En el espacio dedicado a la producción del pintor cada determinado tiempo se renueva la exhibición; el segundo ofrece la posibilidad de que el público se confronte con lo que se crea visualmente hoy día en el plano internacional

Por: Redacción

El Museo Tamayo Arte Contemporáneo cuenta desde junio de 2016 con áreas de exhibición permanentes en las que se presenta la obra creada por el artista durante más de 60 años en la Sala Rufino Tamayo, y la Sala Colección Tamayo con las piezas de arte que el pintor reunió junto con su esposa Olga, esfuerzo que tras su muerte, le dieron continuidad instancias públicas y privadas y que agrupa más de 600 obras que abarcan distintas técnicas, temáticas y discursos del arte contemporáneo.

El objetivo de las salas y de la colección, que abarcan 3 mil metros del espacio del recinto ubicado en el Bosque de Chapultepec, es permitir que el público tenga acceso a la obra de Tamayo y haga por sí mismo una lectura de ésta, explica Juan Carlos Pereda, subdirector de Colecciones del recinto.

El experto en la obra de Rufino Tamayo (Oaxaca, Oaxaca, 25 de agosto, 1899 – Ciudad de México, 24 de junio, 1991) refirió que era necesario difundir su obra, por ello estas salas ahora son dedicadas al artista. Cabe señalar que de su apertura en junio de 2016 a la fecha, se ha cambiado la obra exhibida”.

Sala Rufino Tamayo

Las obras expuestas revelan los alcances técnicos y conceptuales que Rufino Tamayo desarrolló entre 1925 y 1991 en la pintura, el dibujo y la gráfica. En ella se puede observar cerca de 50 piezas abarcando los periodos de cuando vivió en Nueva York y París.

“Hemos tenido cuidado de hacer una síntesis de toda la trayectoria del pintor. La propuesta es que se haga un recorrido a través de pocas obras y piezas muy significativas, en las que se ve su visión renovadora sobre temas clásicos de la pintura como el retrato, la naturaleza muerta y el paisaje”, explicó Juan Carlos Pereda.

El también curador expuso que para la apertura de la sala se “echó mano” de todo lo que había en el entorno. “Buscamos piezas en colecciones privadas que nos pudieran dar buen resultado, por lo que en un principio exhibimos piezas extraordinarias como Nueva York desde la terraza (1937) y El fonógrafo (1925), que nos prestaron por breve tiempo, y otras que ya estaban comprometidas para las muestras México 1900 – 1950. Diego Rivera, Frida Kahlo, José Clemente Orozco y las vanguardias, en el Grand Palais de París, y Pinta la Revolución. Arte moderno mexicano 1910-1950, en Filadelfia, Estados Unidos.

Juan Carlos Pereda comentó que la intención de la Sala Rufino Tamayo no es presentar las mismas piezas, por lo que la obra expuesta varia con el fin de que el público tenga un interés en acercarse a circular por las salas. “Tenemos un público que nos hace favor de visitarnos con cierta frecuencia, para ellos y el público en general, es que irán cambiado los contenidos de la sala”.

Informó que actualmente se exponen obras que por primera vez se ven en México como es Nocturno de París (1968), “un cuadro oscuro sumamente interesante con el que Tamayo se da cuenta que necesita regresar a México para recuperar su color”.

Agregó que en la parte dedicada a la pintura, en la que se pueden ver 14 obras, se buscó hubiera el diálogo que el pintor mexicano estableció con Picasso y con las vanguardias internacionales de aquel momento.

Actualmente se pueden ver Sandias (1968), Dos mujeres (1981), y Mujeres (1971), pertenecientes a la colección del museo, así como piezas de colecciones privadas como Caracoles (1929), Aviación (1938), Constelación (1958), Niños jugando (1958) y del Museo de Arte Moderno como Paisaje con rocas (1925), y Autorretrato (1946-1947).

“Es interesante ver en cuadros como Nocturno de París, como incursionó en una modalidad ‘colorística’ sofisticada, muy de vanguardia. Pintó negro sobre negro, negro con gris, negro con azul, una gama de negros que son transparentes, negros tirando al verde, al sepia, al azul, que sólo viendo el cuadro se pueden entender”.

El subdirector de Colecciones del Museo Tamayo agregó que con las piezas que actualmente se exhiben en la Sala Rufino Tamayo, la intención es que el público se pueda acercar a una faceta poco vista del artista. “Las piezas hay que verlas personalmente para encontrar la dimensión tiempo-espacio que hay en cada cuadro. En algunas obras hay una inclusión de color, esa fascinación que puede producir en el espectador esa paleta de color tan rica y compleja que logró con los rojos, los sepias, los grises, que lo ha consagrado como uno de los grandes coloristas”.

La Sala Rufino Tamayo también reúne dibujos, acuarelas y gouches, los cuales expresan con nitidez lo meditado, lo fragmentario, el proceso y la no inmovilidad del resultado. “Estas piezas calculamos se expondrán hasta abril, luego tendremos que modificar el guión del montaje y presentar otra obra de Tamayo”.

Colección Museo Tamayo

En el espacio dedicado a este acervo se pueden apreciar cerca de 40 obras, entre pintura, escultura, video, fotografía, intervenciones e instalaciones, que exhiben los trabajos más vanguardistas del arte contemporáneo nacional e internacional, y que forman parte del acervo del recinto compuesto por más de 600 obras que abarcan distintas técnicas, temáticas y discursos.

En esta exposición el público encontrará piezas como Muro bleado (2009) de la sinaloense Teresa Margolles, Mujer atacada por peces (1979) del oaxaqueño Francisco Toledo, Sueño y mentira de Franco I y II de Pablo Picasso, Sky Wall (1974) de la rusa Louise Nevelson y The Corridor (1976) del estadounidense George Segal.

“Rufino Tamayo donó para la creación del Museo Tamayo Arte Contemporáneo una colección de arte contemporáneo internacional. Peinture (1927) del pintor y escultor Joan Miró, es la obra más antigua de la colección. Con esa inicia el guión museográfico que desplegamos actualmente. La colección ha ido creciendo para no perder su vocación de dar noticia sobre el desarrollo del arte moderno y contemporáneo.

“La Fundación Tamayo, el INBA y el programa Pago en Especie nos han permitido seguir integrando obras referentes del arte contemporáneo internacional para seguir con esta vocación que Tamayo le dio a la institución que creó”, precisó Juan Carlos Pereda.

Con la exhibición de esta colección se busca que el Museo sea un lugar de diálogo, de estudio, de gozo, de ver no sólo obra de Tamayo, sino de confrontarnos con el arte contemporáneo internacional actual.

“Estas pequeñas instalaciones, piezas complejas que hay que entender, ver y que no muchas veces son gratas, nos invitan a reflexionar sobre nuestro tiempo. Eso es lo que Tamayo buscó con la creación de este Museo, hacer un lugar no sólo de disfrute y estudio, sino también de reflexión, pensamiento y confrontación.

El Museo Tamayo Arte Contemporáneo se ubica en Paseo de la Reforma No. 51, esquina con Calzada Gandhi, Bosque de Chapultepec, colonia Chapultepec Polanco. Horario: martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas. Entrada general: $62. Entrada libre a niños menores de 12 años y estudiantes, maestros y adultos mayores con credencial vigente. Los domingos la entrada es libre.