenido”.

En la actualidad la imagen se ha convertido en un elemento de comunicación cotidiana y algunos de sus mensajes se entienden mucho más a través de iconografías, que los más jóvenes están acostumbrados a consumir, expresándose a través de ellas.

El trabajo docente y de investigación no tiene sentido si no se vincula a los procesos sociales, los actores y sus contextos, por ejemplo, la era de Donald Trump, presidente de Estados Unidos, pone en tensión el tema de la migración al crear barreras a los movimientos migratorios, por lo que es preciso construir otro esquema de acercamiento a fenómenos complicados que requieren soluciones también complejas.

La doctora Alejandra Osorio Olave, académica de la Unidad Cuajimalpa de la UAM, expuso que emigrar, como demuestra este libro, es un proceso en negociación y mediación constantes, es decir, una puja de poderes simbólicos que llevan al migrante a vivir en los límites de la sociedad que lo acoge o lo repele.

Las estadísticas advierten que la principal causa de emigración es la búsqueda de trabajo y, la segunda, la intención de reunirse con algún familiar, por lo tanto, constituye una pérdida, pero también es un sueño, si se considera que las remesas significaron en 2016 2.7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en México, equivalente a 28,500 millones de dólares.

Ese mismo año las remesas mundiales ascendieron a 445,000 millones de dólares, lo cual representa que los migrantes sostienen buena parte de la economía de muchos países, entre ellos Haití, donde aportan 24.7 por ciento del PIB, o de Honduras y El Salvador, donde constituyen 18 por ciento.

La coordinadora del Grupo Estudios de la Imagen, el Sonido y la Cultura señaló que si se considera que en 1950 los hispanos hablantes “conformaban uno por ciento de la población y que para 2017 ya eran 17 por ciento, con una proyección al 2050 de ser 24.5 por ciento de la población total” de Estados Unidos, se puede dar cuenta de la magnitud de este fenómeno.

El doctor Antonio Zirión Pérez, jefe del Departamento de Antropología de la Unidad Iztapalapa de la UAM, comentó que muchas voces argumentan en favor de la desaparición de las fronteras, señalando las arbitrariedades, las desigualdades y la violencia que han generado en el mapa geopolítico del mundo contemporáneo.

Pero aún tienen sentido y en el fondo es absolutamente inevitable la existencia de las fronteras, no como muros que separan naciones, sino como entidades con una significación más profunda y primordial.

Para ello es importante “cambiar la noción de frontera, dejar de concebirla como barrera sólida y definida que divide territorios, y pensarla mejor como trazos maleables, membranas permeables, líneas difusas, contornos porosos u orillas desbordadas”.

Las leyes y las reglas sólo existen y tienen sentido para prever su propia violación, de igual modo las fronteras sólo existen y tienen sentido para ser cruzadas, traspasadas, legal o ilegalmente, formal o informalmente, consciente o inconscientemente.

Desde una perspectiva antropológica, “la imagen tiene el enorme potencial de ser como un Caballo de Troya para atravesar fronteras entre nosotros y los otros, y servir como vehículo de experiencias y conocimientos intelectuales, como un canal para los intercambios simbólicos”.